Usted está aquí: miércoles 21 de enero de 2009 Política Aborto 2009

Arnoldo Kraus

Aborto 2009

La nueva embestida seudocientífica contra la ciencia de muchos legisladores, particularmente del PAN, ya no sólo es contra ella. Ahora incluyen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En 2008, después de arduas discusiones, la Corte decidió despenalizar el aborto en el Distrito Federal. El acto, se concluyó, sólo se llevaría a cabo antes de las 12 semanas de embarazo, tiempo en el que la corteza cerebral empieza a madurar, y se podría efectuar en los hospitales que pertenecen al gobierno y que cuentan con servicios ad hoc. La decisión estipulaba que los médicos que no estuviesen de acuerdo con el procedimiento quedarían eximidos de efectuarlo. La resolución de la Suprema Corte se fundamentó en los argumentos científicos acerca del inicio de la actividad cerebral y en los derechos reproductivos de las mujeres.

Entre varios hechos, la despenalización del aborto en la ciudad de México fue un ejercicio donde el diálogo y la razón fueron marcos de referencia. Son tres las lecciones fundamentales: las razones científicas privaron sobre argumentos no científicos, la Suprema Corte sólo se pronunció después de largos debates públicos en un ejercicio (casi) inédito y, por último, la opinión de las mujeres se tradujo en respeto a su autonomía. La suma de esos tres factores coloca, en el rubro del aborto, a la ciudad de México en el universo que considera que las personas tienen derecho a decidir sobre sí mismos.

El tiempo, ese brutal y sordo censor, le ha dado la razón a quienes apoyaron la propuesta y al fallo de la Suprema Corte. Desde abril de 2008 se han efectuado aproximadamente 15 mil procedimientos. Sólo una joven de 16 años ha muerto y no se han reportado complicaciones “serias” asociadas al legrado. Huelga decir que el número de complicaciones y fallecimientos asociadas a abortos efectuados en condiciones insalubres es aterrador.

A pesar de la bondad de los números anteriores, a pesar de que se sabe que prohibir el aborto no disminuye la frecuencia de éstos, y a pesar de que no hay argumentos suficientes, sobre todo de índole religiosa que convenzan a quien entiende y sabe que su aborto es válido, la respuesta contra la despenalización del aborto en la ciudad de México no se ha hecho esperar. Son dos los escenarios.

Recientemente algunos legisladores panistas propusieron modificar el artículo primero de la Constitución al cual pretenden agregar la frase “desde el momento de su concepción”. De acuerdo con su propuesta, el artículo diría: “En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo, desde el momento de su concepción, gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y en las condiciones que ella misma establece”.

Como parte del mismo tejido, en algunos estados, diputados y congresos estatales, auspiciados por los gobernadores del PAN y del PRI han impulsado una serie de reformas a sus constituciones para proteger la vida desde el momento de la concepción, sin tener en cuenta ni la opinión ni los derechos reproductivos de las mujeres. Esas maniobras e intentos de enmiendas son claramente una medida para contrarrestar la popularidad de la aprobación de la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

En Sonora, Baja California y Morelos las iniciativas a favor de que “la vida se inicia desde el momento de la concepción” ya han sido aprobadas. Cuando se habla de salud las iniciativas rebasan el papel. Es absurdo pensar que las mujeres bajo la égida y el yugo de los gobiernos señalados no aborten. Lo harán cuando consideren que es necesario efectuarlo, independientemente de las condiciones de insalubridad. Esos actos, sin duda, agravarán los problemas de salud pública y de justicia social, lacras suficientemente irrespirables como para profundizarlas aún más.

Morelos como ejemplo. La reforma constitucional fue aprobada por la mayoría de municipios y publicada en diciembre en el periódico oficial Tierra y Libertad. Hasta ahora, ni la Comisión Nacional de Derechos Humanos ni el procurador general de la República ni el presidente estatal de Derechos Humanos de Morelos han emitido su opinión. Esa actitud es contraria a los derechos humanos de las mujeres.

La lectura de lo que sucede en los tres estados alarma. Alarma por la morbilidad y la mortalidad que sobrevendrá asociada a abortos “clandestinos”, por la posible epidemia fomentada por el PRIPAN en contra de la despenalización del aborto y por el silencio de los responsables por bregar por los derechos humanos, en este caso, de las mujeres embarazadas.

Factor insoslayable es el uso del poder autoritario. Una vez más, siembran con sus acciones, los estados, y con su silencio, la CNDH, discordia y sustrato para la confrontación entre las sinrazones de su poder autoritario contra las razones de los librepensadores.

 
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