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La literatura no complementa ni exorciza el quehacer periodístico, expresa a La Jornada

Roberto Ramírez Bravo presentó su primera novela Las pausas concretas
 
Periódico La Jornada
Sábado 12 de septiembre de 2009, p. 4

Para el escritor y periodista guerrerense Roberto Ramírez Bravo, la literatura está muy lejos de representar un complemento, un descanso o un exorcismo de su trabajo en el ámbito periodístico.

Oficio este último que, un tanto de manera fortuita, se ha convertido en su forma de vida durante ya varios años, primero como reportero y posteriormente como coordinador de información en diversos diarios de su estado natal, el más reciente La Jornada Guerrero, donde actualmente labora.

La literatura es un mundo aparte de mi trabajo periodístico, otra faceta; no complementa ni exorciza ese quehacer; tampoco es un descanso, como pudiera pensarse, explica.

“Es una inquietud que vive en mí en un lugar especial, independiente, que procuro mantener como un universo aparte de mis otras actividades. De hecho, para mí fue primero la idea literaria, y si me adentré en el periodismo fue porque descubrí a Gabriel García Márquez y supe que, antes que escritor, había sido periodista.

Luego de una pausa en la literatura, estoy en un momento en que deseo desarrollar la cuestión literaria; he publicado cuatro libros y escribo con intensidad. Siento que regreso a lo que me había planteado como proyecto de vida.

Roberto Ramírez presentó el pasado jueves en la ciudad de México su más reciente libro, Las pausas concretas (Praxis). Se trata de su primera novela, una historia esencialmente de amor narrada desde muchas voces, diferentes perspectivas y tiempos.

El autor alude a la guerrilla guerrense de los años 70 y la actual, en medio de un entramado salpicado de hechos insólitos como la caída de un ovni en un poblado costeño, mujeres poseídas por el demonio y leyendas de chaneques, explica en entrevista.

Antes de ese título, sólo tenía libros y publicaciones de cuento. El paso a la novela ocurrió de manera natural, por una necesidad de adentrarse en narraciones más extensas, comenta.

Quizá mi interés por el relato corto explique porqué esta primera novela sea de tipo fragmentario, pues dentro de ella escribo cuentos cortos o historias que se fragmentan.

Puente literario

“Estoy en una transición del cuento a la novela –dice Roberto Ramírez–. Ahora trabajo en una de largo aliento. Considero que este nuevo libro es un puente literario entre mi quehacer de cuentista y novelista. Eso no significa que abandonaré el relato.”

Según el escritor y periodista, detrás de la escritura de Las pausas concretas hay mucho un espíritu lúdico, aunque también una inclinación por la crítica y la denuncia social.

“Jugué con la novela, me puse a contar situaciones o hechos hasta cierto punto disparatados mezclados con reales. Fue un gusto y una travesura. Esencialmente, se trata de una historia de amor entre la hija de un ex comandante guerrillero y el hijo de un maestro rural de la zona de La Montaña, quienes se relacionan y son perseguidos por el ejército; y toda ésa que es una historia ficticia la contextualizo con el mundo real.

Hablo no sólo de la guerrilla de los años 70, sino de la de ahora, de las persecuciones, asesinatos y matanzas, situación que se vive en estos momentos en Guerrero. Sí existe cierto tono de denuncia, incluyo situaciones reales, las quiero mostrar, pero no es un reportaje. Por eso pongo hechos ficticios y hasta extravagantes como la caída de un ovni en San Marcos (Guerrero).