■ Encabeza Rodríguez Zapatero homenaje a víctimas del 11-M
Rajoy quiere mantenerse como líder del PP y volver a postularse en 2012
Madrid, 11 de marzo. El líder del opositor Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, anunció hoy su intención de seguir al frente de esa formación conservadora con el objetivo de presentarse como candidato en los comicios de 2012, no obstante que el domingo pasado sufrió su segunda derrota consecutiva frente al socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Los resultados del PP en estos comicios lo colocaron una vez más como la mayor oposición en el Congreso de los Diputados al mejorar respecto de 2004, tanto en votos –más de 400 mil– como en escaños al pasar de 148 a 153, pese a su derrota frente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Precisamente fueron estos los argumentos que esgrimió el líder de la derecha para anunciar que seguirá al frente de su formación política, para lo que convocó a un congreso de partido el próximo junio en el que se votará su candidatura.
Además, Rajoy recordó que el socialista Felipe González y el conservador José María Aznar también perdieron dos elecciones antes de llegar al poder.
“Tengo un proyecto político que es bueno para los españoles”, dijo Rajoy al aclarar que seguirá al frente del PP “por respeto” a los 10 millones de votantes y para “defender los intereses de España”, pero reiteró su posición de “no apoyar” ningún diálogo con ETA.
En otro asunto, el presidente Rodríguez Zapatero y los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, presidieron en la estación de trenes de Atocha en Madrid, un breve homenaje a los 192 fallecidos y más de mil 800 heridos del atentado del 11 de marzo de 2004 por parte de una célula de Al Qaeda.
En el acto, Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, criticó a algunos medios de comunicación que defienden la “teoría de la conspiración”, defendida por el gobierno aznarista y que inicialmente atribuyó la matanza a ETA.
Manjón recordó que el origen del atentado fue la presencia de Aznar en la Cumbre de las Azores, en la que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y en aquel entonces el gobernante de Gran Bretaña, Tony Blair, lanzaron el ultimátum a Irak antes de empezar la invasión.