Usted está aquí: sábado 6 de diciembre de 2008 Cultura Enfrenta a escritores definir si el boom de la novela histórica es sólo una moda

La vorágine de los libros

■ Yo siempre quise éxito, fama y fortuna, reconoce Ken Follet (Los pilares de la Tierra)

Enfrenta a escritores definir si el boom de la novela histórica es sólo una moda

■ Pagaría una cena en el Chez Maxim’s a quien me muestre una obra literaria que no lo sea: Massimo

Ericka Montaño Garfias (Enviada)

Ampliar la imagen Al término del la mesa redonda Y con ustedes el Chamuco, en donde participaron Rafael Barajas El Fisgón, Antonio Helguera, José Hernández, Eduardo del Río Rius, Cintia Bolio y Rafael Pineda Rapé, Helguera regaló un autógrafo a una de las asistentes de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Al término del la mesa redonda Y con ustedes el Chamuco, en donde participaron Rafael Barajas El Fisgón, Antonio Helguera, José Hernández, Eduardo del Río Rius, Cintia Bolio y Rafael Pineda Rapé, Helguera regaló un autógrafo a una de las asistentes de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Foto: Arturo Campos Cedillo

Guadalajara, Jal., 5 de diciembre. Desde hace varios años el mercado editorial vive la locura de un género: la novela histórica. Desde Umberto Eco con El nombre de la rosa hasta Dan Brown con El código Da Vinci han practicado el género con éxitos de venta por millones de ejemplares.

Tres de los grandes vendedores de novelas históricas hablan, por separado, con La Jornada: Ken Follet, Matilde Asensi y Valerio Massimo Manfredi, cada uno con una visión diferente en torno a una pregunta: ¿este género es una moda?

No lo sé, responde Matilde Asensi (Alicante, 1962), quien entre sus libros tiene Iacobus, El último catón, Todo bajo el cielo y Tierra firme, una trilogía que es protagonizada por Catalina Solís que después se transforma en Martín Ojo de Plata.

Sus novelas, una mezcla de historia y aventuras, se ambientan en tiempos y espacios diferentes, puede ser la Edad Media, China, América o cualquier país europeo.

“Sé que cuando comencé a publicar en 1999 (El salón de ámbar) la novela histórica ya estaba y continúa ahora. Si es una moda tampoco pasa nada. Si lo es, algún día la gente leerá otro tipo de literatura, pero no creo que tengan nada de malo las modas dentro de la literatura”.

La autora de Iacobus señala que en todas las artes, en todo trabajo creativo existen las modas “muchas desaparecen pero otras se quedan y se convierten en la ‘alta cultura’. El tiempo nos pone a todos en nuestro sitio y la escoba del tiempo barre lo que no necesitamos. Baste recordar que la ópera era el rock and roll de los siglos XVII y XVIII y la gente silbaba las arias en la calle, y ahora, ¡quién lo diría! Hoy es una moda y mañana puede ser la historia de la literatura”.

Ken Follet, autor de numerosos thrillers, entró en la novela histórica con Los pilares de la Tierra con la que se dio un fenómeno extraño: ya era un autor mundialmente reconocido por sus novelas de espías, sin embargo Los pilares… no fue un éxito inmediato ni tampoco basado en la mercadotecnia, poco a poco los lectores la fueron recomendando uno a otro hasta convertirse en un bestseller.

Hace unos meses salió a la venta Mundo sin fin, segunda parte de esa historia, que ocurre en la Edad Media en el pueblo inventado de Kingsbridge. Los protagonistas, en ambos libros, son varias generaciones de una familia de constructores.

Yo creo que sí existe una moda en los libros, expresa Follet (Gales, 1949), quien sin falsas modestias reconoce que siempre quiso éxito, fama y fortuna. “Siempre quise ser el mejor en todo”, dijo.

“Si un libro de la Edad Media tiene mucho éxito, entonces muchos querrán escribir un libro sobre la Edad Media. Lo mismo si eso ocurre con una novela del siglo XVIII, por ejemplo. De alguna forma la literatura se rige por modas”.

Follet se inició con los thrillers “porque eran los que más me gustaba leer, pero me interesé mucho en las catedrales medievales y en cómo y por qué fueron construidas. Me sentí seguro de que se podía escribir una novela muy buena, popular, acerca de eso. En ese momento tenía 36 años y a esa edad crees que puedes hacer cualquier cosa, así que no tenía miedo de cambiar y escribir un tipo de novela diferente, pero en cierta forma no es tan distinta de mis otros libros porque mis personajes son personas en peligro, que se enamorar, que van a la guerra, que pierden o ganan dinero, así que los temas son los mismos, sin importar si es un thriller o una novela histórica”.

Valerio Massimo Manfredi lleva el éxito de decenas de novelas, la gran mayoría ambientadas en el periodo clásico; se graduó en letras clásicas y ha participado en numerosas excavaciones arqueológicas. Es autor de ensayos y textos académicos, pero sobre todo es conocido por sus novelas Alexandros, La última legión, La conjura de las reinas, La isla de la muerte y El imperio de los dragones, entre muchas otras que han sido traducidas a 32 idiomas y vendidas en 50 países. Este sábado presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su libro El ejército perdido.

La novela histórica no es una moda, afirma. “Es una necesidad. Es una reacción de defensa, es como cuando a tu cuerpo lo invade un virus y tu cuerpo reacciona creando anticuerpos.

“La gente lee estas novelas porque reacciona por necesidad frente a la homogeneización, se refugia en un pasado donde cada individuo tiene una fisonomía irrepetible, donde cada asentamiento urbano, cada pueblo, cada ciudad, tiene una personalidad enorme.”

Buscan la novela histórica, añade, como una reacción casi física frente al mundo globalizado que, ahora mismo, con esta crisis, se demuestra que nadie puede gobernar.

“Otra consecuencia de ese mundo globalizado es la dimensión continuamente efímera y transitoria de la experiencia: no existe otra cosa que la que estamos viviendo en este momento, en este instante. Si hay un gran personaje y desaparece de la atención global, en tres o cuatro meses todos lo han olvidado, se convierte en nadie. Esto crea una inestabilidad muy fuerte en el ser humano, porque al igual que una construcción necesita de cimientos, que entre más abajo están más alto se puede construir. Lo mismo ocurre para el ser humano, tenemos que llevar nuestras raíces al fondo para crecer. Es aterrorizante pensar que llegue un momento en que todos seamos planos, sin relieves, todos homogeneizados”.

Por eso la reacción instintiva del ser humano “es volver a un pasado cuando cada uno era irrepetible, único, cuando todo estaba rodeado por el misterio, cuando cada uno tenía la posibilidad de ser y de convertirse en Alejandro y cabalgar a Bucéfalo”.

Además, para Manfredi todas las novelas son históricas. “Si ambiento una novela el año pasado ¿acaso no es histórica? Ocurrió en un periodo histórico definido aún cuando se hable de un momento ocurrido hace un año”. Por eso lanza un reto: “a quien me demuestre que existe una obra literaria que no sea histórica le pago una cena en Chez Maxim’s de París”.

 
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