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La feliz convivencia de aves marinas y pescadores en isla Isabel Mónica González Jaramillo
Ya que las aves marinas se agregan en colonias a las que regresan cada estación reproductiva, aun si el hábitat está degradado o destruido, los científicos estiman que dos tercios de las que anidan en islas actualmente están amenazadas. Existen otras amenazas en las islas del océano Pacífico: huracanes y tormentas tropicales y generalmente alguna actividad pesquera. Quienes instalan campamentos pesqueros en islas son considerados como una de las principales amenazas para las colonias de aves marinas pues introducen especies exóticas como ratas, gatos, perros o cabras, generan residuos sólidos, defecan al aire libre, desechan vísceras de los organismos pescados, usan plumas para los anzuelos, colectan huevos de especies nativas y los pescadores transitan entre las colonias de aves. La isla Isabel, ubicada 28 km al oeste del estado de Nayarit, está catalogada como parque nacional y área de importancia para la conservación de las aves; alberga a siete especies de aves marinas durante su reproducción. De éstas, cinco se encuentran clasificadas en algún estatus de conservación. Desde hace décadas, los pescadores de la Cruz de Huanacaxtle, Sonora, y de Boca de Camichín y San Blas, Nayarit, establecieron sus campamentos de pesca en esta isla.
Gracias a la afortunada administración de la isla Isabel por parte de la Conanp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas), estas prácticas han sido erradicadas. La comunidad de pescadores de escama y tiburón que tiene su campamento en la isla Isabel durante casi todo el año ha sido integrada exitosamente a los planes de manejo de la Conanp. Dicha comunidad maneja adecuadamente sus residuos sólidos, cuenta con letrinas, usa los senderos establecidos para caminar en la isla, ha participado activamente en los programas de erradicación de gatos, se ha involucrado de diversas maneras en los estudios de investigación que realizan en la isla la UNAM y el CICESE (Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada) y ha suspendido el uso y consumo de productos de las aves marinas que allí anidan.
Aunque ya se habían percatado de la relación que existe entre la abundancia de aves en un año determinado y la abundancia de pesca, ahora están convencidos de que este indicador sólo funciona si no hay factores externos antropogénicos, como perturbación o destrucción de hábitat, que afecten la abundancia de las aves en las colonias. Los pescadores de la isla Isabel son uno de los mejores ejemplos de que con un plan de manejo adecuado que involucre a las comunidades pesqueras en los esfuerzos de conservación, es posible evitar en las islas los disturbios a las colonias de las aves marinas y mantener la salud de un ecosistema, de manera tal que la pesca deje de ser considerada como una amenaza. |
Todo esfuerzo de conservación de especies y sus hábitats debe identificar las principales amenazas a las que se enfrenta. Las aves marinas y sus islas no son la excepción.
Cuando hace cuarenta años Jacques Cousteau visitó la isla Isabel, quedó impresionado con la abundancia de las diferentes especies de aves marinas que anidaban allí, pero también con la contaminación que había en el campamento pesquero: vísceras y restos de tiburones sobre toda la playa desprendiendo un hedor casi insoportable. También se percató del uso de las plumas de los bobos de patas azules (Sula nebouxii) para los anzuelos de los pescadores y de la colecta de los huevos de los charranes (Sterna fuscata) para el consumo doméstico.
Al conocer los trabajos de investigación con las tijeretas o rabihorcados (Fregata magnificens) y con los bobos de patas azules, los pescadores están cada vez más conscientes de la importancia de la conservación de las aves marinas y del papel que juegan como indicadores de una buena o mala temporada de pesca.