14 de mayo de 2009     Número 20

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Elevadas y disparejas, Tarifas eléctricas para el campo


FOTO: Juan Carlos Aguilera

Entre diciembre de 2002 y el mismo mes de 2008 la tarifa eléctrica para el bombeo agrícola, la llamada tarifa 9, se elevó en 363 por ciento, al pasar de 26 centavos por kilovatio (kv) a 1.22 pesos, y para todo 2009 se prevé que su costo se incremente paulatinamente, con un acumulado de 26 por ciento para entre enero y diciembre para cerrar en 1.545 pesos. Este mes de mayo el precio que ofrece la Comisión Federal (CFE) de Electricidad es de 1.345, contra 1.219 de enero.

El encarecimiento agudo de este insumo ha motivado confrontaciones entre agricultores y la CFE y autoridades policiales, sobre todo en el norte y el Bajío, donde se ubican muchas de las más de 170 mil unidades de producción que cuentan con pozos profundos en el país. Los productores se ven incapacitados para cubrir sus recibos de energía, y al repercutir eso en suspensión del servicio, surgen movilizaciones, tomas de instalaciones de la CFE , detenciones, amparos, etcétera.

La CFE maneja tarifas preferenciales, la 9 N (nocturna) y la 9 diurna, de 21 y 42 centavos por kv respectivamente, pero son pocos los privilegiados, pues para acceder al insumo subsidiado deben estar en un padrón avalado por la Secretaría de Agricultura, y deben hacer peticiones expresas a la CFE.

Pero las tarifas preferenciales son ilegales. En diciembre de 2002 el Congreso votó favorablemente la Ley de Energía para el Campo (la cual determina que habrá tarifas preferenciales para todo el agro) y un año después el Ejecutivo emitió su reglamento. La ley nunca se ha cumplido y más bien se le confronta al hacer distinciones de tarifas. Senadores priistas y perredistas promovieron en septiembre de 2008 un exhorto al Ejecutivo para que, en atención a la ley, determinara un presupuesto específico para dar tarifas de estímulo generalizadas en el agro. No hubo reacción del Ejecutivo. También el Senado desde agosto de 2005 promovió una controversia constitucional contra lineamientos y acuerdos del Ejecutivo publicados posteriormente a la ley y que la contravienen al establecer las tarifas diferenciadas.


FOTO: D. P.

Casi dos billones de pesos, el costo ambiental de la actividad económica

  • El agro, minería y transporte, sectores que más deterioran


FOTO: Sergio Ávalos

Las cifras del Inegi se refieren principalmente a indicadores económicos, pero miden también los efectos destructivos de la actividad productiva sobre el medio ambiente, que en 2006 sumaron un billón 786 mil 412 millones de pesos, o sea un 17.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). La situación, según el propio Inegi es crítica, pues el gasto público en protección ambiental que hoy se realiza no representan ni una décima parte de lo que se requiere para subsanar los daños.

En febrero pasado el Inegi dio a conocer el Producto Interno Neto Ajustado Ambientalmente –de 8 billones 520 mil 427 millones de pesos en 2006– que resulta de deducir del PIB dos tipos de costos, el consumo de capital fijo y los costos imputados por usos ambientales (causados por el agotamiento de los recursos naturales y por la degradación ambiental).

Por consumo de capital fijo, los costos reportados fueron de 882 mil 688 millones de pesos, esto es 8.6 por ciento del PIB de 2006.

Los costos por agotamiento y degradación sumaron en 2006 un total de 903 mil 724 millones de pesos (8.8 por ciento del PIB), “Estos costos equivalen a los gastos en que tendría que incurrir la sociedad para remediar, restituir o prevenir el agotamiento y degradación de los recursos naturales y medio ambiente”, dice el Inegi.

Advierte que los gastos realizados ese año por el gobierno federal para prevenir, controlar y disminuir el daño ambiental generado por actividades de producción, distribución y consumo (gastos de protección ambiental) se ubicaron en 58 mil 573 millones de pesos, lo cual representó el 0.6 por ciento del PIB o 6.5 por ciento de los costos totales por agotamiento y degradación ambiental, “lo que indica que el gasto necesario restante, para mantener el entorno ecológico, debería ser de alrededor de 14.4 veces más de la que ahora se registra”.

El sector económico que en 2006 causó el mayor agotamiento de los recursos naturales y deterioro del medio ambiente fue el de la minería, cuyo costo generado fue de 205 mil 41 millones de pesos. Le siguió el sector transportes, correos y almacenamiento con un costo de 173 mil 601 millones, y luego el sector agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza, que originó costos por 147 mil 241 millones de pesos.

