Usted está aquí: miércoles 26 de marzo de 2008 Cultura “Hemos permitido que la narcocultura florezca”, deplora Élmer Mendoza

■ En Balas de plata rescata experiencias culichis sobre encobijados, violencia y corrupción

“Hemos permitido que la narcocultura florezca”, deplora Élmer Mendoza

■ Presentan hoy su libro galardonado con el tercer Premio Tusquets Editores de Novela

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen El escritor Élmer Mendoza, anteayer, durante la entrevista con La Jornada El escritor Élmer Mendoza, anteayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: María Luisa Severiano

El escritor Élmer Mendoza (Culiacán, 1949), ganador del tercer Premio Tusquets Editores de Novela por su obra Balas de plata, consideró que “la narcocultura no es sólo un señalamiento, sino el planteamiento de una realidad desagradable, la cual hemos permitido que florezca y se desarrolle; de una realidad no deseada y que no es exclusiva del norte del país.

“He conversado con gente que estudia el fenómeno y hay niños que dicen que cuando sean grandes quieren ser narcos.

“Al final de cuentas no son los narcocorridos, la literatura o las películas, sino es la gran miseria en que vive este pueblo; hay burlas al salario mínimo, que las personas no pueden soportar, y una opción que tienen es delinquir; igual son ocho años de prisión si roban una farmacia que si transportan un kilo de droga.

“La literatura sobre el narcotráfico es una forma de dimensionarlo para que las personas no se acostumbren, despierten y digan: ‘carajo, estamos creando al enemigo que nos va a cortar la cabeza’.”

El también autor de Un asesino solitario, El amante de Janis Joplin y Efecto tequila explicó que para escribir una novela se debe penetrar en el universo del lector, lo que implica ciertas conexiones con la realidad. “Si el lector llega a conclusiones y es capaz de hacer señalamientos en función de la realidad que estamos padeciendo, será un resultado inesperado y muy grande”.

Historias sobre Culiacán

En Balas de plata, Élmer Mendoza narra experiencias específicas de los culichis, como los encobijados, la violencia y la corrupción; la vida de los narcojuniors y las amantes de los narcos, quienes pasean por las calles de Culiacán en sus camionetas Lobo y Hummers oyendo corridos a todo volumen.

En la historia, de corte detectivesco, se aniquila al asesino después de una investigación exhaustiva a cargo del agente Édgar El Zurdo Mendieta. Sin embargo, el autor reconoció que somos un país muy corrupto y dado a la violencia, donde no hay una determinación de la justicia, y por eso la realidad es muy diferente a la literatura.

Admirador de los grandes autores de la novela negra, como Dashiell Hammett y Raymond Chandler, así como de Paco Ignacio Taibo II, Mendoza aseguró que le resulta cómodo escribir sobre Culiacán, por todo lo que ha visto a lo largo de su vida.

“Los lugares, los recuerdos –agregó el autor– me dan el espacio que requiero emocionalmente para contar mis historias, por eso sigo ahí.”

Para crear un personaje, Élmer Mendoza se basa en las lecturas y en la observación de las personas, pues le permite organizar el discurso y contar la historia. “Si voy a contar un relato sobre la violencia, el protagonista puede ser violento o que intente impedir la violencia para establecer los campos”.

De los personajes del escritor, que conviven con la muerte, la violencia y la corrupción, “nadie es totalmente malo ni totalmente bueno. Siempre hay matizaciones y respuestas específicas a situaciones concretas; en este caso, pretendo que los personajes no se parezcan, quiero que sean entrañables, con algunos elementos humanos para que el lector pueda sentirse cerca de ellos, y que le provoquen una sonrisa, un recuerdo o un pensamiento”.

En las páginas de la obra, Mendoza da cuenta de los lugares que distinguen a Culiacán, como El Guayabo, Las Ventanas, Los Portales, el Jardín Botánico, La Lomita, porque no todo es violencia en el norte del país y los culichis también se divierten.

Del uso de las palabras en la estructura narrativa, puntualizó que un autor debe escribir con el lenguaje que domina, porque le permite obtener otros niveles en su forma de contar historias.

“Generalmente, las novelas se escriben de la misma manera, pero la habilidad para mezclar las historias y manejar el lenguaje contribuye a que la obra pueda compartirse con los lectores.”

Forjador de novelistas

Élmer Mendoza también es catedrático en la Universidad Autónoma de Sinaloa y desde hace 12 años se dedica a la formación de novelistas, pues enseña los recursos que se deben dominar para escribir una obra de este género.

“Estoy muy contento con las nuevas generaciones de escritores sinaloenses. El año pasado ganamos siete premios nacionales y locales, así que estoy feliz porque están aprendiendo, y los temas que abordan en sus obras varían, algunos prefieren narrar hechos históricos; otros, asuntos amorosos y el futuro. Hay de todo, afortunadamente.”

El libro Balas de plata, que editó Tusquets Editores, será presentado hoy a las 19 horas en el Centro Cultural de España (Guatemala 18, Centro Histórico). Participarán la actriz Vanessa Bauche y el escritor Paco Ignacio Taibo II.

Mañana, Élmer Mendoza firmará libros a las 19 horas en la librería El Sótano, de Coyoacán (Allende 38, colonia del Carmen).

 
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