■ Mayor apertura religiosa, solicita el cardenal Jaime Ortega
En Cuba, mucha reflexión y debate, que “miramos con esperanza”: Iglesia católica
La Habana, 18 de abril. Cuba vive un momento de “mucha reflexión y debate”, que “miramos con esperanza”, dijo el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, en una entrevista que publicó en su más reciente edición la revista Temas, de cultura y ciencias sociales.
Ortega ha llegado a ofrecer breves declaraciones a la televisión local, pero ésta es la primera entrevista extensa que concede a un medio cubano no católico. Fue realizada por el sociólogo especializado en temas religiosos Aurelio Alonso, y aparece en un momento de clara distensión entre la Iglesia católica y el Estado.
“El momento actual de Cuba también es muy especial”, dijo Ortega, aludiendo al gobierno del presidente Raúl Castro. En la discusión en curso en el país hay un “aliento de cambio para que las cosas mejoren y crezca la felicidad en nuestro pueblo”.
El cardenal, de 72 años, subrayó que la Iglesia católica no está en el dilema de optar por algún sistema político en particular, pero quiere manifestarse en cualquier escenario. “Hay que escuchar a la Iglesia. La voz de la Iglesia se apagó durante mucho tiempo en nuestro país”, dijo Ortega, evocando el conflicto que redujo el espacio de los católicos tras el triunfo de la revolución de 1959.
El arzobispo consideró que ahora son “buenas” las relaciones entre la jerarquía católica y el Estado cubano y que aún “pueden mejorarse”, con un “un grado de mayor apertura para la Iglesia”, de lo cual citó dos ejemplos posibles: pasar de las actuales intervenciones esporádicas de los obispos en las radios provinciales a un programa fijo y otorgar registro legal a las publicaciones eclesiásticas, “para que no sólo se admita que circulen, sino que lo hagan de acuerdo con la ley establecida”.
Sobre el interés en reanudar la labor educativa, que le fue suprimida en los años 60, la Iglesia católica descarta tener “grandes colegios para las elites”, dijo Ortega. “Uno de los males del pasado fue que al no tener ninguna subvención estatal, sólo los que podían pagar iban a la escuela católica”.
El cardenal señaló, en cambio, que en el pasado también hubo en Cuba escuelas católicas gratuitas para niños pobres, lo que puede repetirse con subvención estatal, como ocurre en Latinoamérica con el proyecto jesuita Fe y Alegría.
“Hay un aspecto que la Iglesia no puede nunca dejar a un lado: su derecho a educar; no sólo la catequesis, sino la posibilidad de estar también presente, de algún modo, en los medios educativos del país. Esta posibilidad está menos cercana que, por ejemplo, el acceso más fluido a los medios; pero es algo a lo que no se puede renunciar”, añadió Ortega.
Manifestó su interés en que desaparezca el internado rural como única opción en el bachillerato y que esa enseñanza vuelva a impartirse en las ciudades, como ocurría hace más de una década.
El cardenal dijo que era “un gran bien” que los adolescentes puedan estudiar y vivir en sus ciudades, “donde hay una vida cultural que ellos muchas veces pueden perder en cierto sentido, y también estar con su familia en una edad muy importante”.