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Presentaron la cuarta edición de su obra Criatura de un día, publicada por la UV

Juan Tovar busca dar contexto a su delirio por contar historias, sin interrupción
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 18 de agosto de 2009, p. 5

Jalapa, Ver., 17 agosto. Coleccionista de historias que piensa que no le alcanzará la vida para contarlas, el escritor Juan Tovar ve en el libro Criatura de un día un intento por atrapar esos relatos, sea en cuentos o en novelas, aunque el resultado fue una madeja de historias-anarquía que a la vez revelan los sueños del autor, según dice.

Pero el volumen va más allá y con su cuarta edición, auspiciada por la Universidad Veracruzana (UV), se cierra un círculo de su vida literaria, comenta el creador, y los componentes de la portada lo revelan: él, acompañado de Emilio Carballido, su entrañable maestro, a la sombra de los arboles.

Se cierran mis años de aprendizaje de los maestros que me enseñaron cómo escribir, pues no sé ningún otro oficio, expuso Tovar durante la presentación del libro hace unos días, como parte de los festejos por el 30 aniversario de la fundación del Ágora de Jalapa.

Tovar aclaró que si bien no tiene certificado para el oficio de escribir, no es escritor autodidacta, porque maestros he tenido, enfatizó ante el público y ennumeró a quienes le han compartido el conocimiento de las letras y lo guiaron en las navegaciones de las líneas que como hilos sirven para hilvanar historias y sueños.

Entre ellos aludió a Ignacio Ibarra Basáñez, Luisa Josefina Hernández y al mismo Carballido, de quien recordó: Le interesé como narrador, pero llegó a apreciarme como dramaturgo.

También traductor y guionista, Juan Tovar afirma que no le alcanza el tiempo para coleccionar historias, tampoco para contarlas, y por eso el esfuerzo de producir textos como si fueran pebeteros para quemarlas una a una, o todas a la vez, si eso es posible.

Sigo llenándome de historias que me llegan por doquier y las anoto en un cuaderno para irlas escribiendo muy lenta y laboriosamente, pero se acumulan y se acumulan y temo que no me alcanzará la vida para contarlas, expresó.

Las historias son sueños, y Criatura de un día es, precisamente, un libro de sueños con la arbitrariedad que tienen éstos, porque uno está en una historia pero volteas y ya estás en otra. Así es.

Además, ese libro intenta ser la historia de un escritor que escribe novelas y cuentos, ser esa voz del narrador, el hilo que hilvana los relatos.

Entones son sucesos que intentan aterrizar en el personaje que los sueña, es darle contexto a su delirio y especialmente contar y contar, seguir contando, apostarle a la continuidad sin interrupciones.

Juan Tovar acepta que el texto tiene cuentos, mismos que se transformaron de historias aisladas a capítulos de una gran novela y, entonces, todo deriva en una novela.

Contar todas esas historias a la vez implica escribir de corrido, sin mirar atrás, sin corregir y tiene por efecto dejar salir la voz, que es el hilo de la sarta de fragmentos narrativos, escenas dramáticas, meditaciones y hasta canciones que se van formando y que se conoce simplemente como la novela.

En la novela, aseguró, está la clave, la novela que abarca el sueño y la vigía, la luz y la sombra de esa criatura que se intenta describir, relatar, escudriñar y, lo más difícil, entender.

Publicado en la Colección Ficción de la Editorial de la UV en 1984 y reditado en 1992, 2002 y ahora en 2009, Criatura de un día –según Juan Tovar– es también un libro extraño que nació con una propuesta de subjetivismo radical, creció y creció en cada edición y “ahora ha terminado de crecer.

Es un libro conmemorativo en mi trayectoria narrativa y lo más importante que hoy se puede decir: la criatura, pues, está viva, concluyó.