Usted está aquí: lunes 2 de junio de 2008 Opinión Melón

Melón

Luis Ángel Silva
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■ Joe Cuba y Cheo

Una vez más, gracias señor Israel A. Sánchez-Coll por sus emilios, porque de este modo me entero de “lo último en la avenida”. Así que, mi yeneka, le informo que el 20 de junio en el Madison Square Garden, de Nueva York, Cheo Feliciano celebrará sus 50 años de brillante trayectoria artística, junto a Johnny Pacheco, Roberto Roena, Jimmy Sabater, Ismael Miranda y otros compañeros con quienes evocará sus andanzas con el sexteto de Joe Cuba, Eddie Palmieri, Fania All Stars y como solista.

A propósito de Joe Cuba me da mucho gusto saber que está totalmente recuperado de una penosa y larga enfermedad que lo tuvo postrado tres años. Pero, gracias a Visiting Doctors, programa del Hospital Mount Sinai en Manhattan, y a su esposa, está de regreso en los escenarios.

Y va de cuento. En 1963 hacíamos una gira que iniciamos en Houston, seguimos en San Antonio, Texas, y al llegar a Los Ángeles, California, nos encontramos con la grata noticia de que nuestro debut en el Palladium sería compartiendo tarima con Joe Cuba y su sexteto, que en ese tiempo estaba formado por Nicky Jiménez en el piano, Tommy Berrios en el vibráfono, Slim Cordero en el bajo, Jimmy Sabater en el timbal, y Cheo Feliciano en la voz.

El grupo gozaba de enorme popularidad gracias a números como To Be With You, exitazo de Jimmy, A las seis, interpretada por Cheo, en fin, un álbum con calidad y sabor. Más tarde, en el Havana Club de Chico Sesma y René Bloch, que tenía una banda magnífica con elementos de la talla de Rudy Calzado, Humberto Cané y Pat Rodríguez, a quien Tito Rodríguez le dedicó El que se fue, nos volvimos a encontrar en una tarde a la que Cané se refería: “Cuando el sabor estaba regado por el piso”.

Años más tarde, en 1969 para ser preciso, Joe Cuba se presentó en Los Globos, pero vino sin Cheo Feliciano y Tommy Berrios, cubriendo sus ausencias, Willie Torres y Óscar Hernández. Éste, su yeneka, estaba sufriendo el primer ataque de Venus Rey y me encontraba impedido de trabajar; Willie se enfermó y Joe Cuba me pidió suplirlo. Acepté y, a pesar del veto, estuve con ellos una semana.

Al tener que “exiliarme”, llegué a Nueva York en 1976 un viernes y, por cosas del destino, fui a parar a un club donde estaba actuando Joe Cuba, quien carecía de cantante. Me vio Jimmy Sabater, quien, al terminar el número que estaban tocando, bajó de la tarima y me invitó a subir con ellos. Para no hacer esto más largo, a la noche siguiente, o sea, sábado, ya estaba en El Corzo gozando con Joe Cuba y su sexteto.

Fue corta mi estancia con ellos, pero me permitió gozar con su calidad y conocer a Eddie Martínez, tremendo pianista, que en ese tiempo formaba parte del sexteto. Asimismo tuve oportunidad de llevar un acercamiento con Jimmy Sabater, a quien admiro y estimo. En fin, que goce, como dijo Arsenio Rodríguez, de una manera espantosa.

Por lo tanto, para ti, Cheo, ¡muchas felicidades! Gózalo en grado superlativo, 50 años no los cumple cualquiera y mucho aché.

Para ti, Gilberto Calderón, a.k.a. Joe Cuba, mis mejores deseos. Ahora que estás de nuevo en la pelea, te deseo que tengas muchos triunfos, salud y prosperidad el resto de tu existencia.

Si usted, mi querido nagüe, no ha visto el espectáculo Que vivan los muertos, no se lo pierda, independientemente de la actuación de Héctor Bonilla y Héctor Suárez (por orden de aparición), ¡qué par de actores! Esta obra es muy original.

Comienza con una cena en el Hotel Imperial, sigue con un pequeño paseo hasta el Panteón de San Fernando, donde prosigue entre monumentos de grandes personajes de nuestra historia, y concluye en un teatro que fue acondicionado para esta obra.

Desde aquí, mi humilde felicitación para el maestro Carlos Monsiváis y le reitero mi agradecimiento por lo de Bellas Artes en 1999.

Han llegado a mi buzón emilios de Mambo informa donde varios se dan con todo, cosa que me apena. Creo que lo mejor sería respetar la opinión de cada uno. En mi caso, creo que es cuestión de gustos, lo que importa es la calidad de la música, las interpretaciones y la evolución de la misma. No se enojen, ya que el que se enoja, pierde. ¡Vale!

 
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