Usted está aquí: miércoles 27 de febrero de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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Tesorito

La epopeya de las aguas profundas

Difícil, pero para eso hay extranjeros

Notimex no hizo la nota sobre AMLO

El gerente general de la República de la Anexión, FeliPemex VenderHoy, ha hecho elaborar un bonito video publicitario para que los habitantes de un reino de ilusión llamado Mex & Co se enteren de que tienen “un gran tesoro, un tesoro escondido debajo del fondo del mar”. ¡Guau!

Con tono épico e imágenes idílicas, en cinco minutos los propagandistas calderónicos desarrollan una historieta sencilla: érase que se era un país que tenía un tesorito llamado petróleo que pertenecía “a todos los mexicanos de hoy y de mañana” (de pasado mañana nadie sabe, a menos que se apellide Mouriño) y que para aprovecharlo tenía “amplia experiencia en la explotación de pozos petroleros que se encuentran en tierra y muy cerca de las costas”. Pero, ¡oh, desgracias de la vida!, resulta que “el mundo (y, dentro de él, Mex & Co, breviario geopolítico de Astillero Oil) enfrenta ahora una nueva realidad: las mayores reservas de petróleo se encuentran en aguas profundas, a tres mil metros bajo el mar, es decir, a una profundidad de quince veces el edificio más alto de México” (o sea, para usar un sistema de medición científico: lejos de la madre: acotación a cargo de un tecleador que trata de subir al último piso de la Latino y no lo dejan ni acercarse al elevador).

Chambear en las tales aguas profundas estará verdaderamente K. Brown, según la muy especializada agencia méxico-gallega Juancalipe Calderiño, pues las fabulosas riquezas están, sobre todo, “en aguas profundas del Golfo de México”. ¡Chin! Pero, exhorta la emocionada voz oficial del video chido: “allí está nuestro tesoro y debemos llegar a él”. Otros países ya andan en esa talacha de allegarse sus ricuras, como Brasil, Cuba (que alberga la perversidad capitalista de convertirse en exportador de petróleo) y el siempre malo de la película, el Tío Sam barbas de chivo que ya anda sobres: desde hace diecisiete años, alerta el estremecido locutor, Estados Unidos trabaja en aguas profundas y pretende duplicar su producción de crudo para 2012, y… ¿qué creen, niños?, que “algunas de las zonas donde están trabajando se encuentran cerca de las aguas territoriales de México”.

Por ello, oh y más oh, “¡nosotros también debemos ir en busca de nuestro tesoro!”, y para ello debemos realizar (ta-ta-ta-tan) expediciones al fondo del mar. Las patoaventuras felípicas son, sin embargo, harto complicadas. N’ombre, es que “México enfrenta hoy un reto completamente nuevo: ¡trabajar en aguas profundas!”, advierte trémulo, espasmódico, promisorio y a punto del orgasmo patrio el locutor del video denominado “Pemex: versión D”, con fecha del pasado 13, disponible en www.astillero.tv y en youtube (y que fue conocido por esta columna en www.gendetta.com).

Tan difícil está el asunto que dan ganas de dejárselo a otros (por decir algo, a los extranjeros, sugiere, siempre visionaria, esta columna que escucha a un gringo ordenar en la tortería tricolor “¡trabajas una privatización doble, en aguas profundas, sin lechuga!”): ya bajando totalmente hasta abajo, pero sin orillarse a las orillas, los equipos submarinos sufren presión semejante a que una lata de chesco tuviera encima el peso de 60 camiones, y luego hace un friego de frío a más de 600 metros de profundidades, y se necesita una chimistreta que se llama “tecnología de punta” (sin albures, por favor), que consiste más o menos en sistemas satelitales georreferenciados, plataformas semisumergibles, “manejo de vehículos submarinos de control remoto”, “robótica” ... y, la mera neta, como que a lo mejor nomás no logramos sacar por nosotros mismos el susodicho tesorito…

Pero, ¡oh, dioses, gracias por su misericordia con domicilio fiscal en el extranjero!, “afortunadamente, como lo han hecho otros países del mundo, México puede establecer alianzas con quienes ya cuentan con la tecnología y la experiencia para explotar yacimientos en aguas profundas”. ¡Aleluya! Y es que, según el predicador gubernamental exultante, gozoso, alborozado y amelcochado, “¡podemos aprovechar ese conocimiento para sacar el petróleo que es nuestro! ¡No podemos ni debemos quedar fuera de esta oportunidad histórica! ¡Llegar hasta nuestro petróleo en aguas profundas nos permitirá vivir mejor!” La apoteosis del locutor en éxtasis y las imágenes de prosperidad y bonanza colectivas cierran con la promesa de que el rescate de nuestro tesorito mediante manos ajenas tendrá como recompensa “garantizar nuestro futuro y el de las nuevas generaciones, ¡sin que Pemex deje de ser una empresa de todos los mexicanos!”, pues “¡el petróleo es de México!” El trabajo de videos profundos cierra con el emblema del “gobierno federal” y no contiene ninguna imagen de la Bolsa de Valores de Nueva York ni proporciona dirección alguna de petroleras extranjeras o hispanas a las que se pueda agradecer tan bella, sincera, honesta y convincente pieza publicitaria. Thank you y olé.

Astillas

El director general de Notimex, Sergio Uzeta Murcio, informó a esta columna que “la agencia de noticias del Estado mexicano no distribuyó ninguna información en donde Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del PRD, se refiriera al fallecimiento de Andrés Manuel López Obrador”. En cambio, ninguna mención sobre el tema se había producido (al menos hasta la hora de entrega de esta columna) en el portal electrónico de Milenio, donde la noche del lunes había aparecido brevemente la falsa nota fúnebre, adjudicada sin sustento a Notimex… Y, mientras los intereses de México son comprometidos gravemente por Juan Camilo Mouriño, con Eduardo Sojo de comparsa, los próximos 27 y 28 en Los Cabos, Baja California Sur, donde se realizará una reunión más de la sombría Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), con funcionarios de Estados Unidos y Canadá, ¡hasta mañana, celebrando que se le haya dado pa’trás a un párrafo de la ley Gestapo que parecería haber sido concebido como cortina de humo para aprobar sin problema otros aspectos persecutorios y autoritarios que en esa misma reforma judicial fortalecen el poder de las policías y hacen “flexible” el marco institucional para acciones represivas discrecionales!

 
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