Usted está aquí: lunes 17 de noviembre de 2008 Opinión Apoyo del gobierno al Corredor Eólico

Iván Restrepo

Apoyo del gobierno al Corredor Eólico

En mayo pasado, agrupaciones sociales y campesinas del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, denunciaron la forma en que el gobierno federal apoyaba el llamado Corredor Eólico, destinado a generar energía no convencional. Con engaños, dijeron, firmaron contratos con varias empresas como las españolas Gamesa, Eoliatec, Iberdrola, Eurus, Preneal, Unión Fenosa y Endesa, con duración de 30 años, para instalar aerogeneradores en 20 mil hectáreas, a razón de 150 pesos anuales por hectárea. Los quejosos han presentado desde entonces centenas de demandas para anular los contratos que, aseguran, les hicieron firmar con “dolo” y engaños.

A principios de este mes se promovieron 180 demandas solicitando la nulidad de los contratos firmados con las compañías españolas, incluido Grupo Energético del Sureste (GES), de la familia encabezada por Manuel Carlos Mouriño Atanes, padre del anterior secretario de Gobernación. Otra más, Eurus, suspendió recientemente la construcción del proyecto eólico La Venta IV, destinado a generar energía para la planta que Cementos Mexicanos (Cemex) tiene en el istmo. El motivo: la oposición y el desacuerdo con las comunidades ejidales que exigen más por la ocupación de sus tierras con los equipos generadores.

Además, los inconformes sostienen que la energía solar no beneficiará a la población ni el desarrollo regional, sino a consorcios como las refresqueras Coca-Cola y Pepsi-Cola, las cadenas de tiendas Wal-Mart y Soriana, y a Cementos Mexicanos, Cemex. Además de que la mayor parte de la inversión (más de 3 mil millones de dólares) sería para adquirir equipos procedentes de España. También de México, agregamos.

En efecto, en su columna del 2 de noviembre pasado en la revista Proceso, Miguel Ángel Granados Chapa describió la velocidad con que Mouriño Atanes logró hacerse, junto con sus hijos Juan Camilo y Carlos, de una enorme fortuna gracias al decidido apoyo gubernamental. Sus negocios no solamente están en el ramo de los hidrocarburos, sino también en el de la energía eólica.

Cuenta Granados Chapa cómo la familia Mouriño logró con prontitud autorizaciones oficiales para construir modernas torres eólicas en Yucatán. Se venderían en Estados Unidos, pero todo apunta a que su destino natural sea México, pues la empresa de los Mouriño, GES, vinculada con la empresa Española Gmesa, se instaló en el Istmo de Tehuantepec como parte del proyecto La Venta II. También Granados Chapa revela cómo el equipo utilizado en Oaxaca procede de otra empresa española, Censa, propiedad del padre de Juan Camilo.

España es líder en la generación de energía eólica: 17 por ciento del total que produce, superando a la obtenida del carbón. Sus “parques” eólicos, sin embargo, no están exentos de cuestionamientos en lo relativo a la afectación al medio ambiente.

En abril pasado, un juez, a petición de grupos defensores de la naturaleza, anuló la posibilidad de instalar 366 generadores en zona protegida. Era el primero de 13 proyectos más de la trasnacional Endesa en la comunidad de Castilla-León. La instalación de plantas para generar otro tipo de energía renovable, la solar, también tiene problemas por corrupción: seis altos funcionarios de la Junta de Castilla-León, pertenecientes al Partido Popular de los señores Aznar y Rajoy (tan apreciados por el licenciado Calderón y su partido), tuvieron que renunciar en agosto pasado por adjudicarse concesiones para explotar plantas de energía fotovoltaicas, que reciben subsidio del gobierno por su contribución al medio ambiente. Otros siete funcionarios también son investigados.

México pudo ser líder en generación de energías alternas si la burocracia no hubiera ignorado los proyectos que la comunidad científica y tecnológica le propuso hace 30 años. Tanto el Instituto de Investigaciones Eléctricas como la Universidad Nacional, entre otros centros del conocimiento, trabajaban entonces sobre prototipos que abarcaban las energías solar y eólica y el biogás. La respuesta que un alto funcionario del sexenio de López Portillo dio para no apoyar las investigaciones fue que era necedad gastar en esas energías cuando nadábamos en petróleo. Hoy nos ahogamos en dependencia y corrupción.

 
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