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La artista presenta la muestra Éxodos en la Plaza Juárez, frente a la cancillería

Helen Escobedo sensibiliza ante el drama de la migración, comenta Raquel Tibol

Ojalá pudiera llevar sus 101 figuras a la frontera de Cisjordania, expresa la crítica de arte

Foto
Algunas figuras de Helen Escobedo, elaboradas con retazos de tela, cuya muestra se inauguró anteayerFoto Mónica Mateos
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de octubre de 2009, p. 4

La muestra Éxodos, que Helen Escobedo (DF, 1934) presenta en la Plaza Juárez, frente al edificio de la Secretaría Relaciones Exteriores, es oportuna, pues más que política es pública; tiene una relación fuerte con la historia de México, ahora que hay tanta pachanga absurda sobre el centenario de la Revolución, afirmó la crítica de arte Raquel Tibol durante la mesa redonda Helen y la ciudad.

La charla se llevó a cabo este lunes en el ex templo de Corpus Christi, luego de la inauguración de Éxodos, instalación integrada por 101 figuras femeninas, cubiertas con retazos de tela, con la cabeza inclinada hacia adelante, que en fila india se desplazan por la citada explanada hacia el Museo de la Tolerancia (que está en construcción) y la sede de la cancillería, como si fueran a pedir permiso de entrada o salida, con humor todo esto, explica la artista.

Cuando Tibol vio las primeras fotografías del proyecto, “pensé en una de las monstruosidades del tiempo de Porfirio Díaz, cuando agarraron a los yaquis rebeldes y se los llevaron a Yucatán. Tuvo que venir Carrillo Puerto para empezarlos a devolver a su lugar de origen, porque seguían siendo emigrantes unidos a la lucha de los mayas, su causa era la misma.

“Pero además de las migraciones a Estados Unidos, que son ya un dramático folclor mexicano, una terrible realidad de la falta de oportunidades en el país, las migraciones últimamente abundan con respecto a la fuga de cerebros, en todos los terrenos. Quienes sobresalen en México no tienen oportunidades y se van.

Ese dramatismo que hoy nos ofrece Helen con esta instalación sensibilizará a muchas personas que en la ciudad de México están pasando hambre, que ha venido de los estados aledaños y los más alejados buscando oportunidades de trabajo que no encuentran. Estos migrantes tienen todas esas connotaciones, puntualizó Tibol.

Ciudadana distinguida

En fecha aún por confirmarse, Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, entregará a Escobedo el título de ciudadana distinguida, en el Salón de Cabildos, por su relevancia en el paisaje urbano de la ciudad, pues la artista participó con una obra en la Ruta de la Amistad (realizada en 1968 con motivo de las Olimpiadas) y en el grupo responsable de diseñar el Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria.

Cuando la escultora viajó a las ciudades fronterizas de Tijuana/San Diego, recuerda, le afectó la existencia de tantos migrantes en el mundo. Tras observar cómo las personas hacían todo lo posible por traspasar el muro divisorio, “hice mis tres barcazas imposibles contra el muro. Decía: lo único que tienen que hacer es nadar alrededor de la barda y ya están del otro lado. ‘Pero allá están los barcos patrulleros’, me dijeron. Entonces, les puse cocos a las catapultas inservibles para ‘darles de cocos’, cosa que no les cayó nada en gracia a los estadunidenses. En la revista Newsweek se publicó un artículo muy fuerte en mi contra, pero aquí lo entendieron con el sentido del humor mexicano, que eso nunca me falla”.

No es la primera ocasión que Escobedo presenta una instalación como Éxodos. La primera fue en 1997, en Alemania, donde reside seis meses cada año, pero utilizó paja. La autora recuerda que luego de algunos días el viento deshizo varias piezas, pero llegaron unos bailarines a presentar una coreografía, recogieron a los caídos y los colocaron junto a los que quedaban de pie. Ello me mostró que había grupos familiares, idea que retomé en las siguientes instalaciones.

Casi siempre la artista hace obra efímera y recicla sus materiales. Para recolectar las telas y conformar los personajes de Éxodos, la Secretaría de Cultura del Gobierno del DF distribuyó un cartel entre sus mismos empleados solicitando la donación del material.

Luego, la escultora y sus asistentes hicieron un prototipo que fue enviado a los jóvenes estudiantes del Faro de Oriente, quienes fabricaron el centenar de estructuras de alambre, empotradas en botes de concreto.

Posibilidad de mirar y ser mirados

Para Graciela Schmilchuk, autora del libro Helen Escobedo: pasos en la arena (2001), quien también participó en la mesa redonda, en Éxodos no se hace una representación de un problema económico, político, social y cultural, sino una alusión por medio de una cadena de escenas. Esta referencia poética espera, a su vez, una respuesta emocional, claro, mediante la sorpresa, en aras de una reflexión posterior.

De acuerdo con la investigadora y también curadora de la muestra, Éxodos no es sólo una pieza en el espacio público, que abundan en la ciudad, sino pretende generar espacio público, entendido éste como la posibilidad de todos de escuchar y ser escuchados, mirar y ser mirados; de ser alguien para y con nosotros.

Tibol concluyó su disertación diciendo que ojalá pudiera llevar estas piezas a la frontera de Cisjordania; sería una gran aportación de Helen, porque la migración de los palestinos forzada por los sionistas es uno de los brutales dramas, porque primero vino la expulsión y ahora a los que se han concentrado en sus territorios los bombardean, los matan, no les dejan pasar medicinas.

La mesa, en la que también participó Edgardo Ganado Kim, fue moderada por Samuel Mesinas, director de Peatonal, programa cultural que auspicia la exposición.

Helen Escobedo tendrá exposición retrospectiva en abril de 2010, en el Museo de Arte Moderno, recinto que la artista dirigió durante dos años.