Usted está aquí: lunes 21 de julio de 2008 Cultura Analiza Bárbara Bassin el fenómeno del buscador en la sociedad contemporánea

■ Presenta su libro Googléame: la segunda misión de los Estados Unidos

Analiza Bárbara Bassin el fenómeno del buscador en la sociedad contemporánea

Ana Mónica Rodríguez

Desde una decena hasta miles de referencias sobre una misma palabra aparecen cuando accedemos al buscador Google, fenómeno que se ha convertido en referente imprescindible de la sociedad y la cultura contemporáneas.

El sitio fue creado a partir de un algoritmo secreto que “le permite organizar mejor los resultados y responder de manera óptima a la demanda”. Sin embargo, Google “es menos un motor de búsqueda que una plataforma de aplicaciones, que incesantemente ofrece nuevos servicios cada vez más asombrosos”.

Así lo detalla y reflexiona Bárbara Bassin en el libro Googléame: la segunda misión de los Estados Unidos, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), en donde la autora entreteje la historia, surgimiento, operación, finanzas, alcances y necesidades de los internautas en torno al buscador más consultado en la red. Inclusive es más famoso que Yahoo, Altavista y MSN.

No obstante, la escritora, aclara que el volumen no fue pensado por una especialista en informática o en política, “sino por una filósofa”.

También aclara que Google no es Internet. Tampoco es un navegador, como Safari o Internet Explorer, aunque cada vez más usuarios elijen en su navegador a Google como su página de inicio.

Este motor de búsqueda, al igual que Yahoo o MSN, tiene una diferencia reivindicada respecto de los otros motores existentes y es, precisamente, que no tiene una estrategia de portal. “No trata de retener a los cibernautas el mayor tiempo posible con un contenido ‘pegajoso’ (sticky), inclusive publicitario, que te salta a la cara con sus ventanas pop-up, sino despacharlo, lo más rápido posible, hacia otra parte, hacia las páginas que uno busca sin conocerlas”.

Googléame... estará en circulación la próxima semana en la ciudad de México editado por el FCE; sobre el volumen, Bassin abunda: “Es un motor de búsqueda basado en un algoritmo, llamado PageRank, cuya sociedad privada es de derecho estadunidense, fue fundado en 1998 y cotiza en la Bolsa desde 2004. También es la marca de un motor de búsqueda de excepcional rendimiento, inventado entre 1995 y 1996 por Sergey Brin y Larry Page, dos jóvenes estudiantes de doctorado en la Universidad de Stanford.

Además, Google es también el “mejor” en cuanto que quiere el bien y en que su buena voluntad hace de esta firma un ser moral.

Esta buena voluntad –prosigue la autora– está relacionada con su segunda singularidad: la de separar los resultados “puros” de la búsqueda y las publicidades. “No permitir, como lo hace por ejemplo Yahoo, que se tergiverse el rango de un resultado de búsqueda por el dinero de un anunciante, sino deslindar siempre claramente la búsqueda de la publicidad, los enlaces generados por el algoritmo de los enlaces generados por los patrocinadores”.

Otro aspecto que realza Bassin, es que Google se hizo “verbo” y la expresión “to Google” se convirtió en sinónimo de “estar en busca sobre la red”.

“No solamente googleo, activamente, sino googleo algo, transitiva y objetivamente, y soy googleado, pasivamente, de tal modo que me googleo a mí mismo, pronominalmente, para saber en todo caso lo que se ve de mí, actualizado día a día.”

Gooooogle y sus tantas letras y ceros como se quiera, en la actualidad propone una interfaz en 104 lenguas o dialectos, con una versión personalizada del motor para 138 países. “Así, Google África del Sur tiene una interfaz en afrikaans, en xhosa, en zulú y en sesotho, y, en muchos casos, puede restringir la búsqueda a la web local” (es posible para la isla de Malta o Kirghizistán, así como para Inglaterra o Taiwán y para el propio México).

 
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