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Denuncian que los reos no tienen tapabocas a pesar de que hay enfermos

Asisten miles de personas a la visita familiar en los centros penitenciarios

Lo ocurrido el viernes, intento de motín; persisten tensiones por falta de alimentos, dicen

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Largas filas se vieron fuera del Reclusorio NorteFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de mayo de 2009, p. 25

Con bolsas repletas de comida, miles de personas, principalmente mujeres, acudieron al Reclusorio Norte luego de los hechos violentos del pasado viernes que llevaron al Gobierno del Distrito Federal a permitir la visita familiar en los 10 penales de la ciudad –suspendida por la alerta sanitaria establecida por el brote de virus de influenza A/H1N1–, aunque el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, aseguró que tal medida ya estaba prevista para este fin de semana, bajo un control sanitario bastante estricto.

El titular del Ejecutivo local señaló que la semana pasada no se permitió ningún tipo de visita en función de la emergencia sanitaria y además, porque es una población que requiere tener mucho cuidado por la situación en la que están. Es una población confinada.

Ante la vigilancia de más de 100 elementos del cuerpo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, los familiares de los reos del Reclusorio Norte tuvieron que hacer largas filas y esperar hasta siete horas para ver a sus internos por 15 minutos, aunque hubo quienes permanecieron con ellos hasta una hora.

Los policías hicieron una valla en la entrada del centro penitenciario, para permitir el acceso a grupos de 15 personas –lo cual no fue suficiente para evitar empujones y reclamos por los que se metían a la fila–, quienes antes de obtener el pase de ingreso tenían que pasar a una carpa donde se les realizó una revisión médica que sólo consistió en un cuestionario sobre si habían presentado cuadros gripales, fiebre o dolor de garganta, cabeza o tos, señalaron los visitantes.

Como se había anunciado, no se permitió el acceso a mujeres embarazadas, personas de la tercera edad y niños, y quienes ingresaron al penal lo hicieron con cubrebocas y guantes, los cuales adquirieron con los vendedores ambulantes apostados en los alrededores, que ofrecían estos productos en cinco pesos.

Además de comida, los visitantes llevaron algunos enseres para higiene personal, pero sobre todo dinero, porque, afirmaron, los reclusos son golpeados por los custodios porque no pueden pagar el pase de lista, cuyo precio oscila entre cinco y 25 pesos, así como para comprar comida en las tiendas del centro penitenciario, pues la que sirven es un asco, expresó la esposa de un recluso, quien pidió el anonimato, y que al contrario de la mayoría, pudo estar una hora con su familiar.

Los visitantes reiteraron que lo ocurrido el viernes fue un intento de motín por la falta de visita, comida y agua. Consultados sobre la situación que se vive en el penal, coincidieron en que el ambiente es aún tenso por la escasez de alimentos, además de que los reos no cuentan con tapabocas, a pesar de que, aseguraron, adentro hay personas enfermas de las vías respiratorias.

De acuerdo con el gobierno capitalino, la visita, que también se llevará a cabo hoy de 10 de la mañana a tres de la tarde, transcurrió sin incidentes, con la asistencia de 17 mil 422 personas que acudieron a los 10 centros penitenciarios de la ciudad, principalmente a los reclusorios Norte, Oriente, Sur y Penitenciaria de Santa Martha.

En un comunicado, la secretaría de Gobierno capitalina informó que 22 personas no pudieron ver a su interno por presentar cuadros gripales o padecimientos en vías respiratorias, por lo que fueron canalizados a hospitales para descartar que estén infectados de influenza A/H1N1, además de que se entregaron 15 mil kits informativos, que constan de un folleto, un cubrebocas y gel antibacterial.