Usted está aquí: lunes 7 de julio de 2008 Economía El G8 busca “descafeinar” anteriores promesas de ayuda a países pobres: Oxfam

■ Más de 20 mil policías resguardan una pequeña localidad donde se reunirán los líderes

El G8 busca “descafeinar” anteriores promesas de ayuda a países pobres: Oxfam

■ Cientos de manifestantes protestaron en Sapporo; llamaron a luchar contra las disparidades

Afp

Toyako, 6 de julio. Como precaución ante las anunciadas protestas contra la cumbre de los líderes de las ocho mayores potencias del mundo, más de 20 mil policías sellaron el domingo esta remota localidad montañosa en el norte de Japón.

La organización humanitaria Oxfam advirtió a los países más industrializados del mundo y Rusia (G8) que no deben olvidar ayudar a Africa ni el tema del combate a la pobreza, ante otras preocupaciones sobre la economía mundial. Japón prohibió los vuelos sobre una parte de su norteña isla de Hokkaido, a la cual el presidente estadunidense George W. Bush llegó el domingo para asistir a los tres días de reuniones en el aislado pueblo de Toyako, frente al lago Toya, situado en el cráter de un volcán.

El portavoz de Oxfam, Takumo Yamada, aseveró que el encarecimiento de la energía y los alimentos afectan con mayor dureza a los Estados africanos y a otras naciones pobres, por eso las medidas del G8 contra la pobreza son hoy más que necesarias. Pero criticó que “en vez de ello, los Estados del G8 intentan ‘descafeinar’ anteriores promesas de ayuda”.

Además, sostuvo que el G8 debe reconocer que su política de biocombustibles es en gran medida responsable del aumento del precio de los alimentos, porque “quitan el alimento de las mesas”.

Miles de policías en las calles

Cientos de manifestantes organizaron protestas por segundo día en Sapporo, a 150 kilómetros de Toyako, la ciudad más cercana al área de la cumbre que acogerá desde este lunes a los gobernantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia. “¡Detengan el G8! ¡Luchen contra las disparidades!”, corearon unos 100 sindicalistas y otros manifestantes en un parque de Sapporo.

La policía arrestó a cuatro personas en las manifestaciones del sábado, incluido un japonés que se negó a mover su camioneta, por lo cual la policía hizo añicos sus ventanas. Policías de choque con cascos y escudos patrullaban el centro de Sapporo, como parte de una fuerza de 21 mil hombres desplegada en la isla de Hokkaido para la cumbre. Otro número igual vigila la capital del país, Tokio.

Pero las manifestaciones tenían lugar lejos del sitio de la cumbre, un lujoso hotel en la cima de una montaña, donde los líderes discutirán temas como la escalada de precios del petróleo y los alimentos, la lucha contra el cambio climático, la ayuda para Africa y los conflictos mundiales.

Los carteles que dan la bienvenida a los líderes ondean al viento, mientras los policías se alinean en las calles, donde sólo se permite el tránsito a los buses de la prensa y de las fuerzas del orden. “Esta no es una ocasión tan especial para gente común como nosotros”, mencionó Kyoko Tateishi, administradora de una tienda de alimentos en Rusutsu, donde está situado el centro de prensa.

“Las ventas están bajando porque no vemos a ningún visitante, excepto la prensa y la policía. No esperamos mucho de la cumbre”, indicó. Pero quienes trabajan en el sector del turismo afirman que, como en los Juegos Olímpicos, la cumbre puede vender el nombre de la localidad, que aún se recupera de una erupción volcánica ocurrida hace sólo ocho años. “Espero que la cumbre termine sin accidentes, disturbios o terrorismo. Eso mejoraría la imagen de nuestro pueblo, atraería turistas y mejoraría mucho nuestras vidas”, comentó Hiroaki Otomo, habitante de Toyako de 60 años.

A pesar de los cuatro arrestos, la protesta del sábado, en la cual participaron unas 5 mil personas según los organizadores, fue pacífica comparada con otras manifestaciones contra el G8 de años anteriores.

El año pasado, activistas lanzaron cócteles molotov y piedras durante manifestaciones en Alemania, que atrajeron a decenas de miles de manifestantes. Las protestas más violentas contra el G8 tuvieron lugar durante la cumbre de Génova, Italia, en 2001, donde murió un manifestante.

 
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