Los costos por agotamiento y degradación ambiental implican agotamiento de petróleo, cambios en el volumen de los recursos forestales, uso de agua subterránea, degradación del suelo, residuos sólidos, contaminación del agua y contaminación atmosférica. Este último rubro es de los más costosos, en 2006 representó 4.7 por ciento del PIB.

Las importaciones mexicanas, claves en la recuperación del comercio agrícola de EU

  • En 2008 duplicaron la cifra de 2003
  • Esperan de nuestro país compras crecientes de cárnicos y granos

Lourdes Edith Rudiño


FOTO: Joseph Sorrentino

Para Estados Unidos, el principal exportador agrícola del mundo, el mercado mexicano es uno de los fundamentales en sus expectativas de recuperación comercial previstas a partir de 2010 ó 2011, luego de que transcurra la actual crisis económica.

El reporte de Proyecciones Agrícolas al 2018, publicado en febrero pasado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que refiere las previsiones de comercio global, menciona constantemente a México, pues es el tercer mercado líder para esa nación y sobre todo es uno de los que mayor tasa de crecimiento de importaciones mostrará en 2009-18.

En 2008 la Unión Americana exportó 115 mil 439 millones de dólares a todo el orbe, 28.3 por ciento más que un año atrás –y 94 por ciento sobre los 59 mil 392 millones de 2003– pero, según el reporte, en 2009 y 2010 la crisis financiera y económica global estará limitando sus ventas.

Mayor desbalance. Cabe decir que Estados Unidos (EU) exportó a México 16 mil 27 millones de dólares de productos alimentarios en 2008 (sin considerar pesqueros y forestales), y esto implicó un crecimiento de 26.3 por ciento respecto del año anterior, y más del doble respecto de los 7 mil 891 millones registrados en 2003. Esto, al tiempo que México exportó a EU 10 mil 900 millones de dólares en 2008, 7.2 por ciento más que en 2007 y 73 por ciento arriba de los seis mil 301 millones registrados en 2003.

Los granos y cárnicos son los rubros donde México destaca en el reporte de expectativas. Según el USDA, el comercio global de granos duros (maíz, sorgo, avena, cebada, centeno), que crecerá en 19 millones de toneladas, o 16 por ciento entre 2009 y 2017, está fuertemente ligado a la expansión de la producción ganadera en las regiones que son incapaces de cubrir sus necesidades de alimento pecuario, “Los mercados en crecimiento claves incluyen China, México, el norte de África, el Medio Oriente y el sureste asiático”.

En maíz –que representa 75 por ciento de todos los granos duros— se observa que mientras Japón y Corea del Sur, los principales compradores de granos de EU, se mantendrán con volúmenes de importación estables o incluso a la baja (con 16.5 millones de toneladas anuales en el caso del primer país y alrededor de 8.5 millones por año para el segundo), habrá una tendencia de importaciones alcistas por parte de México, al pasar de 9.2 millones de toneladas en 2007/08 a 11.5 millones en 2017/18.

Hay que mencionar que el USDA ha argumentado que la mayor dependencia mexicana de maíz de importación –que procede casi en cien por ciento de Estados Unidos— es gracias a la liberalización total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ocurrida desde enero de 2008, y en reportes previos había pronosticado que México estaría importando hasta 15 millones de toneladas en 2017/18. Ahora moderó sus cifras.

Antes de tal liberalización, productores pecuarios se habían inclinado a importar sorgo y maíces quebrados (que gozaban de cero arancel antes de 2008), pero ahora prefieren maíz entero pues ello da mayor calidad a los productos cárnicos, según el USDA.

El reporte señala que aun cuando los mayores precios de los granos que se tienen hoy respecto de los años previos a 2008 estimulan la producción global, las cifras de los inventarios en su relación con el consumo “no regresarán a los niveles que prevalecieron durante las tres décadas pasadas”. De allí que la expectativa del USDA sobre los precios al productor de EU –que pasaron de 3.04 dólares por bushel en 2006/07 a 4.2 en 2007/08— no bajen de 3.70-3.75 en el periodo del reporte. Y de ello se deriva que los precios internacionales seguirán una tendencia similar.

