Usted está aquí: domingo 24 de febrero de 2008 Cultura La democracia no forma parte del neoliberalismo: Marcos Roitman

La Feria del Palacio de Minería

Este concepto se vació, perdió contenido social, político, económico y cultural, afirma

La democracia no forma parte del neoliberalismo: Marcos Roitman

Presenta su libro Democracia sin demócratas y otras invenciones

Destacan Luis Hernández Navarro y Gilberto López y Rivas la reivindicación que se hace de la ética en la política

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen Gilberto López y Rivas, Luis Hernández Navarro y el autor de Democracia sin demócratas y otras invenciones, Marcos Roitman Rosenmann Gilberto López y Rivas, Luis Hernández Navarro y el autor de Democracia sin demócratas y otras invenciones, Marcos Roitman Rosenmann Foto: Yazmín Ortega Cortés

El planteamiento contundente de que la democracia no forma parte ni es consustancial al capitalismo ni al neoliberalismo es uno de los ejes centrales del nuevo libro de Marcos Roitman Rosenmann, sociólogo y especialista en América Latina.

Presentado ayer en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, Democracia sin demócratas y otras invenciones (Sequitur) fue comentado por Luis Hernández Navarro y Gilberto López y Rivas.

Colaborador de La Jormada, en una compleja reflexión Roitman explicó el mecanismo por el cual el concepto de democracia “se vació de contenido: social, político, económico, cultural”.

Se trata, agregó, de una “democracia sin sujetos”, que no se practica, pero que cuenta con normas. “En definitiva, una democracia sin ciudadanos, de carácter estatal, que está en la representación de las instituciones pero fuera de la realidad y sin práctica”.

Y, en esa línea, agregó: “Lo que está transversalmente en el libro es un enfrentamiento por conquistar espacios políticos. Es decir, hoy la democracia es la realización de una ciudadanía en todos los órdenes. No es, por tanto, una opción de derechos, sino una realización de formas de articulación de una ciudadanía plena”.

Roitman percibió también un proceso de involución política, pues dijo que hoy existen más organizaciones y asociaciones, pero menos espacios democráticos.

Habló del concepto de bien común entendido como la solución de problemas y alejado de la razón de Estado, y visualizó a la democracia como un proceso de humanización.

“Y en esa lógica, lo que hoy estamos viendo es que la democracia sin demócratas implica un proceso de deshumanización. Por eso cierto tipo de lucha presupone la recuperación del sujeto político.”

Un oasis en la aridez

En su turno, Hernández Navarro, coordinador de Opinión de este diario, reconoció al libro de Roitman como “un oasis” ante el vacío teórico y crítico del presente, sobre todo en comparación con la mayor actividad intelectual de los años 70 y 80 del siglo pasado.

Agregó que ha surgido en el continente una nueva generación de activistas de izquierda, pero cuya práctica política se percibe carente de referencias, pues los viejos textos resultan insuficientes para explicar la nueva realidad.

Hernández Navarro dijo que el libro, al que consideró un “ensayo erudito e informado de largo aliento histórico”, da cuenta del desastre causado por el neoliberalismo tras la caída del muro del Berlín, como el recrudecimiento de las guerras, las crisis económicas, las brechas entre países ricos y pobres y entre sectores sociales.

Consideró que el libro de Roitman “logra demostrar cómo la democracia no es consustancial al capitalismo ni al neoliberalismo, como sostienen muchos autores, sino todo lo contrario, y realiza una crítica profunda a la llamada democracia procedimental”.

Destacó que Democracia sin demócratas es también un libro escrito desde Europa, pero influenciado por el pensamiento de América Latina, con actores como los neozapatistas o el sociólogo Pablo González Casanova.

Roitman sostiene, señaló, que el comienzo del siglo XXI indica la “muerte de la izquierda política tradicional” y la emergencia de otra izquierda que busca su lugar con nuevos actores y sujetos sociales

Como López y Rivas, Hernández Navarro también destacó la crítica del autor a la falsa sustitución del papel de los partidos por los movimientos sociales, pero agregó:

“Esperamos que muy pronto también nos pueda alimentar con una reflexión más detallada, por ejemplo, de lo que han significado los movimientos indígenas, los excluidos, en el caso de Venezuela, y la lucha por la soberanía de los recursos naturales, en la constitución de estos nuevos sujetos y esta nueva politicidad de la sociedad latinoamericana.”

Fraude electoral, genocidio, corrupción

Mientras, López y Rivas dijo que el libro de Roitman es una crítica radical a “la democracia que impone el capitalismo”: una especie de “ritual de alternancia en la administración gubernamental, que incorpora estructuralmente la corrupción de la clase política, a la cual otorga impunidad para cometer sus latrocinios, mientras al mismo tiempo proclama la vigencia del estado de derecho y reitera que nadie puede estar por encima de la ley”.

Entre los ejemplos que menciona Roitman, dijo López y Rivas, antropólogo y también colaborador de La Jornada, se encuentra el fraude electoral en México en 2006 “y la asociación delictuosa en este golpe de Estado técnico de los órganos electorales, los tribunales, la Suprema Corte, los poderes fácticos y, sobre todo, los medios de comunicación oligopólicos”.

También mencionó el ejemplo de Chile, “donde genocidas ocupan escaños en el parlamento”, así como los casos de políticos corruptos en España, Francia o Alemania.

Así, dijo, esta democracia que “criminaliza la protesta social” es afín al neoliberalismo. Y aunque éste ha “fracasado”, Roitman advierte una “segunda ola” neoliberal, la cual representaría una mayor violencia y exclusión social, recordó el comentarista.

López y Rivas, como Hernández Navarro, destacó la reivindicación que hace Roitman del papel de la ética en la política y como herramienta para la construcción de una sociedad más justa.

Y luego de abordar el planteamiento de que “ya no hay espacio para caudillos”, López y Rivas reconoció a Democracia sin demócratas como un aporte teórico y un instrumento en la “batalla de las ideas”.

 
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