Usted está aquí: lunes 5 de enero de 2009 Deportes Taurinos bien intencionados demuestran que los “buenos” tampoco saben meter gente

TOROS

■ Primero gastaron sin planear, luego cerraron y ahora buscan patrocinios

Taurinos bien intencionados demuestran que los “buenos” tampoco saben meter gente

■ Dispusieron del fideicomiso destinado a crear un museo sobre la fiesta brava de la ciudad

Leonardo Páez

Ampliar la imagen Para invertir dinero ajeno también se requiere criterio, estudios previos, imaginación y rigor de resultados. El hoy cerrado Centro Cultural de la Tauromaquia es otro ejemplo de lo que se hizo mal Para invertir dinero ajeno también se requiere criterio, estudios previos, imaginación y rigor de resultados. El hoy cerrado Centro Cultural de la Tauromaquia es otro ejemplo de lo que se hizo mal Foto: Archivo

De cereza en el pastel calificamos (La Jornada, 29 de diciembre de 2008) los esfuerzos fallidos de quienes crearon el Centro Cultural de la Tauromaquia, hoy cerrado, porque dispusieron de un fideicomiso a cargo de sucesivas comisiones taurinas destinado a la compra del inmueble para el museo taurino de la ciudad de México. Utilizaron el dinero y ninguna de las dos cosas se hizo.

“Después de más de 15 años de trabajo (sic) y de considerables esfuerzos –informan el arquitecto Miguel Luna Parra, director general, y Sergio Olivera Díaz, tesorero, en un texto fechado el 18 de julio de 2008– por fin logramos convertir en realidad nuestro sueño (sic) de ver el Centro Cultural de la Tauromaquia terminado y realizando actividades culturales y artísticas (sic). Aunque ya habíamos realizado tres exitosos eventos en febrero y marzo de 2007, con una asistencia promedio de 110 personas, fue hasta el 22 de agosto del mismo año cuando tuvo lugar la solemne inauguración de este recinto.

“Desde entonces se han realizado 39 actividades culturales diversas: una exposición, seis conferencias y pláticas, una visita guiada, un homenaje, 11 programas de radio, seis presentaciones de discos, libros y revistas, una convención nacional, un seminario en la Universidad Iberoamericana, una presentación (sic) de plaza de toros, una entrega de trofeos y nueve reproducciones (sic) de corridas de España.

“Las 39 actividades tuvieron una asistencia total aproximada de 2 mil 567 personas, por lo que se obtuvo un promedio de 66 asistentes por acto. En promedio se realizó una actividad cada siete días. Además se realizaron 40 actividades promocionales como reuniones de asociaciones culturales y peñas, comidas dominicales, etcétera.

“Toda esta experiencia provocó el entusiasmo, reconocimiento y agradecimiento de la afición (sic) y de los medios de comunicación taurinos. Desde el origen de la Asociación Amigos del Museo Taurino en 1992, hemos buscado patrocinios que nos apoyen para sufragar la costosa inversión que representan la remodelación del inmueble y los enormes gastos para el mantenimiento mensual de este espacio.

“Suponíamos que conseguiríamos el apoyo necesario para subsistir, desgraciadamente no ha sido así, solamente recibimos un eventual apoyo de Hipotecaria Su Casita.

“Por lo tanto, nos vemos en la urgente necesidad de tomar la triste decisión de cerrar temporalmente nuestro Centro Cultural de la Tauromaquia a partir del 21 de julio de 2008, con la esperanza de lograr, ojalá que de manera definitiva (sic), los patrocinios que necesitamos para seguir adelante.

“Solicitamos a todos ustedes, compañeros y amigos aficionados, su comprensión y la ayuda que nos puedan proporcionar para lograr dicho apoyo, o bien, para que nos recomienden a la persona o el mecanismo adecuado que nos sirva para alcanzar ese objetivo. Tenemos esperanzas de que al cabo de los tres o cuatro meses (sic) que estará cerrado el recinto, nos encontremos en mejores condiciones económicas de tal manera que sea posible su reapertura ya sin interrupciones en su funcionamiento.

“Agradecemos sinceramente la participación y ayuda que muchos de ustedes nos han proporcionado en estos 11 meses de existencia. Estamos a sus órdenes para atender cualquier consulta o sugerencia de su parte”, concluyen los firmantes.

Insisto en mi señalamiento: si estos amigos del aún inexistente museo taurino contaban con esos fondos, ¿a quién se le ocurrió invertirlos en mal remodelar un predio rentado? Hombre, ni a una viuda joven.

 
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