Usted está aquí: miércoles 21 de enero de 2009 Política Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

■ ¿Insolvencia bancaria global?

Ampliar la imagen El Royal Bank of Scotland es uno de los megabancos de renombre en plena debacle. En la imagen, una de sus sucursales en Londres El Royal Bank of Scotland es uno de los megabancos de renombre en plena debacle. En la imagen, una de sus sucursales en Londres Foto: Reuters

El centro europeo LEAP/E2020 proclama “la insolvencia de la banca y los consumidores de Estados Unidos”, así como la “desaparición de 10 millones de millones de dólares de “activos-fantasma”, en la “cuarta fase” de la secuencia de la crisis sistémica, que han bautizado como “decantación” (Boletín No. 31, GEAB, 16/1/09).

Para no perder la perspectiva, 10 millones de millones de dólares representan 18 por ciento del PIB mundial, 59 por ciento del PIB de la Unión Europea, 72.5 por ciento del PIB de Estados Unidos y 100 por ciento del PIB de México: una evanescencia de la “riqueza” virtual creada con papel especulativo electrónico.

Quizá le falte a LEAP/E2020 enunciar que más que una vulgar crisis cíclica, de corte financierista y economicista, se trate del fin del paradigma neoliberal y de la unipolaridad de Estados Unidos cuando nos encaminamos a la bifurcación política entre el neosocialismo y el neofascismo, en el contexto del marco referencial del nacionalismo, regionalismo y la desglobalización con sus respectivos modelos económicos, que van desde el neokeynesianismo estatal pasando por la socialdemocracia de libre mercado regulado hasta el neoproteccionismo.

Más que la economía propiamente dicha, son las finanzas anglosajonas las que han fenecido. A nuestro juicio, es la geoeconomía, con su correlato de las geofinanzas (la esfera de influencia de las divisas), quien sustituirá a las insolventes finanzas anglosajonas en el nuevo paradigma por forjar.

Al contrario de lo que alucinan los bancos centrales y sus políticos, el “problema de liquidez”, que pretenden paliar mediante “caídas históricas de las tasas de interés y la creación ilimitada de dinero”, es “consecuencia”, y no la causa, de la insolvencia que “cava agujeros negros donde la liquidez ha desaparecido”: balances contables bancarios, deuda de los hogares, quiebras empresariales o déficits públicos.

Con base en la “proporción Texas” (Texas ratio), que mide la exposición al riesgo, la lista de los bancos en Estados Unidos al borde de la quiebra prolifera a pasos acelerados. Y no se trata de los megabancos de renombre en plena debacle (v.gr. Citigroup, Royal Bank of Scotland), cuyo precipicio adelantamos en Bajo la Lupa, ni de los fraudes de Israel Discount Bank y el banquero estafador Bernard Madoff, sino de bancos regionales que lubrican el sistema crediticio hoy prácticamente paralizado. A quien le interese indagar la complicidad de las transacciones entre Madoff y la banca de Israel recomendamos dos investigaciones explosivas: del connotado sabueso Christopher Bollyn (www.bollyn.info;12/12/08) y del “experto en inteligencia internacional”, además de reportero estrella de Reuters, Tom Heneghan (“Gaza-Gate is Madoff-J.P. Morgan Chase Mossad-Gate”, MySpace.com; 4/1/09).

Los “activos fantasma”, vinculados con la hiperinflación bursátil especulativa, habrían alcanzado 30 millones de millones de dólares, calculados en forma conservadora, y que equivalen a 55 por ciento del PIB global, a 1.7 veces el PIB de la Unión Europea, 2.2 veces el PIB de Estados Unidos y 30 veces el PIB de México. ¡Uf!

De esta situación anómala LEAP/E2020 deduce que el “mundo enfrenta la insolvencia general que afecta, en primer lugar, a los países más endeudados y a las organizaciones (públicas o privadas) y/o a quienes dependen primordialmente de los servicios financieros”. Pero, ¿quiénes se salvan de la nueva esclavitud de la posmodernidad que constituyen los “servicios financieros”, acaparados por la depredadora plutocracia global, y que por necesidad imperativa deben pertenecer al orden público y no a las veleidades privadas que sucumbieron a la demencia especulativa?

Según Thomson Financial Datastream (9 de enero), en 2008 la “capitalización de mercado” (el valor accionario de las empresas) se desplomó a escala global a prácticamente la mitad: de 48.3 millones de millones de dólares a 26.1 millones de millones de dólares.

La “lista de quiebras en Estados Unidos” pasó en los recientes dos años de un poco más de mil a más de 5 mil por día (CreditSlips; enero de 2009). ¡Más lo que falta! El grave problema radica en que la “economía mundial y todos (sic) los actores económicos (incluyendo los estados) fincaron en los pasados años su crecimiento en deuda”.

Se inventó la “riqueza” neoliberal con papel-chatarra en medio de la ficción numérica de las hilarantes calificadoras y las delirantes reguladoras con su séquito contable: un mundo feliz magnificado por los mendaces multimedia, que son controlados por los mismos actores que instauraron una dictadura financiera desinformativa para engañar a los ciudadanos con el tácito aval de los gobiernos instalados en el poder por la misma plutocracia global gracias a sus invaluables “servicios financieros”.

Lo peor: se perdieron confianza y credibilidad en los mismos instrumentos financieros que se indujo a venerar. Un “creciente número de inversionistas no confían más en los instrumentos tradicionales ni en los indicadores de medición. Las agencias calificadoras perdieron toda credibilidad. El dólar estadunidense es una ficción de unidad monetaria internacional (…) Se sospecha que la esfera financiera entera sea un agujero negro gigante”.

LEAP/E2020 recomienda “establecer urgentemente un sistema de contabilidad internacional alternativo basado en una canasta de divisas, por ejemplo, 25 por ciento en dólares, 25 por ciento en euros, e igual porcentaje en yen nipón y en yuan chino”. No es mala idea en un inicio con el fin de despedir la “negra contabilidad” de la banca anglosajona.

¿Y el oro? ¿Cuál será su papel futuro para “fijar” el nuevo sistema financiero internacional, ante cuya perspectiva China ya empezó a prepararse? Por lo pronto, los círculos europeos influyentes aceptan la inevitabilidad de las nuevas geofinanzas globales que, para LEAP/E2020, sería cuatripartita: la mitad trasatlántica y la otra mitad asiática. LEAP/E2020 recuerda su vaticinio para este verano sobre la “bancarrota de la deuda de Estados Unidos” y el concomitante desplome del dólar que expuso Bajo la Lupa en su momento.

El ejército de Estados Unidos se prepara a la eventualidad del “caos social” interno, debido a la dislocación e insolvencia del dolarcentrismo, con el fin de someter la nada descabellada rebelión ciudadana (El Paso Times, 29/12/08).

Es aberrantemente anómalo calcular la “riqueza” mundial (hoy pulverizada) y los intercambios de bienes y servicios en dólares estadunidenses totalmente averiados, por lo que es preferible la medición mediante una “canasta de divisas” más creíble y solvente con el fin de, a juicio de LEAP/E2020, “asegurar la continuidad de las estadísticas mientras el sistema monetario global es reconstruido”.

Llama poderosamente la atención la ausencia perturbadora de Latinoamérica para participar en la restructuración del nuevo orden financiero internacional, cuando la verdadera liberación integral es tan financiera como económica y política.

 
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