Usted está aquí: sábado 28 de junio de 2008 Ciencias El suelo de Marte, favorable para albergar vida, confirman expertos

■ Hallaron que la tierra es alcalina y que posee los nutrientes necesarios para sustentarla

El suelo de Marte, favorable para albergar vida, confirman expertos

■ Es el tipo de terreno que uno probablemente tiene en el patio de atrás, según investigador

■ Después de 30 años, develan en París el misterio de las dos caras del planeta rojo

Dpa, Reuters y Afp

Ampliar la imagen Imagen de la depresión Nili Fossae, tomada por el Orbitador de Reconocimiento de Marte. Las zonas verde y azulada representan áreas ricas en silicatos, como piroxeno y olivino. La parte rojiza está compuesta por magnesio y arcillas ricas en hierro, posiblemente formadas por agua al alterar rocas volcánicas Imagen de la depresión Nili Fossae, tomada por el Orbitador de Reconocimiento de Marte. Las zonas verde y azulada representan áreas ricas en silicatos, como piroxeno y olivino. La parte rojiza está compuesta por magnesio y arcillas ricas en hierro, posiblemente formadas por agua al alterar rocas volcánicas Foto: Ap

En análisis de muestras del suelo de Marte se hallaron nutrientes necesarios para la vida, informaron científicos de la agencia espacial estadunidense, NASA. La sonda Fénix realizó el miércoles un análisis en su laboratorio de química húmeda para medir la acidez o alcalinidad del suelo y determinar si era favorable para albergar vida. El suelo resultó ser alcalino, indicaron los expertos.

“Básicamente hemos encontrado lo que parecen ser los requisitos, los nutrientes, para sustentar la vida ya sea pasada, presente o futura”, dijo Sam Kounaves, el principal investigador del TEGA (Thermal and Evolved Gas Analyzer) laboratorio químico de la sonda e investigador de la Universidad de Arizona.

“Éste es el tipo de suelo que uno probablemente tiene en el patio de atrás. Es posible que uno pueda hacer crecer espárragos, pero probablemente no fresas.”

La semana pasada, los investigadores informaron que Fénix encontró hielo en el área. Desde que la sonda se posó sobre suelo marciano, en mayo, ha excavado alrededor del sitio de amartizaje, cerca del polo norte del planeta rojo.

“Quedamos atónitos frente a los datos que conseguimos”, agregó Kounaves.

Los científicos no llegaron a decir que ahora creen que la vida, aún en forma de microbios, existe definitivamente en Marte, ya que sostienen que los resultados son demasiado preliminares y que se necesitan más análisis; así que realizaron otros estudios y los resultados de “este análisis constituyen también otro indicio de que el agua líquida se hizo presente en suelo marciano en cierto momento de su historia”, afirmó. Los resultados de este estudio son muy similares a los del suelo de la Tierra en los desiertos.

“No hay nada en el suelo que impida la vida. De hecho parece muy acogedor (...) no hay nada en él que sea tóxico”, indicó Kounaves.

Enigma develado

Por otro lado, en París se informó que durante 30 años los científicos han lidiado con uno de los mayores enigmas del sistema solar, las increíbles diferencias topógraficas entre las dos mitades del planeta Marte.

Las fotos transmitidas por las sondas estadunidenses Viking, a finales de los años 70, revelaron que el hemisferio norte del planeta era como una enorme cuenca que se creía que pudo albergar un océano, mientras el hemisferio sur era completa y extrañamente diferente, escarpado y con montañas que se elevaban hasta 8 mil metros por encima del nivel de la mitad norte.

Dos teorías rivales explicaban el enigma de “las dos caras de Marte”.

Una afirmaba que hace 3 mil 800 años las fuerzas volcánicas internas entraron en erupción y vomitaron una gran cantidad de materia a la superficie marciana.

La gran descarga hizo que el planeta girase hasta que la protuberancia nacida de la erupción pudo descansar sobre el ecuador del planeta. Las tensiones titánicas asociadas a este giro hicieron aflorar grandes extensiones de tierra.

La teoría rival, esbozada en 1984, es que la cuenca del hemisferio norte fue el resultado del impacto de un gran meteórito.

Sin embargo, decían sus detractores, eso no podía ser porque la cuenca es oval, más que circular, y los bordes del cráter son irregulares y están a diferentes alturas.

Evidencias sólidas

Un grupo de investigadores de la NASA y el Instituto Tecnólogico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) creen disponer de evidencias de que la teoría del impacto es sólida.

Existen cráteres elípticos en otros sitios, como la cuenca del Polo Sur-Aitken, en la Luna, que son el resultado del impacto de objetos inclinados, apuntan.

Las erupciones volcánicas en el contorno de la cuenca marciana explicarían las diferencias en la altura de los bordes, argumentan.

Mediante datos de dos naves de exploración estadunidenses, la Orbitador de Reconocimiento de Marte y la Mars Global Surveyor, el equipo reconstruyó las elevaciones del planeta antes de las erupciones volcánicas y el resultado fue un cráter elíptico, el mayor visto en el sistema solar.

“El encaje entre la elipse perfecta y la línea fronteriza entre las dos regiones topográficas era asombrosa”, dijo Jeffrey Andrews-Hanna, del MIT, lo cual explica que en torno al crácter hay signos de un segundo anillo, algo frecuente en las cuencas resultantes de grandes impactos.

Los resultados de la investigación aparecieron este jueves en el semanario británico Nature junto con otros dos estudios.

Uno de ellos calcula que el objeto que impactó en Marte debía tener 2 mil kilómetros de largo y chocó en un plano de unos 45 grados.

El nuevo estudio se suma a las evidencias recolectadas en las dos décadas pasadas que refuerzan la hipótesis de que el sistema solar quedó moldeado a partir de un bombardeo de escombros espaciales.

Así, por ejemplo, se cree que la Tierra fue alcanzada por un planeta del tamaño de Marte que hizo saltar una pieza de su corteza al espacio. Capturada y moldeada por la gravedad de la Tierra, este material acabó siendo la Luna, según esta hipótesis.

“El sistema solar joven era un lugar muy peligroso para los planetas”, dijo Andrews-Hanna. “Pero sin esos impactos, hoy los planetas no serían tal y como los conocemos”, agregó.

 
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