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De la mano de Ochoa y Cabañas, las Águilas trepan al subliderato del grupo dos

América vence al Puebla y le rompe racha de siete partidos sin derrota

El Chelís descarta que la caída obedezca a problemas en la directiva; la regué, admite

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El técnico José Luis Sánchez Solá aceptó que los Camoteros no hicieron bien las cosas ante el club de Coapa, empezando por élFoto José Castañares
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de abril de 2009, p. 3

Puebla, Pue., 5 de abril. De la mano de Guillermo Ochoa y Salvador Cabañas, el América se impuso 3-2 al Puebla y trepó al subliderato del grupo dos, en partido emotivo y de volteretas realizado en el pletórico estadio Cuauhtémoc.

Las Águilas se repusieron de un gol tempranero, remontaron el marcador y después mantuvieron la ventaja con un inspirado Ochoa, con lo que consiguieron su cuarto triunfo del torneo, todos de visitante, y llegaron a 16 puntos en el sector dos.

Por su parte, los Camoteros rompieron su racha de siete partidos sin derrota, con tres triunfos al hilo, y se quedaron en el segundo lugar del grupo uno, con 21 unidades.

El equipo poblano se adelantó apenas al minuto seis, tras el cobro de un tiro de esquina, en el que Alejandro Acosta ganó la posición a Pável Pardo y Fernando Ortiz, y con sólido testarazo venció a Ochoa, quien se había quedado estático en su línea.

Los de la franja se mantuvieron al ataque sobre una insegura defensa visitante, pero poco a poco el América empezó a tener llegadas con Cabañas, Robert de Pinho y Ortiz.

El empate, que mereció el club de Coapa porque ya dominaba el juego, llegó al 20, tras una buena combinación en la que Cabañas filtró pase a Óscar Rojas, quien mandó un preciso centro rasante al área chica, donde el brasileño De Pinho llegó puntual a la cita y venció a Jorge Villalpando.

Entonces surgió el olé de los seguidores de las Águilas congregados en tribunas, quienes gritaron gol por segunda ocasión cinco minutos después. En un largo pase de Ismael Rodríguez el balón pasó a todos y llegó al área chica, donde un atento Cabañas punteó para el 2-1.

Ochoa empezó a convertirse en la figura del partido al 28, cuando en un alarde de reflejos desvió un taconcito de Pardo, quien remató a su propia portería en lugar de despejar. Después el portero del Tri salvó tres veces seguidas su marco en dos tiros del hondureño Ramón Núñez y uno del brasileño Everaldo Ferreira.

América ya sólo tuvo un tiro de media distancia de Ángel Reyna que se estrelló, primero en el poste izquierdo, y luego en la cabeza de Villalpando.

José Luis Sánchez Solá Chelís trató de enmendar a su escuadra con los ingresos en el complemento de Sergio Rosas y Walter Vilchez, pero Ochoa siguió inspirado al rechazar a dos manos un potente tiro de Sergio Pérez.

Al cuarto de hora del segundo tiempo el timonel Jesús Ramírez metió a las Águilas en su área, con el ingreso de Enrique Vera por De Pinho, y el contragolpe le funcionó. Al 70, Reyna y Cabañas armaron una doble pared que permitió al primero llegar al área grande, donde definió con clase y serenidad ante la salida de Villalpando.

El juego decayó 10 minutos hasta que casualmente los Camoteros lograron el 3-2. Casi cayéndose y con el hombro, Daniel Osorno remató un despeje del Topo Valenzuela, después de que Ochoa había sido superado al detener un tiro del hoy apagado Bola González.

El gol dio emoción a los minutos finales del duelo, cuando el Puebla se lanzó al ataque, más con desesperación que con claridad, y Chucho Ramírez fue expulsado al 87 por reclamar airadamente al silbante Fabricio Morales, quien perdonó la expulsión al paraguayo Vera por una barrida con los tacos por delante sobre el Cherokee Pérez.

Al final, fiel a su estilo, el Chelís señaló: la regué, y dijo estar avergonzado por la derrota: Cuando haces cambios y no te pega en el marcador quiere decir que la regué. Cuando haces cambios y le pegas al marcador, no es que haya acertado, es que salieron en el mejor momento, señaló.

“Miren jóvenes –añadió–, este hueso todavía tiene carne y hay que seguirle taloneando las próximas cinco y últimas semanas... los problemas entre la directiva no tuvieron nada que ver. No le achaquemos a eso. Hoy no hicimos las cosas bien, empezando por mí.”

Pero el romance entre la afición y el timonel sigue, y como muestra hubo una manta en el Cuauhtémoc, en la que aparece Sánchez Solá con una aureola de ángel, una lágrima en la mejilla derecha y una inscripción: San Chelís.