Espectáculos
Ver día anteriorMartes 16 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El concierto en el Foro Sol, feliz encuentro

Ofelia Medina bailó María de los tacvbos

Eres, uno de los momentos más emotivos de la velada en México de 20 años 20 ciudades

Foto
Meme y Joselo durante el concierto en el Foro Sol
 
Periódico La Jornada
Martes 16 de junio de 2009, p. 9

El colofón del cuasi impecable concierto de la gira 20 años, 20 ciudades que Café Tacvba ofreció el sábado por la noche en el Foro Sol se salió del guión, pues los músicos, notoriamente intervenidos por el fervor de los 60 mil fanáticos, estaban felices. Una de las enormes sorpresas llegó cuando Ofelia Medina, luciendo un hermoso traje, reconstruyó el escenario con sus bonitos pasos de baile en la canción María, mientras las pantallas perpetuaban en la pupila y en la corteza cerebral de los fanáticos el cadencioso ir y venir de la también actriz al ejecutar cada copla de la emblemática canción.

Rubén se salió del guión. Eran 36 canciones, pero en realidad sonaron 43. El cóver de la ochentera cursi Cómo te extraño de Leo Dan, que en Café Tacvba resulta un oda amorosa imperecedera, también fue una delicia cuando el minutero del reloj marcaba los primeros momentos del domingo.

Le siguió Encantamiento inútil, que devino hechizo, embrujo, fascinación oportuna para todas aquellas personas que atestiguaron los 7 mil 305 días que hemos vivido con Café Tacvba –claro, contando cuatro años bisiestos–. La banda no escatimó y hasta retó al público a lanzar sus peticiones para complacerlo. Rubén decía: Pero no se oye, no se entiende, ¿qué les parece si les tocamos ésta?, y Meme entonó Eres, en lo que fue uno de los momentos más emotivos de toda la velada. Le antecedieron Quiero ver, Agua, Lento y El espacio.

Con este racimo de canciones atesoradas en la episteme colectiva, Café Tacvba llevó de la mano al público a un viaje en el que demostró que el tiempo no es lineal, sino curvo.

Total, un concierto sin desperdicio, con ida y vuelta, con toda la chilanga banda que se quedó afuera, con toda la chilanga banda dentro, con toda la chilanga banda arriba y detrás del escenario: en las luces, en las consolas, en los efectos visuales, en los que cargan los instrumentos y hasta en los representantes musicales. Concierto de contrastes: rudo con La ingrata, pero a su vez delicado con La chica banda, que fue hilada con El ciclón, y de regreso, otra vez –como se debe–, a La chica banda.