Usted está aquí: sábado 9 de agosto de 2008 Sociedad y Justicia Crece el consumo de drogas inyectables

■ En Juárez, más de mil picaderos: ONG

Crece el consumo de drogas inyectables

Mariana Norandi

El consumo de drogas inyectables en la frontera norte y en el país en general se incrementa. Tan sólo en Ciudad Juárez, Chihuahua, hay más de mil picaderos (lugares donde los usuarios adquieren estas sustancias); sin embargo, en México no existe un solo estudio sobre VIH y en relación con este sector de la población.

María Luisa González Barrios, integrante del Programa Compañeros AC, que trabaja en la prevención y atención a usuarios de drogas inyectadas, explicó que parte de este vacío documental se debe a que al estar penalizado el consumo de estupefacientes, los adictos “se esconden”, por lo que resultan inaccesibles tanto para los programas de salud pública como de investigación.

“Nos ayudaría mucho que estas personas no fueran perseguidas, pues se nos facilitaría trabajar más con ellas y proporcionarles jeringas e información. Este grupo es muy vulnerable al VIH; no tenemos estudios sobre la prevalencia ni los efectos del virus en él porque a los gobiernos no le interesa invertir en usuarios de drogas, pero sabemos que el desgaste es más fuerte y rápido por el hecho de consumirlas.

“Para que no le ataquen enfermedades oportunistas a una persona con VIH, debe tener el organismo fortalecido, pero alguien que consume drogas no sólo se daña el cuerpo con sustancias tóxicas, sino que tampoco come bien y no duerme. Está más débil ante la enfermedad”.

González Barrios explicó que en la frontera norte el consumo de drogas inyectables está incrementándose, porque todas aquellas sustancias que no logran llegar a Estados Unidos se quedan en las poblaciones fronterizas mexicanas.

La droga inyectable más común es la que los usuarios denomina speed ball, mezcla de cocaína y heroína.

Agregó que el VIH se transmite entre usuarios de estupefacientes por medio de agujas de jeringas o de otros materiales comunes para introducirlos, como tapas donde se prepara el consumo o algodones.

“Hay picaderos que son tapias o departamentos de usuarios, que tienen hasta 25 clientes, y todos comparten jeringas. Por ello, el VIH en usuarios de drogas no sólo se transmite por vía sexual, sino también intravenosa. Es importante, entonces, que si estas personas no tienen dinero para comprar jeringas, las laven con cloro porque de esta forma se mata el virus”.

 
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