Muy grandes para el final
muy pequeños para los inicios
nosotros muchachos del medio Siglo¹
extraños rumores escuchamos
y clamores ambiguos.

Por calles abandonadas y ocultas
acercándose al epicentro de los acontecimientos.
Noches profundas que pasan por los muertos
callejones sin salida del pensamiento y por olvidadas
noticias en los diarios.
¿La bomba, la desintegración en las almas
o la disolución del amor?

“Por todas partes
estamos minados”
y otras frases como ésas.
    Y continuamos las discusiones
que de pronto se quedan monólogos
en los salones que se vaciaron
o entre las multitudes que aplauden a los jefes.
    Las multitudes que preparan su tumba
que imperceptiblemente sucumben a su inexistencia
con estandartes y rituales.

    Las teorías que fueron superadas
dan vueltas en nuestras casas
como domesticadas hienas.
¿Cómo domamos los ideales
que en silencio se transformaron en monstruos?
Como ley se transmiten los gritos
    de envejecidos dictadores.

Oh qué difícil es dar interpretaciones
encontrar el corte claro
de las contradicciones.
            Cada uno de nosotros además
discute con un lenguaje diferente:
¿cómo comunicarse?
Los valores son espada de doble filo
¿y cómo vivir sin los valores?

Muy grandes para el final
muy pequeños para los inicios
nosotros muchachos del medio Siglo
extraños rumores escuchamos
y clamores ambiguos.