El documento menciona que México importó 1.1 millones de toneladas de sorgo en 2007/08, pero a partir de 2008/09 elevaría sus compras a 1.7 millones y después iría en ascenso hasta llegar a 3.9 millones en 2017/18. El USDA resalta que el comercio mundial de sorgo, que fue de casi 6.7 millones de toneladas anuales durante la década pasada, declinará a sólo cinco millones anuales en el periodo de proyección, aunque al final de éste alcanzará los siete millones. “El comercio de sorgo es conducido sobre todo por las exportaciones de EU a México y Japón (...) México representó casi la mitad de las importaciones mundiales de sorgo hasta hace pocos años”.

De la información de maíz y sorgo, se desprende que México deberá hacer fuertes erogaciones por sus importaciones de maíz, y en general de granos duros, en 2009-17. En 2008 México importó de EU un total de 2 mil 671 millones de dólares por concepto de granos duros, esto es 46.5 por ciento más que el año anterior; el incremento se debe tanto al encarecimiento de los precios como a volúmenes crecientes.

Para otros granos y oleaginosas, las importaciones mexicanas previstas tienden también al alza. En trigo, pasarían de 3.1 millones de toneladas en 2007/08 a 4.3 millones al final del periodo, en soya de 3.7 a 4.7 millones y en arroz de 600 mil toneladas a 750 mil.

Respecto de los cárnicos, los pronósticos del USDA para México son que entre 2007 y 2018 las importaciones crecerán en 46 por ciento en res, 61 en cerdo y 34 por ciento en pollo, al llegar a 588 mil 726 mil y 799 mil toneladas en 2018, respectivamente.

“El debilitamiento económico en el corto plazo y el encarecimiento de los precios de la carne reducirán las exportaciones generales de EU de carne roja y pollo en 2009 y 2010. Pero éstas se elevarán durante el resto del periodo de proyección debido a una recuperación del crecimiento económico y a que el dólar permanecerá relativamente débil. Las exportaciones de res de EU reflejan sobre todo la demanda de carne de alta calidad con la mayoría de las ventas dirigidas a México y Canadá, así como a los mercados de la cuenca del Pacífico. Las ventas a Japón y Corea del Sur se han caído desde diciembre de 2003 (cuando se registró el primer caso de la enfermedad de ‘vacas locas' en EU) pero se prevé que reanudarán durante el periodo” que toca el reporte.

En cuanto al pollo, los principales mercados para EU, dice el USDA incluyen China, Rusia y México. En el largo plazo los avances en esos mercados reflejarán su crecimiento económico y un aumento en la demanda de sus consumidores. En cuanto al cerdo dice que México es “uno de los importadores de más rápido crecimiento” y esto se debe al crecimiento poblacional del país y las mejoras en su ingreso.

 


FOTO: Sergio Ávalos
Las cifras de la crisis forestal

Berenice Flores y Gabriela Ortiz

La crisis del sector forestal es para el Poder Ejecutivo Federal un tema tabú, debido a que la política pública que se desarrolla partir del año 2000 no ha respondido a las necesidades del sector. Las evaluaciones de los distintos programas muestran que los resultados son pocos y muchos los desaciertos. Este periodo coincide con la creación de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y con un incremento sustantivo del presupuesto destinado al sector.

La crisis forestal en México se caracteriza por la caída de la producción forestal maderable; la disminución de la superficie bajo manejo forestal; por el estancamiento de la productividad silvícola; por la disminución en la actividad industrial; por un creciente déficit de la balanza comercial forestal, lo que se refleja en la disminución de la capacidad de abastecer el mercado interno y una creciente dependencia de las importaciones. Esta tendencia no sólo se observó en la producción maderable, sino que se presentó en la superficie bajo manejo, que se contrajo, de 2000 a 2007, en 2.5 millones de hectáreas, según muestran datos de la Conafor (2007) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ante la inexistencia de foros oficiales de discusión e intercambio de propuestas para abordar la problemática forestal, actores no gubernamentales y representantes del Poder Legislativo convocaron a por lo menos tres reuniones de discusión y análisis con la presencia de directores forestales estatales, organizaciones campesinas, académicos y prestadores de servicios técnicos.

Al consultar las memorias de los foros sobre el sector forestal realizados en la Cámara de Diputados en octubre de 2008 y abril de 2009, y de la reunión que convocó el Grupo de Trabajo para la Reforma Integral del Campo en el Senado de la República , el 25 de marzo de este año, se puede tener una idea clara, plural e informada de los graves problemas del sector y de las propuestas de reorientación de la política pública.

¿Pensarán los tomadores de decisiones en el gobierno que la crisis del sector se resuelve con la renuncia del director general de la Conafor?