Usted está aquí: domingo 11 de mayo de 2008 Cultura Otorga Rusia a Carlos Prieto y Sergio Olhovich la Medalla Pushkin

■ Durante la ceremonia, se interpretaron piezas de Haendel, Bach, Prokofiev y Halvorsen

Otorga Rusia a Carlos Prieto y Sergio Olhovich la Medalla Pushkin

■ Tanto el chelista como el cineasta destacaron la importancia del escritor ruso en la cultura

■ El embajador Valery Morózov recordó el 63 aniversario de la victoria soviética sobre el nazismo

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen El cineasta Sergio Olhovich saluda al chelista Carlos Prieto durante la entrega de la Medalla Pushkin que la Federación Rusa otorgó a ambos artistas. Atestigua el embajador ruso en México, Valery Morózov El cineasta Sergio Olhovich saluda al chelista Carlos Prieto durante la entrega de la Medalla Pushkin que la Federación Rusa otorgó a ambos artistas. Atestigua el embajador ruso en México, Valery Morózov Foto: Yazmín Ortega Cortés

La figura de Alexander Pushkin, padre de las letras y la cultura rusa, invadió el espacio gótico de la capilla del Instituto Cultural Helénico durante la ceremonia en que el gobierno ruso condecoró al chelista Carlos Prieto y al cineasta Sergio Olhovich, y conmemoró el 63 aniversario de la victoria del pueblo soviético contra el nazismo.

La atmósfera ruso-mexicana y universal de la noche del viernes se vio enriquecida con un concierto del reconocido chelista mexicano, quien, acompañado al violín por Juan Luis Prieto, interpretó piezas y movimientos de Haendel, Halvorsen, Prokofiev y Bach.

En una segunda parte, el cantante y guitarrista Miguel Angel Romero y la violinista Vera Silantieva interpretaron canciones rusas como Katiuska, Noches de Moscú y Ojos negros.

Fue el embajador de la Federación Rusa en México, Valery Morózov, quien entregó a Prieto y a Olhovich la Medalla Pushkin y destacó que los ideales de la libertad y el humanismo permitieron unir a los pueblos del mundo en la lucha contra el régimen hitleriano, que buscaba imponer una “ideología de violación, agresión y superioridad racial”.

Morózov recordó que durante la Segunda Guerra Mundial murieron 500 mil franceses, 400 mil italianos, cuatro y medio millones de polacos, un millón 600 mil yugoslavos, 320 mil ingleses, casi 12 millones de alemanes y sus aliados, y más de 26 millones de rusos.

Carlos Prieto, quien como Sergio Olhovich destacó la importancia de esa victoria histórica contra el nazismo, dijo que “recibir la Medalla Pushkin es un honor que agradezco profundamente y que me emociona porque Rusia, su cultura y su música, han tenido y tienen una importancia muy grande en mi vida”.

Luego de hacer un repaso de esa estrecha relación con Rusia, que incluye el aprendizaje de su lengua y varias estancias en ese país, Prieto mencionó además hechos históricos como “los terribles años de Stalin”, la crisis de los misiles en Cuba en 1962 y la llegada de la perestroika y la glasnot, que llevaron a la disolución de la Unión Soviética.

Prieto, autor de libros como Cartas rusas, De la URSS a Rusia y Las aventuras de un violonchelo, mencionó además a creadores rusos fundamentales como Shostakovich, Stravinsky, Tchaikovsky, Korsakov, Tsvetaieva, Tolstoi, Dostoyevsky y, sobre todo, al gran poeta Pushkin, de quien dijo:

“A pesar de su corta vida, la obra de Pushkin abarcó todos los estilos, desde los cuentos en verso, especialmente de hadas, inspirados por los que escuchaba de labios de su nana campesina Arina Rodionovna, poemas, novelas, dramas históricos… la aportación de Pushkin a la cultura rusa fue extraordinaria. Como dijo Dostoyevsky: ‘Todo lo que tenemos viene de Pushkin’.”

Entre el trópico y la nieve

Por su parte, Sergio Olhovich, mexicano de padre ruso, dijo: “En mi vida tres amores se me han entrelazado, tres pasiones: México, Rusia y el cine. Soy mexicano del trópico, del calor, del agua y de la cultura olmeca, manantial de donde brota el alma de Tabasco, cantos de Carlos Pellicer.

“Pero también soy ruso. Mi padre, Vladimir Olhovich, originario de la ciudad de Oriol, me hizo encontrar y sentir en mí la Rusia profunda, el gran alma rusa de Pushkin, Dostoyevsky, Tolstoi, Tchaikovsky y Rimsky Korzakov”.

Olhovich, quien ha filmado las coproducciones ruso-mexicanas Esperanza y En un claroscuro de la luna, y prepara La rosa de California, una historia de amor entre un ruso y una mexicana, y que hace siete años fundó el Instituto Ruso Mexicano de Arte, Cine y Actuación Serguei Eisenstein, dijo:

“Soy cineasta, soy mexicano, soy ruso. Amo la ceiba, pero también el abedul. Amo el trópico jacarandoso, pero también la nieve de la Rusia melancólica”.

Y agregó: “Soy Eisenstein, Stanislavsky y Tarkovski, pero también soy Emilio Fernández, Gabriel Figueroa y Luis Buñuel. Soy director de cine mexicano, ruso y universal.”

Y como Carlos Prieto, Sergio Olhovich sintetizó: “Pushkin es todo: cultura, literatura, poesía, idioma. Viento de libertad y libertad de pensamiento. Pushkin fue un actor social de su época. Un poeta que bebió de la sabiduría del sencillo pueblo ruso”.

 
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