Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de agosto de 2008 Num: 703

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La Francia se Bruni
JOSÉ GAXIOLA LÓPEZ

Nuevas aventuras de Pigmalión
AUGUSTO ISLA

La verdad de la novela
MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ entrevista con ÁLVARO POMBO

Octavio Paz y el budismo de Wang Wei
ALEJANDRO PESCADOR

J.M. Coetzee: ¿a dónde nos lleva el progreso?
RAÚL OLVERA MIJARES

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Columnas:
La Casa Sosegada
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Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

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ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

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Mentiras Transparentes
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ROGELIO GUEDEA


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Foto: Blacque Jacques, cartel anti-Sarko

La Francia se Bruni

José Gaxiola López

Es un juego de palabras para indicar el uso político que el presidente de Francia hace del nombre e imagen de su esposa Carla Bruni en la política francesa y camuflagear la reciente derrota electoral. A diez meses de iniciada, su presidencia y su programa de reformas fueron reprobados. Sarkozy, Sarko como llaman a este Rocky carismático, es el ejemplo de la simbiosis entre burocracia y poder, de cómo alguien sin antecedentes electorales accede a una posición administrativa de primer nivel y que usa su imagen para obtener el poder político. Chirac lo hizo ministro y le dejó la presidencia. Miterrand lo intentó con Fabius, de carrera burocrática y perfil similar, pero no lo logró. Ambos hábiles para transformar la autoridad administrativa en poder.

Nadie se explica para qué quería él el poder. Es que Sarkozy perdió piso y es conocido por las portadas de los revistas (252 en 2007) a cuenta de su tormentoso divorcio, del rapidín matrimonio con la modelo, de llamar imbécil a un conductor de tv, de insultar a un elector, de sus paseos en yate, de los sexicomerciales y las fotos de su esposa desnuda, etcétera. Las críticas y calificativos a su frivolidad lo bajaron en las encuestas, paradójicamente, cuando trabajaba más su imagen. Hoy lo culpan de la derrota electoral por sus buhonerías mediáticas y actos poco presidenciales dignos de su investidura.

El día que Zapatero vencía en España, la izquierda francesa ganaba las elecciones municipales en Francia provocando un shock en el Elisée , jalando las riendas a las anunciadas reformas y a la aceleración prometida por el gobierno. Los franceses preguntan dónde quedó aquella ráfaga de reformas en su beneficio prometidas en campaña. No saben por qué votaron entonces, pero sí por qué lo hicieron en contra, ahora. Quieren una mejora en su vida cotidiana y no una avalancha de declaraciones de reformas sin resultados ni progreso. Hoy la derecha está dividida y confrontada por el fracaso. Perdieron el cincuenta por ciento de los municipios que tenían y, con ello, el control de las legislaturas locales. Pronto el equilibrio en la asamblea nacional se moverá a favor de los socialistas. Hay decepción, impaciencia y desesperanza por la falta de resultados.

Los electores se sienten traicionados por un presidente que usa el poder para satisfacer su megalomanía. Pero el Sarko show no logró disipar los nubarrones. La crisis financiera se extiende e inquieta a los dirigentes de derecha, el poder de compra y de arrendamiento se deteriora y la Unión Europea le pide pasos firmes, disciplina concentrada en las reformas prometidas. Su presidencia, dicen sus detractores, parece un proyecto oficioso de un guión de cine. En eu le llaman el “presidente bling-bling”. Se dice que su equipo está dando pasos para “represidenciar” al presidente: es decir, hacerlo que actúe como presidente. Sarkozy se defiende diciendo que ese es su estilo personal de gobernar y que no ha quitado el dedo del renglón en las reformas prometidas.

La discusión está trabada entre reformas estructurales y particulares: las de las minorías, que dicen los de derecha que no son importantes; la de los migrantes y mineros, la de los trabajadores precarios, la de las personas mayores; que las prioritarias son las de las pensiones y la de la reducción del déficit público. La ley de modernización económica es esperada; debe comprender la negociabilidad de los precios entre los industriales y los distribuidores, una medida censada para bajar los precios del mercadeo; debe crear un nuevo estatus para el “emprendedor individual”. En mayo se espera el texto del nuevo contrato de trabajo, negociado ya entre varios grupos sociales. Tendrá efectos directos sobre el poder adquisitivo de los asalariados, e incluye una prima anual de acuerdo al esfuerzo y a las utilidades. Después se discutirá una ley sobre la participación social. En tanto, Sarkozy tendrá que revisar inmediatamente las políticas públicas y reagrupar su administración en relación con resultados sociales concretos. Eso si no lo renuncian antes, porque allá sí lo hacen.