Usted está aquí: sábado 17 de mayo de 2008 Política ¿Cuentas individuales también en Pemex?

Gustavo Leal F.*

¿Cuentas individuales también en Pemex?

A pesar de que en enero –como consecuencia de los ajustes en las bolsas de valores– los fondos de pensiones de los trabajadores mexicanos reportaron una pérdida equivalente a 3 mil 700 millones de pesos, Moisés Schwartz, presidente de la Consar, vaticina que la “reducción” de las comisiones cobradas por las Afore –de julio 2007 a marzo 2008– generará “ahorros” para ellos por 339 millones de pesos.

Mientras tanto, Lorenza Martínez, directora de Seguros, Valores, Pensiones y Seguridad Social de la Secretaría de Hacienda, sostiene que México “requiere” reformar sus sistemas públicos de pensiones en la ruta de las cuentas individuales. Después del IMSS (apartado A del artículo 123 constitucional) e ISSSTE (apartado B), aclaró, “están pendientes los regímenes de jubilaciones y pensiones de los trabajadores de IMSS, Pemex y CFE, así como los estados y municipios”. Meses antes ya se había ocupado –junto con el subsecretario de la SEP Rodolfo Tuirán– del “camino” que deben seguir las universidades públicas con la “información adecuada” de Hacienda.

Ahora –al amparo de la iniciativa de “reforma energética” de Calderón–, la secretaria del ramo, Georgina Kessel, compartió el mismo optimismo pensionario que despide Lorenza Martínez y se atrevió a presentarlo como “una alternativa” para los trabajadores de Pemex: las cuentas individuales.

Según Kessel, frente al pasivo laboral, Pemex y el sindicato deben “abordar” una solución que convenga a ambas partes. ¿Cuál? Para ella esa “solución” –que no es tal– está clara: tomar “como ejemplo las reformas pensionarias del IMSS y el ISSSTE, que han logrado solucionar ese problema”.

Sirviéndose del mismo recurso tecnocrático que usaron Levy (IMSS) y José Antonio González Anaya (ISSSTE), Kessel –¿y qué consultor actuarial?– sostiene que, al cierre de 2007, el pasivo laboral de Pemex suma ¡528 mil millones de pesos! “en obligaciones por beneficios proyectados”, suma equivalente a 5.4 por ciento del PIB. Para cumplir esas obligaciones con 75 mil jubilados y pensionados, Pemex erogó, dice, 16 mil millones de pesos, o “30 por ciento de la nómina de los trabajadores activos”.

Además –aunque omite mencionar la deuda por más de 50 mil millones de dólares contratada vía Pidiregas–, para Kessel “una de las formas de capitalizar a Pemex es mediante la utilización de los recursos de los trabajadores que operan las Afore”. ¿Consultándolos cuándo y dónde?

Es evidente que Schwartz, Lorenza Martínez, Tuirán y Kessel ignoraron deliberadamente lo que ya muestra a las claras el “ejemplo” de las “reformas” IMSS-ISSSTE: que un trabajador con una vida laboral de 40 años, habiendo cotizado al IMSS 22 años, podrá apenas aspirar a una pensión equivalente a 25 por ciento de su último salario al momento del retiro. ¿Por qué? Sencillo: la tasa de densidad de su cotización sólo suma 56 por ciento. Entre otras garrafales fallas, la “reforma” Zedillo soslayó la precariedad laboral, bajos sueldos, empleo informal y los periodos de desempleo que impiden a los trabajadores cumplimentar los aportes indispensables para alcanzar una pensión “digna”: trabajadores que al ganar poco, pueden aportar poco y jamás alcanzarán esa “dignidad” en su pensión.

Y ello sin siquiera considerar que entre 1997 y 2006 –por el nivel de las comisiones que las Afore les descuentan– los rendimientos netos anuales de las cuentas individuales resultaron prácticamente nulos en términos reales. Esas comisiones pulverizaron la ganancia neta de su ahorro.

Y lo mismo sucede con la “reforma” calderonista del ISSSTE, aprobada fast track en sólo 13 días gracias a los legisladores de PAN, PVEM, Panal y los priístas Samuel Aguilar y Manlio Fabio Beltrones. No en vano las dos cascadas de amparos que, frente a sus impactos, han interpuesto los trabajadores al servicio del Estado. Ellas suman 476 mil juicios por inconstitucionalidad de la nueva ley y 2 millones por actos concretos de su aplicación: ocho de cada 10 servidores públicos recurrieron al Poder Judicial, el mayor litigio colectivo en la historia de México y cuya última palabra está hora en manos de la Suprema Corte.

Pero como presume González Anaya –quien sorprendentemente habla desde la coordinación con entidades federativas de Hacienda como si aún ocupara el cargo de Lorenza Martínez–, las pensiones de Pemex representan un “riesgo fiscal” que puede ser enfrentado tomando como referencia la “reforma” calderonista del ISSSTE, toda vez que con ella el déficit actuarial del sistema de pensiones (¡116 por ciento del PIB!) “ya ubicó en trayectoria sostenible un 40 por ciento” y aunque los amparos en su contra son “varios cientos de miles, mucha gente utilizó el mismo formato”.

Lo que en realidad se proponen Schwartz, Lorenza Martínez, Tuirán y Kessel es tan sólo cumplir la agenda del PND calderonista que –en materia de pensiones– quiere arrojar 3 millones de trabajadores más al sistema Afore siguiendo el modelo ISSSTE y sepultando los esquemas públicos de reparto como el de Pemex.

¿Este es el “ejemplo” que Kessel ofrece como “alternativa” para los trabajadores de Pemex? Porque ellos tomarán pronto la palabra con las lecciones del IMSS-Zedillo y del ISSSTE-Calderón frente a la “solución” de Kessel.

Pero como a escala global la ruta de las cuentas individuales es un esférico fracaso, la “solución” de Kessel sólo agrega otra confirmante evidencia más sobre la urgencia de reformar las “reformas” de Zedillo y de Calderón. ¿Cuándo? Inmediatamente después de los siguientes procesos electorales de 2009 y con las nuevas representaciones que porten la voluntad popular.

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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