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Apunta que deberá ser recordado como un año en que hubo un punto de inflexión

Cambios pacíficos con intensidad revolucionaria en 2010: Calderón

Demanda abrir espacio de debate sobre la historia nacional sin mitos, prejuicios ni exclusiones

Oportunidad de erradicar un sistema de privilegios que no atiende al beneficio social: SG

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El presidente Felipe Calderón encabezó en Los Pinos la ceremonia por el 99 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana. En primer plano, el historiador Friedrich Katz, quien fue galardonado en ese actoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de noviembre de 2009, p. 3

El año 2010 debe ser escenario del cambio, de transformaciones pacíficas, pero tan profundas que tengan la misma intensidad de una revolución. Con ello el país se consolidará como una nación democrática y equitativa, afirmó el presidente Felipe Calderón Hinojosa. Debemos cambiar lo que haya que cambiar y hasta donde sea necesario, con tal de que los ciudadanos tengan mayores oportunidades y hagan realidad sus anhelos, abundó.

A su vez, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, advirtió que los mexicanos tenemos la oportunidad de erradicar un sistema de privilegios que no atiende al beneficio social.

También en referencia a los cambios que se pueden impulsar a partir de las conmemoraciones el próximo año del centenario de la Revolución Mexicana y el bicentenario de la Independencia, el responsable de la política interior planteó que esas transformaciones deben efectuarse desde la participación democrática, y no desde la violencia, y a través de un marco institucional que busca fortalecerse constantemente, en vez de adecuarse a la voluntad de intereses particulares.

Las declaraciones se dieron en la ceremonia oficial por el 99 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, efectuada en esta ocasión en la residencia oficial de Los Pinos, donde Calderón Hinojosa fue insistente en la necesidad de mejorar el país.

Desarrollo y progreso

Por eso 2010 tendrá que ser recordado como el año de la historia de México en el cual hubo un punto de inflexión, de transformación, insistió.

Tendrá que ser, agregó, el año que coloque a la nación en una trayectoria distinta de desarrollo y de progreso.

Se quedará como el periodo en el que se dio un impulso que permitió superar las sinergias, vencer las resistencias que impedían lograr un México próspero, que desde hace décadas, desde hace siglos está llamado a ser.

Ante los historiadores y antropólogos Jaime Olveda, Andrés Lira, Friedrich Katz, Roger Bartra y Alicia Olivera, quienes recibieron premios a su trayectoria en investigación histórica sobre las revoluciones de México, el michoacano convocó a que en la celebración también exista un espacio de diálogo y discusión sobre la historia nacional sin mitos, prejuicios ni exclusiones.

Hagamos una reflexión sobre la lucha por nuestra libertad y hagámoslo sobre la fortaleza de la libertad ya conquistada.

Advirtió que ante el desafío de generar empleos y prosperidad y de que la economía crezca como la nación puede y merece, se requieren cambios pacíficos, pero tan profundos que tengan la intensidad misma de una revolución en su propio campo.

Subrayó que la celebración del Año de la Patria significa mantener vigente el espíritu de transformación que anidó en cada uno de los revolucionarios para hacer avanzar a México.

En el primero de tres actos con los que el gobierno federal recordó la gesta encabezada por Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Venustiano Carranza, entre otros, el secretario de Gobernación hizo una remembranza de los acontecimientos iniciados el 20 de noviembre de 1910 en contra de la desigualdad. No había un espacio de participación desde la disidencia ni se defendían las libertades fundamentales, entre ellas la de conciencia, indicó.

En aquel momento, añadió, probablemente la única forma de lograr una transformación profunda de la realidad era el movimiento armado. Ahora, en cambio, podemos plantear caminos para acercarnos a los anhelos sociales a partir del debate comprometido, no mediante la imposición arbitraria.

Para lograrlo, agregó, no basta con reformar la instituciones formales; también se deben modificar las prácticas cotidianas, los prejuicios inamovibles y la negligencia irresponsable.

Al acto –efectuado en la explanada Francisco I. Madero– asistieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia; los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Carlos Navarrete y Francisco Ramírez Acuña; el consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés; el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez; el recién designado presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia; y la presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, Jacqueline Peschard, entre otros.

Como parte de la celebración, Calderón canceló el timbre postal Umbral del centenario de la Revolución Mexicana y entregó los premios a los historiadores, así como al Archivo General de Puebla, por su labor en la preservación de documentos que conforman el legado histórico. Luego aseguró que sí hay motivos para celebrar esa etapa de la historia nacional.

También como parte de la conmemoración se debe propiciar un espacio de análisis sobre la historia de la nación en un ámbito de pluralidad y democracia que no existía a principios del siglo pasado, aseveró.

Celebrar también significa, apuntó, discutir sobre la riqueza de la historia del país, la cual no ha sido, afortunadamente, ni de ángeles ni de demonios, sino de mujeres y hombres con virtudes, defectos y grandes ideales.

Luego advirtió que no cumpliremos nuestro deber como buenos mexicanos simplemente denunciando lo malo. Es imprescindible obligación poner ejemplo de lo bueno.