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Hans Kaufmann y Rita Wildegans documentan esa hipótesis en un libro de reciente aparición

Paul Gauguin le cortó la oreja a Vincent van Gogh, afirman dos investigadores

El incidente ocurrió por la disputa de una mujer y acerca de la verdadera naturaleza del arte, sostienen

Cualquier teoría es plausible; hay muy pocos hechos esclarecidos, dice especialista

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El pintor francés Paul Gauguin (1848-1903)
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Autorretrato con oreja cortada y pipa y Autorretrato con oreja vendada, óleos creados en 1889 por el artista holandés Vincent van Gogh (1853-1890)
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de mayo de 2009, p. 5

París. Tal vez la historia del arte, y la de las orejas, no vuelva a ser la misma. Según un nuevo libro, el pintor Vincent van Gogh no se cortó la oreja izquierda en un arranque de locura y ebriedad en Arles, en diciembre de 1888. La oreja se la cortó una espada blandida por su amigo, el también pintor Paul Gauguin, en un pleito de borrachos por una mujer llamada Rachel y acerca de la verdadera naturaleza del arte.

Gauguin contó una mentira sobre el incidente y huyó, según creen dos historiadores de arte alemanes. Van Gogh encubrió a su amigo y fue internado en un sanatorio mental. Siete meses después se suicidó.

Si se confirma, la nueva teoría –basada en una relectura de informes policiacos y declaraciones de testigos– podría hacer estallar la imagen convencional de Van Gogh como un hombre inestable que se balanceaba en la frontera entre la locura y el genio. En la versión revisada de los sucesos ocurridos en Arles, la Nochebuena de 1888, Vincent aparece como un ebrio pendenciero y de mente frágil, pero también como un amigo leal, que se llevó el secreto de Gauguin a la tumba.

Otros estudiosos de Van Gogh están interesados, pero no convencidos. Investigadores del Museo Van Gogh de Ámsterdam prefieren apegarse a la historia conocida: Vincent se cortó la parte inferior del pabellón de la oreja, la envolvió en papel periódico y pidió a una prostituta llamada Rachel guardar cuidadosamente este objeto.

Falta la prueba final

La acusación de que fue Paul Gauguin quien infligió este gravoso daño corporal a su amigo está publicada en el libro Van Goghs Ohr, Paul Gauguin und der Pakt des Schweigens (La oreja de Van Gogh, Paul Gauguin y el pacto de silencio), de 392 páginas, publicado por Hans Kaufmann y Rita Wildegans, de la Universidad de Hamburgo.

Los autores han revisado informes de policía de la época y relatos de oídas que han llegado hasta nuestros días sobre las declaraciones de los testigos, entre ellas las del propio Gauguin, que resultan contradictorias. Reconocen que falta la prueba final, y que la investigación policiaca de una riña de juerga entre dos artistas no se hizo con mucho ánimo. Sin embargo, sostienen que todas las evidencias apuntan a que Gauguin cortó accidentalmente la oreja a su amigo.

Los dos hombres discutían en la calle, creen los autores, en parte por su rivalidad por Rachel pero también acerca de la forma correcta de pintar. Van Gogh defendía la idea de pintar con base en la realidad; Gauguin, a partir de la imaginación. El pintor francés amenazaba con marcharse para siempre y arruinar el sueño de Van Gogh de fundar una utópica colonia de artistas en Arles.

Gauguin, entusiasta aficionado a la esgrima, salió a la calle con su equipaje y su espada, según creen los autores. Van Gogh corrió tras él; Gauguin blandió su espada en la cara de su amigo para mantenerlo a distancia y accidentalmente le rebanó la oreja. Van Gogh retrocedió tambaleante a la casa de Rachel y le entregó la parte cercenada.

Al día siguiente los dos hombres rindieron declaración ante la policía. Gauguin afirmó que Van Gogh se mutiló y que lo vio correr por las calles con una navaja en la mano. Van Gogh murmuró incoherencias, sin acusar a Gauguin ni aceptar haberse mutilado.

Luego de examinar la evidencia, Kaufman y Wildegans afirman que Gauguin se contradijo varias veces y que aseguró haber visto sucesos que no pudo haber presenciado. Otros testigos sugirieron que Van Gogh provocó a Gauguin y que éste lo atacó.

Los dos artistas jamás volvieron a encontrarse. Gauguin volvió a París y luego emigró a la isla francesa de Tahití, en el Pacífico. Van Gogh fue internado en un sanatorio mental y luego se mudó al pueblo de Auvers-sur-Oise, cerca de París. Después de una extraordinaria racha final de creatividad, en la que pintó 70 cuadros en otros tantos días, se pegó un balazo el 27 de julio de 1889 y murió dos días después, a la edad de 37 años.

Encubrimiento

¿Por qué habría Vincent encubierto a Gauguin? Esperaba que al hacerlo lo obligaría a reanudar su vida juntos. Es obvio que lo adoraba, asevera Kaufmann.

Según los autores alemanes, si el incidente no hubiera ocurrido, Van Gogh no habría sido internado en el sanatorio. No habría caído en depresión, que se agravó por el envenenamiento causado por el plomo y el arsénico de las pinturas que usaba. Habría podido vivir hasta edad avanzada, como Claude Monet, y pintado muchísimos lienzos más.

Nina Zimmer, curadora de una gran exhibición de Van Gogh en el Kunstmuseum de Basilea, que continuará hasta septiembre, no está convencida. “Tal vez tienen razón –comenta–, pero casi cualquier teoría es plausible, porque hay muy pocos hechos esclarecidos.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya