Usted está aquí: viernes 18 de abril de 2008 Sociedad y Justicia Madrid rinde homenaje a Vázquez Montalbán

Madrid rinde homenaje a Vázquez Montalbán

Presentan Memoria y deseo, libro que reúne la poesía completa del fallecido escritor

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Madrid, 17 de abril. Manuel Vázquez Montalbán era un hombre tímido y callado que, al mismo tiempo, observaba con su mirada doliente y lúcida todo cuanto ocurría a su alrededor; desde los cambios más estrepitosos de su época hasta la pérdida de la inocencia por ese binomio del amor y la muerte. Manolo, como le decían todos sus amigos, se consideró ante todo “un poeta”, pues ésta fue en efecto su primera vocación literaria y una vía de expresión que no abandonó hasta su muerte repentina, aquel 18 de octubre de 2003, cuando su corazón maltrecho dejó de funcionar en una solitaria sala de espera del aeropuerto de Bangkok.

En el Círculo de Lectores de Madrid se rindió homenaje a esta vocación poética de Vázquez Montalbán, con dos hechos que hubieran llenado de júbilo al prolífico escritor catalán: la presentación del primer libro, Memoria y deseo, que reúne la totalidad de su poesía, incluidas dos obras inéditas: La teoría de la almendra y Rosebud, y la lectura en voz de alta de algunos de esos versos que comenzó a escribir cuando cumplía condena en una de las siniestras cárceles franquistas.

Novelista, ensayista, gastrónomo, poeta y periodista –fue asiduo colaborador de La Jornada–, Vázquez Montalbán nació en Barcelona en 1939. En 1962, cuando todavía no había publicado y se dedicaba casi exclusivamente a la poesía, el régimen franquista –al cual siempre se opuso– lo sometió a un consejo de guerra que lo condenó a tres años de cárcel por participar en “actividades políticas”. Este enclaustramiento y la congruencia de su pensamiento político, siempre cercano al ideario de izquierda, fueron señas de identidad en su escritura, lo mismo literaria que periodística. Pero fue precisamente en la cárcel donde comenzó a escribir su primer libro, La educación sentimental, que hablaba precisamente de ese tiempo convulso y de cambios vertiginosos que estaba viviendo su generación.

En Memoria y deseo se incluyen nueve libros, hechos desde el mestizaje, con ingredientes que proceden de los más diversos planos de la realidad cultural, sea popular o “culta”. Además se suman dos libros inéditos: Teoría de la almendra y Rosebud; este último alude al nombre que en la película El ciudadano Kane lleva estampado el trineo que perteneció de niño al personaje representado por Orson Welles. Manuel Rico, crítico literario y poeta, explicó que “el primero es un título lleno de cargas referencial y literaria, es una indagación sobre los vínculos entre vida y arte a través de la visión de la pintura, de la contemplación de la propia existencia, y es también un ensayo de un peculiar lenguaje entre lo consciente y lo irracional. El segundo, Rosebud, es un profundo e intensísimo canto de amor, que hunde sus raíces en la vocación de la infancia y en los vínculos afectivos y sentimentales con la figura de la madre.”

José María Castellet, poeta e intelectual catalán que instruyó a Manolo durante su juventud, definió así su poesía: “Comprende e intenta reproducir la densa complejidad de la vida individual y colectiva. El de la ambigüedad y las ambivalencias, el de los sentimientos y las pasiones del alma, el del cotidiano tejerse del hombre en el mundo con visión trágica e irónica a la vez. Porque su visión es la de detrás del espejo, donde el reflejo es opaco y la libertad en la sombra es constitutiva de la creación”.

Rico abundó: “Decía hace cinco años el poeta Juan Gelman que la poesía es el lugar más calcinado del idioma. Yo añadiría que es el lugar donde el idioma llega a sus más hondas potencialidades expresivas, toca el límite de la vida y la afirma. Creo por ello que acercarse a la poesía de Manolo es también reflexionar sobre esa capacidad que tiene el lenguaje para significar más allá de lo aparente, para ser polisémico, para hablar de nuestras pulsiones más íntimas y a la vez de nuestras derivas y sumisiones colectivas.”

Añadió: “De algún modo Vázquez Montalbán, desde su primer libro de poemas, La educación sentimental, hasta los poemas de Rosebud, ha apostado por mantener la proteína crítica de la poesía social, en una propuesta estética innovadora, rupturista, deudora de las vanguardias de entreguerras y a la vez de las poéticas más conversacionales. El mundo poético que creó estaba hecho de imágenes rotas, siempre en la sombra de Eliot, de seres humildes, de apelaciones a la cultura, de crítica histórica, de compasión, de memoria, de deseo. Ese mundo no puedo separarlo de la imagen del propio Manolo leyendo él mismo sus poemas inéditos, sus versos que hablaban de la madre amada y muerta, cuando apelaba a la raíz de su vocación literaria. Pues él se consideraba, por encima de todo, poeta”.

El homenaje terminó con una lectura apasionada a cargo del actor Juan Echanove, amigo de Manolo, quien inició con aquel célebre poema: “Pobre rosa de abril/ el mes más cruel…”

 
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