Sociedad y Justicia
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Se declara culpable El Carcelero de Amstetten
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de marzo de 2009, p. 40

Saint Poelten, Austria, 16 de marzo. Josef Fritzl, el austriaco que tuvo siete vástagos con su hija, a la que retuvo en un sótano durante 24 años, se declaró culpable de incesto, pero negó el cargo de asesinato de un bebé recién nacido donde los mantuvo encerrados.

El inculpado, de 73 años, también se declaró no culpable de esclavizar a su hija Elisabeth. Vestido con un traje gris, llegó al tribunal de Saint Poelten, cerca de Viena, flanqueado por policías, mientras escondía la cara tras una carpeta azul.

Después la bajó y, de espaldas a la galería, habló con suavidad, a veces entre dientes, en respuesta a las preguntas sobre detalles personales y su defensa. Fritzl miraba fijamente al frente o a su abogado, pero no al jurado ni al fiscal.

Los fiscales lo acusan de violar a su hija frente a sus vástagos cautivos. Sostienen que Fritzl, quien se enfrenta a pasar el resto de su vida en prisión si es condenado, fue responsable de la muerte de un gemelo que falleció poco después de nacer en una celda casera, en 1996.

Alegan que fue asesinato, porque cometió negligencia al no buscar ayuda para el bebé, al que luego quemó en una caldera. Inquirido por el juez en varias ocasiones, se declaró parcialmente culpable de violación y afirmó que era responsable de privar de la libertad a los niños .

La ley austriaca establece diferencia entre la gravedad de las violaciones y niveles de coacción, y toma en cuenta el grado de violencia usado y las consecuencias para la víctima.

El abogado de Fritzl aclarará qué parte de los cargos por violación niega durante el juicio a puerta cerrada que se realiza esta semana, según el portavoz policial Franz Cutka.

En teoría, según Cutka, Fritzl podría declararse culpable del cargo de violación en general, pero enfrentará los alegatos de la fiscalía sobre el grado de violencia que utilizó.

También se declaró inocente de esclavizar a Elisabeth, que ahora tiene 42 años, durante la mayor parte de su vida.

La encerró en el sótano y la hizo totalmente dependiente de él, obligándola a actos sexuales y tratándola como si fuera de su propiedad, se sostiene en la hoja de acusaciones.

El jurado, que vio parte de un video de 11 horas con la declaración de Elisabeth, dará a conocer su veredicto al final de esta semana.

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Josef Fritzl, el austriaco de 73 años acusado de mantener cautiva a su hija en un sótano durante 24 años y de violarla, escondió la cara tras una carpeta en el juicio que se realiza en su contra en Saint PoeltenFoto Ap

Sótano a prueba de sonido

En la cárcel se comportó normalmente, no es una persona especial, dijo el subdirector de prisiones, Erich Huber-Guensthofer, en una conferencia de prensa posterior. Si él estuviera en esta habitación nadie le prestaría atención. Respeta las normas y es educado, aseguró.

Fritzl, un ingeniero retirado, construyó el sótano a prueba de sonido con una puerta reforzada debajo de su casa, en la ciudad de Amstetten.

En su declaración abierta en el juicio, la fiscal Christiane Burkheiser sostuvo que durante los primeros años de cautiverio Elisabeth no tenía agua caliente, ducha o calefacción.

A veces hacía tanto calor que la condensación goteaba por las paredes, declaró al jurado, representando con las manos el tamaño de la celda inicial de Elisabeth, de 11 metros cuadrados.

Después la amplió a 60 metros cuadrados para acomodar a los niños. El abogado defensor, Rudolf Mayer, indicó que el cargo de esclavitud era inapropiado. Describió cómo Fritzl construyó una segunda familia y criticó a los medios por retratarlo como un monstruo.

Además, instó al jurado a hacer las emociones a un lado y proporcionar un juicio justo.

Afirmó que Josef Fritzl mostró preocupación por el bienestar de los niños cuando sacó a alguno del sótano y llevó al hospital a su hija Kerstin, gravemente enferma. Ella nunca había visto la luz del día, y el viaje al hospital condujo al arresto de este hombre en abril del año pasado.

Si es hallado culpable de asesinato, el jurado podría sentenciarlo a cadena perpetua o dictarle entre 10 y 15 años de prisión. Rudolf Mayer sostuvo que Fritzl esperaba pasar el resto de su vida en una institución siquiátrica.

La hija de Fritzl y sus seis hijos, tres de ellos encerrados desde que nacieron, viven ahora en una localidad que se mantiene en secreto y con nuevas identidades.

Tres fueron sacados a la superficie por Fritzl y su esposa Rosemarie, después de que él fingió que Elisabeth los había abandonado. La policía afirma que Rosemarie no conocía sus actividades.

Acepta cargos de incesto, pero niega haber esclavizado a su hija, con quien tuvo 7 vástagos