Usted está aquí: viernes 22 de febrero de 2008 Opinión Jacques Derrida y las humanidades

José Cueli

Jacques Derrida y las humanidades

Tom Cohen, profesor del Departamento de Inglés de la Universidad Estatal de Nueva York, en Albany, coordina un excelente texto sobre la influencia del pensamiento del destacado filósofo francés Jacques Derrida sobre las humanidades.

Dicho texto fue publicado por primera vez por la Cambridge University Press en 2001 y posteriormente, en 2005, en español por Siglo XXI Editores, libro que podría ser como se menciona al inicio del prefacio: “el ‘primer lector’ transdiciplinario abiertamente dedicado a la obra de Derrida en su fase actual”.

El pensamiento derridiano y la deconstrucción con muchos aliados y no pocos detractores, a querer o no, ha tenido gran influencia y podríamos inclusive decir que ha modificado el modo de ver muchas de las disciplinas del campo de las humanidades mediante un cuestionamiento de las premisas principales de la metafísica de Occidente, de la metafísica apuntalada en el logofonocentrismo.

El interés especial de este libro radica en el hecho de reunir contribuciones de diversos autores en torno a la obra derridiana y el derecho, la literatura, la ética, la historia, el género y el sicoanálisis, entre otras.

El texto se orienta no sólo a la influencia sobre dichas disciplinas sino también a la influencia de Derrida en cuanto al futuro de las humanidades, es decir, cuál ha sido el efecto de la deconstrucción en dichas disciplinas de su fase actual y el que podrían tener a futuro.

La selección de ensayos no fue hecha en forma azarosa o caprichosa, por el contrario, Cohen explica las tres premisas que subyacen en esa compilación.

La primera es que estos ensayos nos permitirían rastrear la obra de Derrida “hoy” mediante su interrelación con una serie de disciplinas y diferentes preguntas en cuanto a cómo podrían funcionar o ser abordadas en relación con lo que en la actualidad sabemos y pensamos a la luz de las preguntas algo formales de Derrida y la ley, la literatura, la estética, la política, el sicoanálisis, la representación, la tecnología, etcétera.

La segunda premisa radica en torno a dejar de lado los contextos polémicos, “distraídas imputaciones de nihilismo o relativismo o lingüisticismo, etcétera”, para centrarse en demostrar mediante la interrogación y el desempeño la “deconstrucción afirmativa”, en la que el propio Jacques Derrida insistió desde el inicio, como la premisa fundamentalmente transformadora de su pensamiento.

La tercera premisa es el beneficio del hecho de que estos ensayos podrían ayudarnos a tener mejor acceso a la obra más reciente de Derrida sobre hospitalidad y religión, la tecnicidad y el secreto.

Al final de la lectura del texto, según Cohen, flotarían las resonancias de dos preguntas subyacentes: ¿Cuál es el “estado” del proyecto de la traducción de Derrida “hoy”, después de que se han actuado, repetido o superado las numerosas y narrativas muertes de la deconstrucción?

¿Cuál es el “futuro” por el cual la obra de Derrida parece jugarse, en la estructura (y temática) de la promesa, lo que no puede sino mantener la puerta abierta a un “acontecimiento” venidero de ella que no puede producir o garantizar, pero al cual el modelo de la traducción, o cruzamiento respaldarían?

 
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