Sociedad y Justicia
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Nueva Babel en las terminales 1 y 2, con gritones y moduladores

Caótico, desordenado e inconcluso el reordenamiento de taxis en el AICM
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de mayo de 2009, p. 45

A casi tres años de iniciado el reordenamiento del servicio de taxis en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), éste se ha tornado excesivamente largo, complicado e inconcluso; las nuevas organizaciones prestadoras del servicio delimitan zonas y fijan tarifas de manera arbitraria, acciones en las que no queda claro el beneficio económico para los más de 20 mil pasajeros que usan este transporte diariamente.

Con la idea de terminar con el monopolio del llamado Sitio 300 y provocar que la sana competencia presionara las tarifas a la baja, las autoridades del aeropuerto capitalino –a sugerencia de la Comisión Federal de Competencia– iniciaron en 2006 el reordenamiento de transportación terrestre en la terminal aérea. En este lapso se dio paso de una sola organización, que durante más de 30 años –desde agosto de 1977– mantuvo la exclusividad en la prestación del servicio, a un total de seis que laboran actualmente.

Críticas de Sectur

Actualmente existen mil 455 unidades, con la meta final de llegar a mil 600 taxis. Sin embargo, el AICM enfrenta todavía un largo litigio judicial con Sitio 300, que con sus argumentos busca mantener la preferencia en el servicio. Aunque dicha organización ha perdido todas las instancias legales, el conflicto permanece vivo y la Comisión del Distrito Federal del Senado pretende intervenir en breve para resolver el problema, reuniéndose con funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Al respecto, hay un punto de acuerdo que espera su aprobación en el Senado.

En medio de este añejo conflicto, y el reordenamiento accidentado, se han presentado serias críticas del secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, quien recientemente destacó la desorganización en la prestación de este servicio. Calificó de inconcebible que tan sólo en el área de llegada nacional existan en unos cuantos metros siete puntos de venta de boletos de organizaciones distintas. Además, hay personas gritando a la hora que uno llega; hagan de cuenta que están vendiendo peras. No se puede entrar a una terminal moderna y eficiente como si se entrara a un mercado, dijo.

Además, para el usuario normal existe gran confusión sobre los prestadores del servicio y las tarifas que cobran. Junto con Sitio 300, ahora están Porto Taxi, Nueva Imagen, Servicios de Excelencia, Yellow Cab y Confort –esta última con presencia sólo en la Terminal 2–, que se disputan el pasaje en la terminal aérea, en el contexto de una libertad tarifaria, como la han denominado las autoridades del AICM. El único requisito para imponer tarifas es que los permisionarios las registren ante la SCT.

Sin embargo, hay gran diversidad en el número y en las zonas en que está dividida el área metropolitana que hacen prácticamente imposible la comparación. Además, hay permisionarios, como el Sitio 300 y Servicios de Excelencia, que tienen en lugar visible sus tarifas y zonas, en contraste con otras que las mantienen casi en secreto hasta que el usuario llega al mostrador.

Por esta división desigual de zonas hay cierta percepción de que Servicios de Excelencia resulta más económica, pero en seis áreas, casualmente las de mayor demanda, tiene tarifas más altas que la mayoría de la competencia. Las áreas más solicitadas son las colonias Del Valle, Nápoles, Anzures, Las Lomas, Narvarte, Coyoacán, Polanco, Roma y Centro Histórico. Siete de cada diez pasajeros tiene como destino estas zonas.

Nadie puede decir que en todos los casos o en todas las rutas tienen la tarifa más baja. Por ejemplo, ir a Polanco resulta 20 pesos más económico con Excelencia que con Sitio 300, pero 13 pesos más caro que Portotaxi, si el destino es el Centro Histórico.

Sitio 300 es el único prestador que tiene colocados mapas donde los usuarios pueden identificar la zona a la que van y el costo del viaje, pero dicho mapa sólo está en la Terminal 1.

A esta incertidumbre se suma la actitud que asumen los taquilleros y moduladores –ayudantes que conducen al pasaje hasta la zona de abordar–, que llegan a intimidar, con su insistencia, a los usuarios para que compren su pasaje a la organización a la que pertenecen.