Teherán, 3 de julio. El Consejo de Guardianes de la revolución islámica iraní anunció este viernes que dos iraníes empleados por la embajada británica en Teherán serán llevados a juicio por haber participado en las protestas poselectorales del mes pasado, instigados por funcionarios de esa legación.

Han hecho confesiones, dijo hoy Ahmad Jannati, titular del órgano estatal, el cual está compuesto por 12 clérigos y juristas que, de acuerdo con la Constitución iraní, pueden vetar leyes emitidas por el parlamento.

Las dos personas que serán juzgadas –cuyos nombres no fueron divulgados– forman parte de un grupo de nueve que fue detenido el pasado 28 de junio, después de haber participado en las manifestaciones de apoyo al candidato Hirhosein Musavi, político que ocupó el cargo de primer ministro en la primera década de la revolución islámica (1980-1990); ahora propone reformas al régimen fundado en 1979.

Los otros siete detenidos fueron liberados en fecha desconocida y no se saben detalles de su situación judicial.

En declaraciones hechas durante la oración del viernes –ceremonia religiosa musulmana–, Jannati reiteró las acusaciones hechas el fin de semana pasado, en el sentido de que la embajada británica alentó a sus empleados a participar en las protestas poselectorales.

Gran Bretaña, país al que los historiadores señalan como promotor de la monarquía derrocada en 1979 por los revolucionarios islámicos, ha negado esta semana las acusaciones de los dirigentes iraníes contra los empleados de la embajada.

En su sermón, Jannati no sólo se refirió a Gran Bretaña, también a otros países de occidente, a los que acusó de estar detrás de las movilizaciones callejeras en Teherán, las cuales fueron reprimidas por la fuerza pública.

Su estupidez no conoce límites. Ellos creen que Irán es como Georgia o Ucrania, donde fácilmente pueden remplazar un gobierno por otro. Su problema es que no conocen al pueblo de Irán, afirmó el titular del Consejo de Guardianes.

En su primera respuesta, el gobierno de Londres dijo estar preocupado, pero más tarde, los 27 países de la Unión Europea acordaron llamar a consultas a sus respectivos embajadores en Teherán, con el propósito de transmitir un mensaje fuerte de desacuerdo por la detención de los nueve empleados.

La UE señaló en un comunicado que exigirá a Irán que libere de forma inmediata y sin ningún cargo a los dos iraníes que están en prisión, cuyo juicio aún no tiene fecha de inicio. El arresto de los empleados es sólo una más de las señales de deterioro de los vínculos con Gran Bretaña.

En junio, antes del conflicto poselectoral, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Manuchehr Mottaki, anunció que Teherán pretendía reducir el nivel de sus relaciones con Londres, después de que los dos gobiernos entraron en un conflicto a causa de la expulsión de funcionarios de sus respectivas embajadas.

En Irán aún se recuerda el hecho de que en 1953, el primer ministro Mohamad Mosadegh, que había nacionalizado la industria petrolera, entonces bajo dominio británico, fue derrocado por un golpe organizado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, con apoyo de Gran Bretaña.