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En Morelia, el francés presentó Hadewijch, filme de amor entre Cristo y una mujer

El cine es el arte del misterio; ciertas películas te pegan a posteriori: Dumont

A González Rubio, mejor largometraje de ficción por Alamar, en el certamen michoacano

Presunto culpable, de Roberto Hernández y Geoffrey Smith, triunfó en mejor cinta documental

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Los cineastas Carlos Reygadas y Bruno Dumont captados en un momento del Festival Internacional de Cine de MoreliaFoto Iván Sánchez/La Jornada Michoacán
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 11 de octubre de 2009, p. 7

“No creo en la religión, pero sí en algunos valores que la contienen. Más bien, creo en la espiritualidad del hombre, en la de los pájaros... La religión ha arrebatado al humano su estado etéreo, el saber quién es y qué hace en la Tierra.

Sólo quiero que le regrese algo de lo que le quitó, es decir, su vida en este planeta, afirmó el cineasta francés Bruno Dumont, quien, en función especial en el contexto del Festival Internacional de Cine de Morelia, mostró Hadewijch, su reciente proyecto, provocadora historia sobre el amor radical entre una joven de clase alta francesa y Cristo.

No soy un ideólogo, sólo hago películas para transmitir ideas: una mirada que quiero sea estética, para su disfrute, indicó Dumont, autor de cintas como La vida de Jesús, o L´humanité, premiadas respectivamente en pasados festivales de Venecia y Cannes.

En Hadewijch se narra la vida de una joven novicia expulsada de un convento por sentir una fe católica extrema; pero más que mostrar una especie de fundamentalismo, la protagonista expresa un amor intenso por el hombre perfecto: Jesucristo.

Creo que el fundamentalismo es la enfermedad en las religiones. En este caso quise mostrar el amor entre una mujer y el hombre perfecto, pero también sobre la dificultad de amar en nuestra vida. Por eso me fui hasta el cielo, para mostrar que hay una oportunidad en la Tierra. Dios es el medio para amar, lo que al final es la confrontación que la mujer tiene consigo misma, expresa Dumont.

El cineasta francés juega con el público: El cine es el arte del misterio, el arte retrospectivo; puede ser que una cinta no te impacte en el momento que la ves, pero uno o dos días después te da un golpe; ésas son las que valen la pena reflexionar. El cine es el espectador, es el juego que se tiene con éste; es la forma de penetrarlo, sin importar los sentimientos. El tema de la religión es la tarta de crema en el cine, explica.

Reygadas traerá Hadewijch

Para el mexicano Carlos Reygadas, director de Batalla en el cielo y quien distribuirá la cinta francesa –que compramos a ciegas por tratarse de alguien como Bruno, dijo–, es un trabajo impresionante. Puede haber a quien no le guste, pero él es objetivo en lo que quiere. Sus cintas, adelantadas a nuestro tiempo, perdurarán. Son obras impresionantes, aunque incomprendidas por ahora.

Reygadas, quien adelantó que también traerá a México –por medio de Mantarraya Producciones– Anticristo, el reciente trabajo del danés Lars von Trier, dice que aunque Hadewijch contenga “fanatismo, choque de religiones, segregación o terrorismo, diferencia de oportunidades en Europa, o hipocresía, es secundaria. Su fuerza no es temática, sino cómo, sutil y poética, se acerca a la realidad.

Es lo que la hace misterio y la eleva a la categoría de arte intangible. Hay un misterio que sólo se puede tocar con sentimientos delante de la razón. Trasciende su tiempo, dijo Reygadas.

Cabe señalar que Hadewijch resultó de una investigación sobre la mística flamenca del siglo XIII. Veo, por medio de mi personaje, todo lo que acontecerá. Quiero decirles que así como en ella ven a una dulce y acelerada mujer obsesionada con su amor por Dios, puedo también presentarle a un desgraciado sin ningún problema o remordimiento, asegura el cineasta galo, quien afirmó que Dios es solamente una historia para niños, a la que no tengo acceso.

Hadewijch no se ha estrenado en Francia aún (probablemente ocurra en noviembre), pero seguramente levantará polémica con la comunidad musulmana, por la manera en que presenta a los otros personajes esenciales: dos hermanos argelinos, uno de ellos con ideas de radicalidad religiosa.

Premios del certamen

Por otro lado, este sábado se dieron a conocer los triunfadores en las secciones del Festival Internacional de Cine de Morelia.

El mejor largometraje de ficción fue Alamar, de Pedro González Rubio; obtuvo 100 mil pesos, una cámara digital y cinco mil pies de cinta para filmar.

En el rubro de mejor largometraje documental, el premio se lo llevó Presunto culpable, de Roberto Hernández y Geoffrey Smith. El galardón al mejor cortometraje de animación fue para ¿Y el agua?, de Dominique Jonard.

En tanto, el mejor cortometraje de ficción fue Señora Pájaro de Véronique Decroux.

Cabe señalar que se otorgó una mención para el mejor documental realizado por una mujer, a La sirena y el buzo, de Mercedes Moncada Rodríguez.

Finalmente, el premio del público se lo llevó Soundtrack for a Revolution película realizada por Dan Sturman y Bill Guttentag.