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El ambiente bohemio de Estambul detonó la historia de La luna roja, su nuevo libro

Sentarse a escribir es como una rebelión ante la realidad, señala Luis Leante

El autor explora la trastienda del mundo literario mediante el diálogo entre dos culturas

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de mayo de 2009, p. 6

Luis Leante, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2007, acaba de publicar un nuevo título, La luna roja, la historia de un escritor turco y su traductor al castellano, unidos por su vocación literaria y enfrentados por una misma mujer.

Es, describe el autor en entrevista telefónica, una historia de libros que hablan de libros y de escritores que hablan de escritores, en la que quise contar la trastienda del mundo literario, qué hay detrás de la escritura y producción de un libro, un objeto que termina en el mercado pero que detrás tiene otro tipo de cosas, como el proceso de creación, los fantasmas del escritor, los momentos de zozobra, lo momentos dulces cuando el público reconoce la obra de uno.

–¿Fue difícil volver a escribir después de obtener el premio Alfaguara?

–Fue más un dificultad física que literaria. Lo que ocurrió fue que el premio me absorbió, estuve prácticamente un año dedicado a la promoción de la novela ya las traducciones, viajando por muchos países. Pero en cuanto tuve oportunidad me fui a descansar a Estambul y ahí se coló por medio y se me metió en la cabeza la historia de La luna roja.

“Una vez superados los inconvenientes de tiempo para ponerme a escribir, al contrario, todo lo demás fue sobre ruedas, es una novela que no me ha costado más ni he sentido la presión de la anterior (Mira si yo te querré), con la que gané el premio Alfaguara.

“Antes del premio el problema no estaba tanto en escribir, si no en lo que venía después, en ir editorial por editorial, llamando puerta a puerta, y recibir negativas. Ahora que esa parte está casi solucionada, y después de tanto tiempo dedicado a la promoción tenía bastantes ganas de ponerme a escribir, pude centrarme exclusivamente en escribir como si estuviera en estado de gracia. Lo que vino después ya fue bastante más fácil, la editorial ya me conocía y tenía un público amplio que había leído la anterior.

Interés por la interculturalidad

–¿Saber que ya tenía lectores condicionó su escritura, le pesó?

–Al contrario, fue un aliciente. Cuando se escribe sin saber a quién va uno a llegar, siempre hay incertidumbre, pero el hecho de que la expectación fuera mayor que antes, sí me sirvió de aliciente. En el proceso de escritura hay momentos en que uno decae, por las dificultades, por el cansancio; pero saber que había un público ahí expectante me servía de aliciente para continuar.

Además de la reflexión literaria implícita en La luna roja, Luis Leante (Murcia, 1963) acepta que también puede ser leída como un diálogo entre dos culturas: “En esta novela como en la anterior y en otras menos conocidas, una de las cosas que más me interesan es la interculturalidad.

“En La luna roja están presentes dos mundos distintos: el occidental, el que conozco, en el que me muevo, y ese mundo intermedio entre Oriente y Asia que es Estambul, donde conviven la cultura religiosa musulmana y cierta parte occidental europea.

“Pero creo, según la experiencia que tengo como escritor, que entre los artistas hay cosas universales, como el lenguaje de la música que trasciende todas las fronteras. A pesar de que los escenarios son diferentes y las culturas son distintas, lo que yo quería resaltar en este caso es lo que hay de común en el proceso creativo.

Cualquier escritor, donde sea, cuando se sienta a escribir, en el fondo lo que lo mueve, lo que lo sacude, es la inconformidad con el mundo en que vive, es como una rebelión ante la realidad. Son pautas que se repiten en todas las culturas, por muy alejadas y diferentes que sean.

La diferencia más clara entre esta novela reciente y las anteriores de Leante (El criador de canarios, El canto del zaigú y El vuelo de las termitas, entre otras), es que por primera vez partió de experiencias personales para escribir: “Nunca había escrito sobre mí, pero sentía una deuda hacia la literatura, hacia lo que me había dado, y quise trasladarlo a un libro mediante una historia sobre la trastienda del mundo literario.

Pero no es sólo mi experiencia, también aparece lo que he conocido de otros escritores que no han llegado a ser tan conocidos pero se mueven en esa línea indefinida entre la cordura y la locura que es la que puede llevar a alguien a escribir, porque una persona muy sensata, muy conforme con lo que tiene alrededor, difícilmente se pone a escribir.

En el momento en que Luis Leante llegó a Estambul, “se estaban empezando a hacer traducciones de Mira si te querré y eso hizo relacionarme con los traductores que hasta entonces eran para mí como seres anónimos, y por primera vez tuve con ellos una relación al principio profesional que, con el día a día, se volvió de amistad, conocía a sus familias y demás.

“En ese ambiente llegué a Estambul, y lo que encontré fue una ciudad que desbordaba los sentidos, unos cafés muy propios de la literatura, sabía que en algunos de ellos, en los años 50 y 60, hubo artistas y escritores que se movían en un ambiente bohemio. De todo eso surgió la chispa para escribir La luna roja.”