Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 30 de agosto de 2009 Num: 756

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Bajarlía: el poeta que descendió del futuro
STELLA AVARADO

El amor cuando falla
EPAMINÓNDAS J. GONATÁS

De una acera a la de enfrente
GUILLERMO SAMPERIO

La cosa es la obra
O. HENRY

Confesiones de un humorista
O. HENRY

Tres poetas

Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Naief Yehya
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Vivir en las nubes: internet es la computadora (II Y ÚLTIMA)

NUBES Y SOMBRAS DIGITALES

Llamamos nube computacional a la red de sistemas de información dispersos e independientes en la se pueden realizar la mayoría de tareas de cómputo imaginables: correo electrónico, redes sociales, procesamiento de palabras, juegos, diccionarios, Wikipedia y mucho más. Todo parece indicar que avanzamos vertiginosamente hacia una era en que nos entregaremos por completo a la seducción de esta nube. Para esto Google prepara su sistema operativo Chrome, que promete volver redundante a Windows y al os de Mac al hacer que la computadora, teléfono o dispositivo que usemos para acceder a la web, funcione eficientemente como un navegador o browser. De esa manera no volveremos a preocuparnos por instalar aplicaciones, temer a los virus, contar con copias de respaldo ni actualizar nuestro software. Si el plan de Google funciona, Microsoft, la empresa que provee sistema operativo a más del noventa por ciento de las computadoras del planeta y cuenta con casi medio millón de clientes corporativos, se encontrará en serios problemas. Pero el precio de esta libertad es que buena parte de la música, juegos, programas y libros que adquiriremos en línea, en realidad no nos pertenecerán, y sólo podremos usarlos, jugar con ellos, oírlos o leerlos un determinado número de veces. Este modelo, que ya se aplica en diversos casos, es como un contrato de renta, un permiso provisional para usar productos culturales que no podemos copiar ni compartir. Aparte, si hubiera un desperfecto grave en alguno de los servicios que “guardan” nuestra información o si estas empresas quebraran, sería posible perder irreversiblemente nuestros bienes virtuales. A esto hay que añadir que, entre más información tenemos en la red más grande es nuestra huella digital, es decir que en determinado momento alguien (humano o maquina) puede saber todo acerca de nuestros intereses, gustos, problemas y perversiones, y usar esa información con fines maliciosos.

LA INFRAESTRUCTURA DE LA NUBE


Ilustración de Juan Gabriel Puga

Ahora bien, la vaporosa e insoportable levedad de la metáfora de la nube es antagónica con la realidad de lo que implica este sistema: inmensos almacenes de información distribuidos por el mundo que consumen gigantescas cantidades de energía. Tom Vanderbilt señala que la nube emplea entre el uno y el dos por ciento de la electricidad del planeta, que necesita apabullantes recursos de refrigeración (se requiere aproximadamente el mismo poder eléctrico para hacer funcionar el centro que para enfriarlo), que trabajan las veinticuatro horas de los 365 días del año y se multiplican a una tasa aproximada de 10 mil servidores (un servidor es una computadora o la combinación de hardware y software que tiene por función proveer a clientes servicios, como acceso a archivos, equipo y recursos compartidos en una red computacional) al mes (“Datatecture”, The New York Times Magazine, 14/6/09). Se dice (las empresas evitan hablar del tema) que Microsoft contaba con alrededor de 200 mil servidores y que su nuevo buscador, Bing, ocupa más de 100 mil, mientras que Google tiene por lo menos un centro donde hay 45 mil servidores. Un servicio como Facebook cuenta también con un ejército de centros de datos para almacenar fotos (más de 15 mil millones de ellas), comentarios, archivos, recetas de cocina, videos y todas las cosas extrañas y absurdas que a la gente le gusta compartir en las redes sociales.

LA TRAMPA DE LA NUBE

Richard Stallman, el fundador de la Free Software Foundation y creador del sistema operativo GNU, piensa que la idea de la nube computacional es “una estupidez. Es peor que una estupidez” (The Guardian, 28/09/08), pues la nube puede ser un medio para imponer el uso de ciertas aplicaciones y prohibir otras (un ejemplo es cómo Apple rige los destinos de las aplicaciones del iPhone). El desarrollo de programas se verá indudablemente limitado, ya que habrá corporaciones capaces de dictar criterios y limitar la creatividad de hackers y programadores independientes, como sucede con los autores de aplicaciones para Facebook. Al adoptar el sistema de la nube se limitará el alcance y vitalidad del movimiento de software abierto, y el usuario se verá sometido a programas de propietario, rígidos e impenetrables, impuestos por las más grandes corporaciones: Google, Microsoft y Amazon. De esta manera, el vaporoso sueño de la nube computacional adquiere un tinte de control, dominio y opresión que oscurece su promesa de libertad y universalidad.