Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 15 de febrero de 2009 Num: 728

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Medellín, capital de la poesía
RODOLFO ALONSO

Nunca digas
TAKIS VARVITSIOTIS

El libro y la cuestión editorial
RAÚL OLVERA MIJARES

Francis Bacon: el espejo en sí mismo
MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

Francis Bacon: ¿maestro de lo despiadado?
JOHN BERGER

El horror en la pintura
BALTHUS

Martin Amis: la más cruda perspectiva
JORGE GUDIÑO

Leer

Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Naief Yehya
[email protected]

El derecho a existir: Gaza como laboratorio (I DE II)

EXPÚLSENLOS

Uno de los argumentos más repetidos por aquellos que justifican el brutal ataque israelí del 27 de diciembre de 2008 en contra de los palestinos de la franja de Gaza, es que Hamas, la organización en el poder, ha expresado su intención de destruir a Israel. Curiosamente, no recuerdan que el derecho a existir del Estado palestino ha sido negado desde hace sesenta y un años, mediante un programa escrupuloso de limpieza étnica. Desde entonces, cada conflicto con la población palestina o con los Estados árabes vecinos ha sido un pretexto para que el gobierno israelí se apropie de más tierras y aplique leyes más draconianas a los árabes. Pero, independientemente de cualquier manifiesto político o argumento propagandístico, tenemos que el bloqueo impuesto a Gaza limita dramáticamente el acceso a alimentos, agua, medicinas y toda clase de ayuda humanitaria. Esto en sí es un acto de guerra. Si a esto sumamos la matanza de civiles y la masiva destrucción de la infraestructura impuesta como castigo colectivo al pueblo palestino, tenemos un caso claro de genocidio, como el descrito por los estándares de la Convención sobre Genocidio (adoptado por la Resolución 260 (III) A de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948). Cuenta el historiador israelí, ex izquierdista convertido recientemente en apologista de la limpieza étnica, Benny Morris, que en julio de 1948, tras la masacre de Lydda y Ramle, el general Yigal Allon, comandante de la brigada Palmah, las fuerzas de élite de la Haganah , preguntó al primer ministro del joven Estado israelí, David Ben Gurion: “¿Qué hacemos con los árabes?” Éste respondió diciendo: “Expúlsenlos.” Esa orden implacable sigue en vigor hoy. El último ataque contra Gaza, en el cual se utilizaron armas prohibidas y experimentales como las bombas dime , es un experimento para concretizar los deseos de Ben Gurion. ¿Quién niega el derecho a existir a quién?

 EL CRIMEN DE LA DEMOCRACIA

Hamas, esa entidad fundamentalista casi universalmente condenada, tiene una curiosa peculiaridad: es probablemente una de las únicas organizaciones políticas en el Oriente próximo que ganó sin controversia unas elecciones limpias. Y eso sí que resulta perturbador para todos los gobiernos autoritarios árabes (quienes ven ahí la semilla de su propia destrucción), para EU (que ha predicado el credo de la democratización y ahora ve que los productos de un proceso democrático pueden ser mucho más corrosivos para sus intenciones que los viejos déspotas) y para Israel, que ha tratado de demostrar a toda costa que la sociedad palestina sólo puede ser un caos, anárquico, violento, sin atisbos de organización social, cuyo único destino es desaparecer. La campaña propagandística israelí o hasbara, ha convertido a Hamas en el responsable de décadas de opresión y terror no solamente en Gaza sino en toda Palestina, lo cual es ridículo. El manifiesto de Hamas es tan cuestionable como la constitución del Fondo Nacional Judío, el cual prohíbe a los árabes ser propietarios de tierras.

¿QUIÉN ROMPIÓ EL CESE AL FUEGO?

Hamas ganó las elecciones el 19 de junio de 2008. Israel y Hamas acordaron un cese al fuego y la organización islámica se comprometió a no lanzar más cohetes a cambio de que Israel relajara el bloqueo que había impuesto sobre el territorio desde 2005, el cual prohibía el acceso de productos, herramientas, materiales y toda clase de bienes. Israel permitió un incremento de alrededor del veinte por ciento en el acceso de camiones, lo cual no era suficiente para satisfacer las mínimas necesidades de 750 mil personas que dependen para sobrevivir de los víveres y medicinas que ofrece las Naciones Unidas. De acuerdo con el propio Centro de Información de Inteligencia y Terrorismo israelí, el número de cohetes disminuyó en un noventa y ocho por ciento entre la firma del acuerdo y el 4 de noviembre con respecto a los meses previos. La mayoría de los cohetes lanzados en esas fechas fueron obra de otras organizaciones. Hamas encarceló a varios autores de estos atentados. Citando razones de seguridad, Israel prohibió, a partir de noviembre, el acceso a periodistas a la franja de Gaza. El 5 de noviembre fuerzas especiales israelíes asesinaron a seis palestinos en Gaza, lo cual provocó que esta organización reiniciara sus ataques con misiles. Esto sirvió de pretexto para que Israel lanzara un ataque que no tuvo nada de espontáneo, el cual, según el propio diario israelí Haaretz, había sido planeado con seis meses de anticipación. Por tanto, cuando Hamas propuso el 23 de diciembre renovar el cese al fuego su oferta fue ignorada. Al día siguiente Hamas lanzó ochenta y siete morteros y cohetes. El 27 de diciembre el ataque israelí comenzó al medio día, cuando los niños regresaban de la escuela, y en muy pocos minutos 225 personas fueron asesinadas y más de setecientas heridas

(Continuará)