Usted está aquí: jueves 17 de abril de 2008 Política Según sospechosismo de Beltrones, el FAP secuestró el Congreso, y va por Calderón

■ Miércoles en calma, mientras frentistas y panistas preparan las batallas venideras

Según sospechosismo de Beltrones, el FAP secuestró el Congreso, y va por Calderón

■ El priísta ya no es interlocutor con los amarillos

■ El blanquiazul abre nuevo flanco mediático

Arturo Cano

El sospechosismo llega a los terrenos del PRI. Dice Manlio Fabio Beltrones, jefe de los senadores del Revolucionario Institucional, que la insistencia del Frente Amplio Progresista (FAP) en un debate de 120 días ha creado la suspicacia de que pretende pasar del “secuestro” de los recintos parlamentario al “secuestro” del presidente Felipe Calderón. Por supuesto, el senador sonorense aclara que se trata de una especie que él sólo ha oído por ahí.

Se vale todo en un día que transcurre más bien en calma en las sedes del Legislativo, mientras se velan armas para las batallas venideras y arrecia la lucha en el frente de los medios, con declaraciones a granel como municiones.

El PAN abre fuego con espots en audio y video, y algunos de sus miembros reparten un volante a un kilómetro de donde las adelitas mantienen el cerco al Senado.

“Democracia es dialogar… es por México”, es el lema central, que se acompaña de las palabras “diálogo” y “reforma” palomeadas en verde, y “confrontación” y “desinformación” con taches en rojo.

El volantito informa dos cosas: que Estados Unidos nos está comiendo el mandado en las aguas profundas y que “Cuba –país comunista– se ha beneficiado de la inversión privada para extraer y procesar el ciento por ciento de su petróleo”.

Ésos son los argumentos de los que acusan al FAP de no querer el debate, lo cual exhibe su “falta de propuestas” y la “flaqueza de sus convicciones”, según el espot panista que pronto ha de llegar a la televisión.

No hay tal flaqueza en las señoras que escuchan a Dante Delgado, quien saca cuentas de la renta petrolera y pregunta sobre las prisas de panistas y priístas: la reforma del Estado, dice el veracruzano, ha demorado un año, en tanto que la discusión de la Ley de Radio y Televisión lleva siete meses, sin resultados. En cambio, sigue, una “que sacaron en 14 días” (la Ley del ISSSTE) “ha generado encono social y miles de amparos”.

Las adelitas chintololas escuchan y se repiten entre sí argumentos similares desde hace varios días, a todas horas, pero igual le aplauden fuerte al líder de Convergencia, y lo despiden al grito de “¡Él sí pasa, él sí pasa!” cuando su calvicie cruza la barrera policial.

Hay más abuelas que madres y más madres que hijas entre las adelitas. Su número ha disminuido este día, de calma chicha en los alrededores del Senado de la República, casi vacía la casona de Xiconténcatl ya entrado el mediodía.

Esta vez las brigadistas levantan carpas, iguales a las que ocuparon cuadra tras cuadra durante el plantón de 2006. Ahora las carpas ocupan la calle de Tacuba, en el tramo comprendido entre Eje Central y Bolívar, con muchos huecos. También hay carpas, con sus respectivas adelitas, en las bocacalles que conducen al edificio del Senado: frente al antiguo edificio de la Asamblea Legislativa, y en la esquina de Donceles y el Eje Lázaro Cárdenas.

Son menos que otros días. Quizá por ello la Policía Federal Preventiva decide no enviar este día a sus elementos femeninos. El martes anduvieron aquí, estrenando, ayudándose unas a otras a ponerse los protectores que semejan armaduras. Con muchos problemas, porque nada les quedaba: son equipos hechos para hombres. “Cuando al fin conseguían ponérselos se movían como botargas”, cuentan.

Quizás descansan para este jueves, día que se espera más complicado, pese al anuncio de Héctor Larios, coordinador de los diputados del Partido Acción Nacional, de la cancelación de la “sesión solemne” para recibir a la presidenta de India.

Mientras siguen los dimes y diretes sobre los días necesarios para el crucial debate petrolero, las adelitas chacotean: unas tejen o leen, siempre en grupo; otras organizan concursos de canciones y consignas; y unas más juegan con una “papa caliente” y bailan, recitan, cantan o simplemente rinden “su testimonio, compañera”.

Entre su enorme variedad de consignas destacan dos grandes grupos: las dedicadas a su orgullosa pertenencia, uno, y las que aluden a Felipe Calderón.

“El pelele va a caer”, es la más socorrida en este segundo grupo. Hay otra que reúne ambos grupos: “Este es el pueblo/ de López Obrador/ ¿cuál es el tuyo/ pelele Calderón?”

Hay otras consignas de plano inclasificables, como la siguiente: “Hombro con hombro, ovario con ovario, nuestro petróleo es libre y soberano”.

Las consignas viven, los sainetes verbales siguen.

Manlio Fabio Beltrones insiste en que los 50 días no son negociables. En su calidad de presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta se suma a la propuesta del FAP y pide a Felipe Calderón que acepte un debate con duración de cuatro meses.

Más allá de los plazos, la sospechosista revelación de Beltrones recibe respuesta: Ricardo Monreal, vicecoordinador de los senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dice que es poco seria y declara que el sonorense ha dejado de ser interlocutor para el FAP (habrá que esperar a ver qué dice al respecto Carlos Navarrete).

Los coordinadores del frente, se informa la víspera de una reunión con Andrés Manuel López Obrador, deciden incluir en su agenda la propuesta de convocar a un referendo para que los electores decidan sobre la reforma energética.

El martes, Jesús Ortega Martínez hizo esa propuesta, en el contexto de una marcha de su cacho de PRD.

Quizá la tomaron de ahí, pero ese tipo de coincidencias parecen las únicas posibles en esta hora de los amarillos: la sesión del comité nacional se levanta luego de sólo 20 minutos, incapaz de llegar a acuerdos, pues el órgano directivo está partido en dos.

Y la discusión sobre qué hacer con el conteo no resuelto se pospone para el Consejo Nacional del fin de semana. Esta vez irán los dos PRD, aunque nadie cree posible el acuerdo.

Así, en materia petrolera, cada uno seguirá en su lucha.

 
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