■ El escándalo hizo trizas la carrera política del gobernador demócrata
Spitzer será acusado de manipular fondos para pagar a prostitutas por sus servicios
■ Es inminente la renuncia del funcionario, se asegura en círculos políticos de Estados Unidos
Ampliar la imagen Un partidario de Spitzer le pide no renunciar, ayer en la ciudad de Nueva York frente al edificio de departamentos donde vive el gobernador Foto: Reuters
Nueva York, 11 marzo. El escándalo que estalló el pasado lunes con la revelación de que el gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, fue cliente de sexoservidoras hizo trizas su carrera política, su matrimonio, familia, y el panorama político estatal, y todos aguardaban su decisión sobre su renuncia.
En las últimas 24 horas el estado de Nueva York y su cúpula política permanecieron en el limbo en espera de una decisión del demócrata Spitzer, mientras él y sus asesores evaluaban la posibilidad de mantenerse en el cargo y aguantar las consecuencias del escándalo o rendirse ante la creciente presión política por su renuncia.
Decenas de reporteros rodearon la entrada de su residencia sobre la Quinta Avenida, en Manhattan, en espera de un anuncio. Sin embargo, algunos de los participantes en el debate interno informaron que tal vez no se llegará a ninguna decisión hasta mañana.
Bajo la constitución estatal, si el gobernador renuncia, el “gobernador teniente” (algo así como un vicegobernador) David A. Paterson asumirá el puesto para el periodo restante. Sptizer acaba de cumplir poco más de uno de sus cuatro años en su primer periodo como gobernador.
Paterson, político reconocido de Harlem, si llega a sustituir a Spitzer sería el primer gobernador afroestadunidense de Nueva York y el tercero a escala nacional que llegaría a ese puesto después de la guerra civil en Estados Unidos.
La explosiva revelación de que Spitzer era el “cliente número 9”, revelado el lunes en la tarde por el New York Times en su sitio de Internet, mencionado en documentación presentada ante un tribunal a fines de la semana pasada por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) para fiscalizar a los encargados de un servicio de lujo de prostitución conocido como Emperor’s Club VIP –que según los fiscales operaba en Estados Unidos y Europa cobrando entre mil y 5 mil 500 dólares por hora para citas con las sexoservidoras–, culminó el lunes anterior con una breve declaración de Spitzer en que se disculpó con su familia y el público.
En los documentos legales se registran conversaciones telefónicas interceptadas por la FBI de varios clientes, incluyendo el identificado como “número 9” del servicio sexual y es ahí donde Spitzer negocia pagos y arreglos para una cita con una prostituta que lo visitó en la habitación 871 del famoso hotel Mayflower en Washington, durante unas dos horas, la noche del 13 de febrero.
La documentación también indica que no fue la primera vez que utilizó el servicio.
Por ahora el gobernador no ha sido formalmente acusado de un delito, aunque fuentes informan a los medios que pronto habrá reuniones entre fiscales federales y los abogados de Spitzer para discutir su situación legal.
Al parecer, no será acusado de utilizar prostitutas sino la manera en que maniobró y ocultó los fondos para pagar por el servicio.
Spitzer fue electo en 2006 con un amplio margen después de ocho años como procurador general del estado de Nueva York. Con la imagen que construyó como combatiente de la corrupción y el abuso en Wall Street, ganándose apodos como “el sheriff de Wall Street” y “Mister Clean”, y con su reputación como hombre de integridad e imparcialidad, prometió “limpiar” al elevar las normas éticas en el gobierno estatal.
Sus aliados e integrantes de su círculo político guardaron silencio y de inmediato sus enemigos demandaron la renuncia, entre ellos los gobernadores republicanos del país y varios legisladores republicanos federales y estatales.
Júbilo en Wall Street
Wall Street no ocultó su felicidad desde el lunes, y se escucharon hasta gritos de júbilo en la Bolsa de Valores de Nueva York cuando se trasmitió la noticia. La rama económica no guarda ningún cariño para Sptizer, quien durante su periodo como procurador general del estado encabezó una serie de investigaciones y fiscalizaciones contra poderosas figuras del sector financiero y empresarial.
Varios ejecutivos de poderosas empresas fueron obligados a renunciar a causa de las cruzadas contra la corrupción empresarial del entonces procurador, incluyendo el propio presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York.
Hoy muchos gozaron en señalar que aunque Spitzer ganó fama por su persecución del delito de avaricia, ahora está al borde de caer desde las grandes alturas a causa de otro pecado. Algunos consideraron que lo que le ha sucedido es una “tragedia griega”.
Sin embargo, simpatizantes señalan el regocijo de Wall Street justo como prueba de que el político es uno de pocos que se atrevieron a enfrentar a poderosas figuras del mundo financiero y empresarial casi intocable y así poner ante la luz pública prácticas corruptas y abusivas. Algunos con casi nada de poder en este país contaron de pronto con un campeón de sus causas ante la justicia.
Spitzer fue reconocido por líderes de los migrantes y por el gobierno mexicano durante su periodo como procurador general, por su defensa de los derechos laborales de inmigrantes, incluyendo a los indocumentados.
Como gobernador ha buscado apoyar programas de educación y salud y continuar la defensa de derechos básicos de inmigrantes latinoamericanos, entre otros.
Por cierto, el presidente mexicano, Felipe Calderón, sostuvo un desayuno privado con Spitzer durante su gira por Estados Unidos, el mes pasado, oportunidad en que le agradeció su apoyo a la comunidad inmigrante mexicana.
Spitzer, de 48 años de edad, es casado y tiene tres hijas.