Usted está aquí: miércoles 20 de febrero de 2008 Cultura Chenalhó “nos da un ejemplo de cura colectiva” ante la matanza de Acteal

Reimprimen libro sobre la tragedia ocurrida en 1997, publicado por el CIESAS

Chenalhó “nos da un ejemplo de cura colectiva” ante la matanza de Acteal

La otra palabra, coordinado por Rosalva Aída Hernández Castillo, incluye ensayos que contextualizan esos hechos en Chiapas

Sin justicia la herida seguirá abierta, dice

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen La antropóloga Rosalva Aída Hernández Castillo, en el CIESAS, durante la entrevista con La Jornada La antropóloga Rosalva Aída Hernández Castillo, en el CIESAS, durante la entrevista con La Jornada Foto: Luis Humberto González

A 10 años de la matanza de Acteal, la comunidad de San Pedro Chenalhó, en Chiapas, ha dado ejemplo al mundo de su capacidad de curación colectiva; el trauma por dicha tragedia se ha asumido como un problema comunitario y en torno a esto se han desarrollado sus procesos organizativos, afirma la antropóloga Rosalva Aída Hernández Castillo, coordinadora del libro La otra palabra: mujeres y violencia en Chiapas, antes y después de Acteal, el cual reúne textos que intentan contextualizar lo ocurrido en ese pueblo el 22 de diciembre de 1997.

El libro se publicó por primera vez hace 10 años, por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), pocos meses después de los hechos, cuyos autores todavía permanecen impunes.

Hoy se reimprime, con nuevo prólogo, para sumarse al debate que propiciaron ciertos medios de comunicación al tratar de negar la existencia de grupos paramilitares en la región y explicar la matanza como resultado de una pugna intrafamiliar.

Respuesta a Héctor Aguilar Camín

“Respondemos a esos argumentos, sobre todo de Héctor Aguilar Camín, porque nos parecen una falta de respeto a los sobrevivientes. Es muy difícil, a estas alturas, querer desmentir lo ocurrido porque hay pruebas, hay dato duro”, señala Hernández Castillo en entrevista con La Jornada.

Agrega que parte de los hechos que se reconstruyeron en la revista Nexos “son ciertos; lo problemático es el análisis que se deduce de ahí. Entre otras cosas, enfatizan que los indígenas tienen muchas pugnas internas, que sus prácticas culturales los llevan a la violencia, algo erróneo.

“Graciela Freyermuth, especialista en antropología médica, plantea en nuestro libro que antes del proceso de paramilitarización nunca se había dado un nivel de violencia hacia los cuerpos de las mujeres como el que se vio en Acteal.

“En toda la cosmovisión tzotzil no existe justificación para la mutilación de mujeres embarazadas, rompería muchas de sus visiones de respeto a la maternidad. Luego de la masacre, en algunos medios hubo una negación de que había habido mutilaciones corporales.

“Pero no sólo existen testimonios de los sobrevivientes recopilados por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (conocido como Frayba), sino las autopsias que detallan y confirman el nivel de violencia para sembrar terror. Ahí están todas las pruebas. El problema de los argumentos de Nexos es que utilizan datos verdaderos para presentar conclusiones que no se fundamentan ni se demuestran con claridad.

“Me preocupa que muchas de estas perspectivas vienen, de nuevo, a estigmatizar a los pueblos indígenas y a crear una representación de ellos como violentos, como culturas antidemocráticas. Son discursos bastante racistas que han estado en el ambiente sobre todo a partir de 1994.”

La otra palabra se conformó debido a la inquietud de investigadoras del CIESAS que habían tenido vínculos con personas de San Pedro Chenalhó, por proyectos en torno a la muerte materna y la administración de la justicia.

“Estábamos muy conmovidas por el nivel de violencia que se suscitó en el lugar y sentimos que faltaba un análisis de la situación desde la perspectiva de género. Armamos el libro retomando las investigaciones que ya teníamos para darle un contexto a la matanza. Sobre todo, hay que entender dos cosas: ¿cómo se logró el proceso de paramilitarización en la región?, y ¿qué relación tenía esto con la forma que adquirió la violencia hacia las mujeres? Abordamos los puntos de vista jurídico, histórico y antropológico.

“Luego de una década, vemos que si bien el objetivo principal de la matanza de Acteal era desmovilizar a la comunidad, de romper los procesos organizativos, la resistencia, esto no los quebró.”

Comunidad incómoda

“Cabe aclarar –prosigue Hernández Castillo– que la zona de Acteal, como analizamos en el libro, era un grupo pacifista, no eran ni bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, pero tenían conciencia crítica. Se trataba de una comunidad formada en diálogo con la teología de la liberación y la diócesis de San Cristóbal de las Casas. Eso los convirtió en un grupo problemático para el poder regional.

“Si el objetivo era desmovilizarlos, vemos 10 años después que se consiguió todo los contrario.

“Fue el caldo de cultivo de un proceso colectivo de curación, de resistencia, porque hasta que no se haga justicia, al más alto nivel, Acteal seguirá siendo una herida abierta”, concluyó la investigadora.

Parte de los ingresos por la venta de este libro será donada al Frayba para dar seguimiento al proceso legal que continúa en la región. También existe una edición en inglés; informes en el correo electrónico: [email protected]

La otra palabra: mujeres y violencia en Chiapas, antes y después de Acteal será presentado hoy a las 18 horas en el auditorio del CIESAS-DF (Juárez 222, Tlalpan). Participan Soledad González, Sylvia Marcos, Magda Gómez, María Teresa Sierra y Luis Hernández Navarro.

 
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