Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 5 de abril de 2009 Num: 735

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Partitura para La de Mí
GABRIEL LOPERA

Jardines bajo la lluvia
KOSTAS STERIÓPOULOS

De la Edad de Oro...

La fenomenología: la filosofía del siglo XX
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

La necesidad de la fenomenología
(Dos fragmentos)
EDMUND HUSSERL

“Mi obra constituye un solo poema”
JAVIER GALINDO ULLOA entrevista con MARCO ANTONIO MONTES DE OCA

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Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
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Luis Tovar
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Peliculeando en Guadalajara (II DE III)

En una decisión cuestionada por Unos, celebrada por Otros y recibida más bien con indiferencia por Unosmás, este vigesimocuarto Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) abrió presentando Otra película de huevos y un pollo (México, 2009, Rodolfo y Gabriel Rivapalacio), es decir, un largometraje de ficción animado de corte tan comercial como el que forzosamente debe tener lo que, de hecho, constituye la secuela de Una película de huevos (2006), es decir, uno de los más sonados éxitos mexicanos, que hace tres años metió a la taquilla arriba de 140 millones de pesos.

Otra película... no se ha quedado atrás, pues en el fin de semana de su estreno en cartelera rompió el récord de ingresos para un filme mexicano, impuesto por su hermana mayor. Así pues, la mixtura entre el cuestionamiento, la celebración y la indiferencia con que el filme fue recibido en la inauguración del FICG tiene todo que ver con el viejo y nunca resuelto desacuerdo entre quienes consideran que éste y cualquier otro festival cinematográfico debe funcionar más bien como escaparate para todo aquel cine cuyas características intrínsecas lo hace inviable para durar semanas y semanas en exhibición –o peor, que le dificulta incluso su estreno fuera del festival mismo–, y entre quienes están, así sea confusa o inconfesadamente, a favor de una convivencia entre el blockbuster y las películas no de huevos sino “de güeva”, como quiere definirlas ese espectador que sin balas a granel, explosiones de a montón, romances hipertelegrafiados y héroes resuelvelotodo, sienten que el cine nomás no es cine.

Características, las inmediatas anteriores, de las que Otra película... por cierto no carece, a su manera, habida cuenta de que la simpleza, la complacencia y la gratuidad con las que su muy reducido argumento fue trazado y que, por lo que se colige, tanto los Rivapalacio como todos aquellos cineastas nacionales o extranjeros, dan por hecho es condición necesaria para que un filme pueda ser considerado en la categoría “infantil”. Es por eso que no se trata nada más que del secuestro que el otrora huevo, ahora pollo, sufre a manos de un huevo brujo que precisa contar con un corazón de pollo para cumplimentar cierto ritual, y del posterior rescate que los amigos del pollo –todos ellos huevos más una tira de tocino– llevarán a cabo, desde luego que con resultados felices.

Muy poco, casi nada, resta de aquella irreverencia con la que los conocidos como Huevocartoons nacieron y se dieron a conocer masiva y efusivamente por medio de internet; el mejor ejemplo de su morigeración, y al mismo tiempo la mayor paradoja sufrida por este pequeño universo ficticio, es que cuando mejor funciona la cinta es cuando recurre a un imaginario sexual más o menos común y reconocible en México, ya sea el albur directo –deslactosado, descafeinado, pero albur al fin–, o bien el juego de atracción y conquista entre personajes. No obstante ser archisabida y recurrente, la vieja fórmula que consiste en ir dosificando una serie de gags sobre la estructura de una trama micrométrica, parece funcionar a satisfacción de un buen número de espectadores, así como de un par de realizadores que pronto –tan pronto como el año siguiente, pues lo más probable es que de los huevos quiera hacerse una saga interminable– deberán encontrar algo más consistente para seguir quebrando récords de venta.

Y ASÍ POR EL ESTILO

Aunque naturalmente es diversa la gama de registros, así como la solución creativa de cada uno de los largometrajes mexicanos de ficción incluidos en la sección oficial del FICG –y no se habla aquí solamente de lo obvio, como el género–, en cierto punto algunos de ellos ponen de manifiesto que su intención no difiere mucho de la mostrada por Otra película... Dicho en términos más llanos: las cintas en competencia incluyen lo mismo claros y declarados ejercicios de autor, carentes de concesión o complacencia alguna, que intentos quién sabe si eficaces por engordar los bolsillos de alguien que, por cierto, nunca es el productor. Entre las primeras debe anotarse, sin lugar a dudas y quizá en ese orden, las siguientes:

Rabioso sol, rabioso cielo, el tercer largometraje de Julián Hernández con el que hace poco volvió a ser premiado en la Berlinale. Son probablemente el ritmo narrativo y el interés evidentísimo por componer cuadros que por sí mismos sean no sólo bellos sino casi se diría autosuficientes, los cometidos mejor alcanzados por Hernández en esta cinta que, de manera prácticamente unánime, fue tachada de ser excesivamente larga –tres horas y minutos–, así como de contener una película dentro de otra, sin que esta segunda pueda ser considerada ya no se diga mejor o peor, sino al menos pertinente.

(Continuará)