Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 7 de junio de 2009 Num: 744

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La fiesta de la cultura
ROMÁN GUBERN

Tiempo de transición
ALFONSO GUERRA

Joseph Renau: Yo no he esperado, he vivido
ESTHER ANDRADI

Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Angélica Abelleyra

Julia Barco: el video, una manera para entendernos

No es una persona proclive al verbo. Su lenguaje está hecho de imágenes más que de palabras. Y sus videos son un cúmulo de las impresiones que le ofrecen viajes por calles, lanchas, fiestas y templos que le resuenan en el corazón y el cerebro para entender el mundo.

En el trabajo de Julia Barco (1953), esos periplos externos se convierten en recorridos interiores, cada vez más abstractos, donde pretende detonar pequeñas granadas al interior de cada espectador, a la manera en que Juan Carlos Botero estructura en su libro Las semillas del tiempo esas miniestructuras narrativas que Hemingway descubrió en 1923 y luego el colombiano llamó “epifanos”.

Así, de forma corta, fragmentada, cual pestañeo, la videoasta añade algo distinto a nuestra apreciación de un muro divisorio entre ciudades y países, a unas caderas tehuanas en vaivén continuo en el corazón del Istmo, a los atisbos sensuales del espacio doméstico o a recorridos entre parajes llenos de bambú, flores de loto, templos derruidos, un jardín zen y una ceremonia de té.

Viajera constante, se mueve entre el DF, la ciudad de Oaxaca y Colombia, donde desarrolla por igual esa fascinación por la imagen con que creció de niña. Recuerda que en lugar de pulseras o algún juguete como regalo de cumpleaños, prefería una cámara para tomar fotos de su entorno y familia.

Estudió Comunicación en la Universidad de Cornell y la maestría en estudios visuales en el MIT (Massachussetts Institute of Technology), ambos en Estados Unidos. En la década de los ochenta vino a México, hizo su tesis sobre el Istmo y le intrigó la riqueza y diversidad cultural de Oaxaca, en donde hizo trabajo de campo para el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Aquel estado fue un “abre-ojos, abre-mente”, cuando conoció comunidades y costumbres indígenas tan disímbolas como llenas de sabiduría. Además, la experiencia en el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos (también en Oaxaca) le alimentó un sesgo social que amplió con su llegada a Ciudad de México y al establecer además un contacto estrecho con otras ong ligadas al feminismo, a los derechos de las mujeres y en contra de la violencia de género.


Trenzas y sandalias

Dicha labor de difusión y capacitación mediante el video le satisfacía en contenidos sociales y labores didácticas, sin embargo, le frustraba un poco la escasa experimentación con las imágenes.

Su camino se aclaró cuando la tecnología puso en sus manos cámaras de video más modestas en tamaño pero de gran calidad, así como computadoras que le permitían la edición del material de una forma orgánica y rica, para dar sentido (no anecdótico o lineal) a su forma intuitiva de captar fragmentos de “realidad” y conformar otra, la suya, en piezas que se han mostrado en Canadá, España, Ecuador, eu y México, con reconocimiento además a través de becas de las Fundaciones Mac Arthur y Rockefeller.

Una docena de piezas conforman la filmografía principal de Julia Barco: Slow food, maíz nuestro de cada día (donde es un arte producir la masa perfecta para la tortilla perfecta, gracias a los tiempos y ritmos tan alejados de nuestro reloj urbano); Welcome to The Shinkansen (nombre del tren rápido en Japón que le sirve de pretexto para hacer un homenaje a la estética japonesa en ese vaivén de frenesí tecnológico y quietud zen); Checkpoint/Paso (una lectura dual de los muros que dividían antes a Berlín y los que ahora alejan cada vez más a los habitantes de México y Estados Unidos); Frames/Cuadros (anotaciones en forma de diario sobre la persistencia de la visión); Latitudes (recreación sobre los enfrentamientos norte-sur), Chelas y pañuelos (el erotismo y el juego en una fiesta tradicional en Juchitán, Oaxaca) y Gong (lecciones de un viaje a Vietnam), por mencionar algunos.

Ejemplos de ellos pueden verse en la sección de video del Museo de Mujeres Artistas Mexicanas (MUMA) en la página www.museodemujeres.com, donde, junto a las piezas de Barco, hay producciones de Sarah Minter, Lucero González, Neli Ruzic, Ana Santos y Dulce Villasana, entre otras autoras.

Por lo pronto, entre viajes y observaciones atentas, Julia dirigirá su mirada lúdica y lúcida hacia los senderos de la problemática ambiental, tan conectados entre sí y que pueden referirse al llamado calentamiento global, al uso irracional de pesticidas y a la contaminación del agua en general, aspectos alrededor de los cuales anida aún tanta inconsciencia y letargo colectivos.