Usted está aquí: jueves 6 de noviembre de 2008 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ La desmemoria como pedestal

■ Por decreto: accidente

■ Homenajes electorales

Ampliar la imagen Jesús Reyes Heroles, director de Pemex (derecha), y Carlos Morales, titular de la división de Exploración de la paraestatal, acudieron al funeral de Juan Camilo Mouriño Jesús Reyes Heroles, director de Pemex (derecha), y Carlos Morales, titular de la división de Exploración de la paraestatal, acudieron al funeral de Juan Camilo Mouriño Foto: José Carlo González

El mejor promotor de la hipótesis del atentado es el propio gobierno federal. La insistencia oficial en que no hay cabida más que para pensar en lo accidental ha generado una rápida propagación del espectro de las conspiraciones, con material especulativo que va desde las dudas respecto de la verdadera identidad de los irreconocibles restos calcinados hasta las razones políticas que habrían estado detrás de las presuntas maquinaciones en las que, según esos ánimos públicos desatados, habrían podido participar intereses petroleros traicionados o venganzas de narcotraficantes (sobre todo por la detención de El Rey Zambada), o maniobras de falsa desaparición para luego disfrutar riquezas acumuladas, e incluso ajustes internos de cuentas o pleitos despiadados entre derechistas desesperados por seguir en el poder. De la aparición de esas y otras variantes de la imaginación colectiva ha de responsabilizarse al mal manejo de la crisis del Learjet que ha hecho la administración felipista, en particular su nada confiable secretario de comunicaciones y transportes, el transexenal Luis Téllez, que produce suspicacias en la misma proporción en que se ha aferrado desde unas horas después del accidente aéreo a instalar la teoría del tirador solitario, perdón, del accidente como opción solitaria, sin practicar la necesaria apertura a todas las variables que un investigador honesto y sin consigna habría de mantener cuando menos durante el lapso inmediatamente posterior a un suceso tan altamente polémico. Y la rapidísima campaña de información internacional organizada por la normalmente lenta y aguada cancillería, como si una orden superior estuviese conminando a ciertos subordinados a luchar para asentar con fuerza la idea del accidente como posibilidad única.

Otra falla evidente del felipismo es la pretensión de transmutar un pasivo político de horas atrás (el secretario de gobernación en vías de ser reacomodado, el conflicto de intereses en el tema de los negocios petroleros, el padre protegido en indagaciones sobre lavado de dinero) en un activo al que mediante homenajes de cúpula y certificados postmortuorios de buena conducta se busca convertir en una especie de héroe panista de la desmemoria cívica, en ejemplar caballero andante de la hipocresía que para no perturbar los convencionalismos fúnebres prefiere olvidar el historial de ciertos difuntos para centrarse en aspectos que con benevolencia son maquillados, descafeinados u ocultados. El PAN-gobierno está usando la muerte de uno de sus personajes más cuestionables para tratar de construir un presunto mártir en tiempos previos a las elecciones más difíciles para ese binomio decadente. Calderón está pensando en el grupo, en la facción, en los amigos y sus intereses (al respecto, Juan Manuel Rodríguez escribió a esta columna: “Calderón no dedicó ni una sola palabra de aliento o consideración por las víctimas peatonales del accidente. No ofreció hacerse cargo de ellas y su pena. Estaba ensimismado. Era el presidente de unos cuantos cuates, no de los mexicanos, como pretende ser. Por otra parte, sus palabras y su gesto no corresponden al impacto de una muerte accidental, sino al de un acto de guerra. Guerra que él declaró, sin consultarnos. Entonces, tal vez considera que los muertos peatonales son sólo daños colaterales. No respondió como el presidente de los mexicanos, sino como el presidente y gran cuate de Mouriño. ¿Responderá como Aquiles ante la muerte de Patroclo?”)

Devastado por el golpe directo a su círculo íntimo, sin la agilidad política necesaria, el michoacano deja que asuma provisionalmente la secretaría de gobernación el empresario lechero Abraham González Uyeda, el dueño del rancho de la zona conurbada de Guadalajara en donde se produjo el destape del entonces secretario de energía que luego sería despedido por un Vicente Fox que pretendió regañar por ese acto al entonces gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, que siempre ha sido el verdadero jefe de González Uyeda, a quien pretenden convertir en 2009 en candidato plurinominal a diputado local para que coordine la fracción blanquiazul del congreso tapatío, mientras Ramírez Acuña busca la diputación federal de Zapopan para pelear la coordinación de la bancada panista en San Lázaro y, aunque usted no lo crea, intentar desde allí la postulación a la Presidencia de la República en 2012. La caída del jet que provenía de la plaza estatal vendida a los zetas también permitió maniobrar para abollarle un poco la corona al jefe mínimo de la contrarrevolución, Plutarco Elías Fox, que se organizó la llamada Cumbre San Cristóbal en el monumento a la corrupción llamado Centro Fox, donde se reunirían líderes pertenecientes a la Internacional Demócrata de Centro, pero a la cual ya no irá la plana mayor calderonista, dedicada a organizar los homenajes de hoy y el próximo domingo. Las puntualizaciones del caso fueron hechas por el aspirante al relevo en Bucareli, Germán Martínez, que desde allí comenzaría a tejer sueños presidenciales.

Astillas

Margarita Rodríguez Pérez reprocha: “Independientemente de tus filias y fobias, deberías ser un poco más sensible para reconocer la tragedia humana que se vivió, no sólo por Mouriño o Vasconcelos, sino todas las personas que fallecieron en el accidente y todos los heridos. Parece que tu inteligencia ha sido nublada por tu cerrazón partidista, más sensibilidad por favor.”... Kenneth Parra envía correos a esta columna desde octubre de 2007, siempre altamente críticos, pero a partir del 28 de agosto de este año anunció: “te recordaré todos los días para que no se te olvide quien es tu presidente”, y a partir de entonces envía irregularmente la siguiente frase al buzón de esta sección: “¡Viva México Cabrones! y ¡Viva Felipe Calderon Presidente de México!” Pero ayer sí pasó a una etapa superior de su obsesión, pues colocó cinco mensajes con los siguientes textos: “Ustedes sólo dividen y desinforman”, “Gente como ustedes no necesita México”, “Putos, mezquinos, perdedores”, “Hijo de tu puta madre, ya estarás contento”, y “Cómo chingas, tú y AMLO son los que debieron haber muerto”... Y, mientras los profesores de Morelos regresan a clases, ¡hasta mañana!

 
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