Economía
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El precio pasó de 6 mil 200 pesos a 7 mil; grandes empresas alteran el mercado: UNIMT

La tonelada de maíz se encareció 13% en dos meses por el retiro de subsidios

Señala De la Torre que el costo de la tortilla se mantiene por los apoyos del programa Promasa

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Planta de nixtamal en el municipio de Nopaluca, PueblaFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de noviembre de 2009, p. 21

Debido a que las grandes empresas harineras pretenden que el gobierno federal les restituya el millonario subsidio que les otorgó a raíz de la crisis de la tortilla, el precio de la tonelada de maíz se incrementó 13 por ciento en los pasados dos meses, aseguró Antonio de la Torre, presidente de la Unión Nacional de Industriales de la Masa y la Tortilla (UNIMT).

Precisó que antes de septiembre de este año, el precio de la tonelada de maíz era de 6 mil 200 pesos pero subió a 7 mil pesos en octubre, un aumento de 800 pesos en tan sólo un bimestre y el mayor del año.

Consideró que el aumento obedece a que las grandes empresas del sector pretenden compensar los subsidios que ya no reciben y que ascendieron a 4 mil millones de pesos en 2008 y 2007 –mil 450 pesos por tonelada de maíz–, cuando la tortilla se encareció en más de 40 por ciento. Las grandes harineras, dijo, alteran el mercado del maíz y la tortilla al tratar de presionar a las autoridades para que les restablezca los apoyos económicos.

Descarta desabasto del grano

Sin embargo, el dirigente de UNIMT puntualizó que la tortilla no ha aumentado de precio en el país, aun cuando prevalecen precios diferenciados que oscilan entre los 8 y los 14 pesos por kilo, gracias a que desde hace dos meses comenzaron a fluir los recursos del programa Promasa de la Secretaría de Economía (SE) para apoyar a los pequeños productores de masa y tortilla que, por su número, tienen mayor influencia en el mercado.

De la Torre también descartó que el aumento de las importaciones de maíz signifique que la cosecha del grano resultará insuficiente para el consumo nacional y aclaró que existen reservas suficientes de la producción de Sinaloa, a las que se sumará la cosecha del Bajío y Durango.

En todo caso, consideró que las importaciones serán de maíz amarillo, destinado al sector pecuario. Incluso dijo que los ganaderos tienen reservas de maíz blanco, por lo que para evitar una situación de escasez, acaparamiento o encarecimiento del grano, es conveniente darles el maíz amarillo para que liberen el de consumo humano.

De la Torre demandó que la SE extienda el plazo de inscripción a Promasa, que concluye este 30 de noviembre, para que mayor número de productores puedan beneficiarse de los subsidios de entre 900 y mil 800 pesos por tonelada de maíz producida, aplicados de manera retroactiva a enero de este año.

Incluso denunció que productores de la zona centro del país –Distrito Federal, estado de México, Morelos e Hidalgo–, en la zona de influencia de la Luz y Fuerza del Centro (LFC) no han podido tramitar la solicitud de subsidio debido a que no cuentan con el recibo de luz correspondiente por el cierre de la compañía, uno de los documentos establecido como requisito por la SE para otorgar el apoyo.

Ese es el principal obstáculo que tienen los compañeros para inscribirse y no depende de nosotros, hagamos lo que hagamos, porque se suspendió la emisión de recibos de luz y apenas comenzaron a repartirlos de nuevo, pero el plazo para Promasa termina este mes, puntualizó el dirigente de la UNIMT, organización que asegura tener presencia en 14 estados.

En el país existen unas 60 mil tortillerías, pero el dirigente calculó que cuando mucho 6 mil molineros o productores de masa y tortilla serán beneficiados con dicho programa, cuya derrama presupuestal para este año está calculada en 300 millones de pesos.

Si bien puede considerarse que el número de beneficiarios es muy limitado, aseguró que tiene un efecto multiplicador, sobre todo en las pequeñas comunidades, porque las tortillerías que reciben el subsidio no se ven forzadas a aumentar precios y ello representa un control para el mercado, pero también un incentivo para que los productores que trabajan en la informalidad se regularicen.