Usted está aquí: lunes 27 de octubre de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Sever la reel

■ La kermés de la victoria

■ Gatopardismo plus

Ampliar la imagen RECHAZAN ONG QUE SE CRIMINALICE LA PROTESTA SOCIAL Integrantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos se manifestaron ayer frente al Ángel de la Independencia en rechazo "a la política gubernamental de criminalizar la protesta social". El argumento que plantean las autoridades, señalaron los activistas, es detener la inseguridad y violencia que imperan en todo el país RECHAZAN ONG QUE SE CRIMINALICE LA PROTESTA SOCIAL. Integrantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos se manifestaron ayer frente al Ángel de la Independencia en rechazo “a la política gubernamental de criminalizar la protesta social”. El argumento que plantean las autoridades, señalaron los activistas, es detener la inseguridad y violencia que imperan en todo el país Foto: María Luisa Severiano

Los funerales políticos de López Obrador estaban disfrazados de fiesta. Sus letales adversarios políticos trataron de conducirlo a la kermés de la victoria, donde le coronarían rey de la legalidad triunfante, emperador de los acuerdos que sí se pueden, comandante supremo de los batallones de la negociación enchuchada, ideólogo y operador estrella del sistema elitista de entendimientos. De haber aceptado la entronización emponzoñada que sus antagonistas le habían fabricado, el jefe de la exitosa resistencia civil flotaría en los cuernos mediáticos de la luna de queso concertador (si fuera cortometraje, se llamaría Ingeniero Cárdenas 2), con la corte periodística, intelectual y política ensalzando su madura, racional y patriótica disposición a asumir la conquista increíble, inconmensurable e histórica, pero a partir de ese momento, en realidad, estaría convalidando las maniobras de mapachería legal que en los textos reformistas sembraron los habilidosos de siempre para hacer que más delante (con el opositor embriagado de incienso y su base social desmovilizada y recelosa) las armas de la transa acaben cubriéndose de gloria a partir de los resquicios, las lagunas y las imprecisiones intencionales que en su momento permitirán la realización de los grandes negocios preparados por los contratistas familiares mouriños, los líderes sindicales intocados, los decisorios consejeros que el socio Calderón propondrá y el senado beltrónico aprobará, los políticos verdaderamente ganadores (la cúpula del PRI, el PAN y el Perreducho) y, por supuesto, las poderosas empresas trasnacionales que ya zopilotean con sus abogados enfilados a los puntos vulnerables que cuando sean aprovechados por los privatizadores preconcebidos harán ver que las fanfarrias de presuntos lauros extremos no eran sino canto de sirenas que buscaban decirle al final de la falsa fiesta al líder opositor ya domesticado y ensalzado: ¡Lástima, Margarito!

La irritación que provocó López Obrador al eludir la farsa envenenada del “saber triunfar” es la de los grandes intereses “conciliados” que creían tener al alcance de la mano una forma distinta de seguir saqueando a la Nación y una posibilidad de aniquilar, por la vía del elogio al principal dirigente, al movimiento de resistencia a las transas petroleras. La pérdida verdadera habría sido la fotografía de la celebración conjunta de López Obrador, Guadalupe Acosta Naranjo, Carlos Navarrete, Graco Ramírez y Jesús Ortega. El camino sin retorno habría sido la aceptación lopezobradorista de que las enmiendas energéticas eran tan buenas que no quedaba sino lanzar hurras y tirarse a la hamaca a cobrar réditos de la apuesta ganada. Para desvanecer al tabasqueño, nada mejor que igualarlo en la “victoria” con los colaboracionistas y conducirlo a partir de entonces a la aceptación irreversible de los métodos chuchos de agandalle. Por ello es indispensable en estos momentos saber leer al revés (sever la reel), para tener claro que la grave “preocupación” de los adversarios de AMLO y el movimiento de resistencia cívica, “porque no saben capitalizar sus triunfos”, es una confesión de que no pudieron derrotarlo con su estrategia endulzada.

Leer al revés lleva también a dar la connotación adecuada a las críticas ácidas de la amplia franja de periodismo oficialista que se desgarra porque aquel a quien quisieran cremar no quiso agarrar las fichas de ganancia del casino petrolero. Los que alegan y agreden lo hacen desde un ámbito demostradamente faccioso, intolerante y vergonzoso, pues no proveen a su público de material informativo equitativo (privilegian la versión de las autoridades y son incapaces de ir más allá de lo que les imponen los bien avituallados jefes de prensa) ni permiten un equilibrio de voces y análisis que permita entender lo que está sucediendo, sino que se mueven a partir de listas azules, autorizadas e inducidas desde Los Pinos, de opinantes que sólo dicen lo mismo y que aparecen en todos los casilleros del tablero periodístico comprado. Si esos opinantes, esos líderes partidistas y esas autoridades fraudulentas hubieran logrado jalar a López Obrador a su carpa de mentiras, entonces ese dirigente opositor no estaría más en condiciones de vigilar lo ciertamente alcanzado ni sus seguidores mantendrían confianza en un futuro de lucha genuina.

Leer correctamente lo que hoy está sucediendo ha de llevar a entender que al gran botín petrolero se le aplicó un gatopardismo plus, pues se conserva el mismo esquema de corrupción, discrecionalidad y opacidad que ya se tenía, más las rendijas legales relacionadas con los bloques geográficos que serán asignados a empresas trasnacionales asociadas desde el principio con esa elite obsequiosa que se apresta a empacharse, reformadamente, de contratos, concesiones y negocios. Cambiar todo para que nada cambie, aunque con el agregado del regalo al extranjero de los derivados de las 12 palabras agravantes.

En ese contexto de lucha preservada, la movilización de este martes en San Lázaro no debe juzgarse en razón del éxito o fracaso que tenga en la búsqueda de que no se aprueben las reformas de privatización posdatada. Tanto es lo que está en juego, que Genaro García Luna es el comandante en jefe del Congreso tomado policialmente y los líderes del pripanismo han atropellado tiempo y formas para aprobar dictámenes y acelerar resoluciones. Por ello lo importante será ganar claridad, mantener vivo y activo el movimiento social y advertir a los rapaces en vuelo (sobre todo las grandes trasnacionales ávidas) que las tretas de las victorias envenenadas no funcionaron y la resistencia vigilante continúa.

Y, mientras Fox confiesa que para los triunfos del PAN es necesario aprovechar los recovecos de la legalidad y hacer campaña fundada en “partirle el queso” a AMLO, y Acosta Naranjo toma protesta a la dirigencia perredista oaxaqueña impuesta por Ulises Ruiz, ¡hasta mañana, en esta columna que invita a quienes tengan interés en colaborar solidariamente con astillero tv (sobre todo en cámara y edición) a escribir a [email protected]!

 
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