Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de mayo de 2009 Num: 742

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Tres cuentos
TOMÁS URIARTE

A mitad de siglo
ARISTÓTELES NOKOLAÍDIS

Epicteto: hacia una espiritualidad alternativa
AUGUSTO ISLA

Efraín Huerta, poeta feroz
RICARDO VENEGAS

El tiempo suspendido de Rulfo
MARÍA ELENA RIVERA entrevista con ROBERTO GARCÍA BONILLA

La voz entera de Benedetti
RICARDO BADA

Mucho más que un verso
LUIS TOVAR

El mismo Benedetti
CARLOS FAZIO

Oaxaca, ¿tierra de linces?
YENDI RAMOS

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

LA OPINIÓN PÚBLICA Y LA MASA DE CONSUMIDORES DE INFORMACIÓN (VIII Y ÚLTIMO)

La masa tiene muy pocos y muy débiles mecanismos de defensa que le permitan enfrentarse a los todopoderosos medios de comunicación. El individuo, para oponerse a la influencia determinante de los medios, debe sustituir, mediante un proceso de critica constante y sistemática, el hábito de asimilar experiencias en bruto por uno en el que prevalezca la experiencia de los significados. Esto supone una nueva forma de interpretación a la que se opone la enajenación producida por la manipulación de los sistemas políticos y por los aparatos publicitarios de la sociedad de consumo. Los periodistas libres, a través de artículos de opinión y de reportajes independientes, pueden colaborar en esta nueva tarea de interpretación crítica de las realidades sociales. Para esto tienen que desmitificar el medio, descubrir sus realidades mercantiles, evitar la enajenación impuesta por la censura –llamada, a veces, línea editorial del periódico– y, la más monstruosa de las limitaciones, la autocensura, que llega a ejercer de una manera automática, casi como un reflejo pavloviano. Debo advertir que esta nueva forma de aproximación a las experiencias de la realidad sólo puede funcionar con eficacia si se implanta socialmente. Los esfuerzos individuales, si bien meritorios, carecen de la fuerza indispensable en toda las verdaderas reformas de la mente humana.

Por otra parte, los medios tratan de evitar a toda costa esa nueva actitud que puede derivar hacia un proceso de desmasificación del individuo, y lo hacen valiéndose de las más sutiles trampas, una de las cuales consiste en simular que existe entre ellos una tremenda competencia, cuando en la práctica dichos medios parecen competir, como dice M. Vázquez Montalbán en su Informe sobre la información: “Más por sus variaciones sobre algunos temas estandarizados que sobre auténticas opiniones o cuestiones contrarias.” El objetivo de los medios consiste en proporcionar grandes cantidades de informaciones-objetos acerca de lo que sucede en el mundo, evitando que el lector relacione estos sucesos con su yo íntimo, con sus realidades individuales. El modelo de conducta propuesto por la prensa burguesa es el del individuo aislado, acrítico y alejado de cualquier forma de compromiso y de manifestación de solidaridad humana. Los medios nos proporcionan la dosis diaria de frenesíes artificiales que alimentan nuestra necesidad de evasión, nuestro destino de seres descerebrados y aislados en la ininteligible selva de la moderna, y mal llamada convivencia; es decir, nos mantienen incomunicados y animalizados, dispuestos a defender al sistema enajenante y gritar, frente a la amenaza que representan los “críticos y los inadaptados”, que estamos contentos con nuestras cadenas y que rechazamos todo lo que queda fuera de nuestra experiencia arquetípica y de nuestro repertorio de prejuicios; que rechazamos la cordura y la racionalidad de la comunicación y la convivencia auténticas.

Las realidades de la sociedad contemporánea nos obligan a enfrentarnos al individuo-masa, a los líderes de opinión, a los públicos perfectamente localizados, sobre todo, a los manipuladores encargados de cumplir los programas enajenadores.

Uno de los aspectos principales del programa de acción de los manipuladores es el que se refiere al control de la información. El hombre moderno –así lo indica la publicidad– necesita estar informado de todo lo que sucede en el mundo. Los medios lo han convertido en un incansable glotón que devora noticias sin generalmente asimilar el contenido del acontecer. La información masiva mantiene al individuo-masa ubicado en un mundo con el que no logra establecer una relación verdadera. Ante esta carencia, llena sus vacíos con informaciones anecdóticas, anuncios comerciales y programas que le permiten evadirse de una realidad que no percibe en su totalidad, que no entiende y que le es completamente ajena.

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