Usted está aquí: viernes 15 de febrero de 2008 Cultura “Nadie ha descubierto nada en Olinalá”, dice Francisco Coronel

Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007

El artesano recibe hoy el galardón en el área de Artes y Tradiciones Populares

“Nadie ha descubierto nada en Olinalá”, dice Francisco Coronel

Elaborar cajas y arcones viene de generación en generación, expresa a La Jornada

Es el artífice del rescate, en los años 70, de la técnica del dorado sobre el guaje

“Trabajamos con diferentes matices para flamear, dorar y dar el acabado final”

Sus creaciones, espontáneas

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen Francisco Chico Coronel, en su taller, en plena elaboración de una de sus preciadas artesanías Francisco Chico Coronel, en su taller, en plena elaboración de una de sus preciadas artesanías Foto: Cortesía Fomento Cultural Banamex

En la llamada región de La Montaña, al noreste de Chilpancingo, se ubica Olinalá, poblado guerrerense donde Francisco Coronel Navarro (1941) desde los siete años de edad empezó a elaborar artesanías para las ferias hasta lograr especializarse en la manufactura de arcones y cajas con la aromática madera de linaloe, cubiertas con laca y decoradas con dibujos de flores, plantas y animales.

Por la excelente calidad de sus obras, Francisco Chico Coronel fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares, que hoy recibe de manos del presidente Felipe Calderón.

Antes de ser notificado como ganador del premio, se le realizó esta entrevista, vía telefónica: “A mí no me han dicho nada; estoy en espera”.

El arte maqueado, conocido popularmente con el nombre de laca, por la semejanza en su brillo y la textura con los objetos provenientes de Oriente en el Galeón de Manila, Chico Coronel lo aprendió de su abuelo y sus padres, quienes eran decoradores y doradores, pues trabajaban la laca en madera y oro.

Variedad de estilos y técnicas

Al recordar sus inicios en el oficio, Francisco Coronel expresó: “Nosotros estábamos muy pobres en aquel tiempo. Yo comencé de siete años en el trabajo de la artesanía, no tengo estudios. Esto viene desde antes de la conquista, de generación en generación. Nadie ha descubierto nada en Olinalá”.

Los objetos de madera de linaloe, cubiertos con laca, se producen en las ciudades de Chiapa de Corzo, Chiapas; en Olinalá, Temalacatcingo y Acapetlahuaya, en Guerrero, y en Pátzcuaro y Uruapan, Michoacán, pero las de mayor belleza son las manufacturadas en Olinalá.

Actualmente existen diferentes estilos y técnicas para elaborar las piezas laqueadas, sin embargo Chico Coronel, en la década de los 70, rescató la técnica del dorado sobre el guaje, misma que se había abandonado por ser costoso el laminado y por lo laborioso del proceso, que data de la época de los grandes laminadores de retablos coloniales.

Las manos del artesano pintan y decoran cajas, charolas, biombos y arcones de todos los tamaños, así como costureros. Él es el único artesano que hace este trabajo sobre pedido.

Para hacer cajas y baúles utiliza básicamente la madera de linaloe, aunque si se trata de piezas pequeñas usa el copal, el pino y el ayacahuite.

Coronel compra las piezas de madera ya hechas a los carpinteros del pueblo. Para los costureros, usa un tipo especial de calabazos de corteza dura, que limpia y recorta cuidadosamente para que embonen bien.

Al referirse a la elaboración de las cajas, explicó que después de cortar la madera, se pone a secar. “Hacemos la caja en blanco, se cura con insecticida para que no se pique, porque esa madera es muy fácil de picarse. Después se ve todo el desperfecto de la madera, se resana y se clava”.

El siguiente paso es lijar la pieza de madera y se impermeabiliza aplicando un barniz que el artesano prepara con aceite de chía y tierras. Después la bruñe con una piedra hasta alisarla por completo. Agrega varias manos de polvo de tierras calizas, colorantes, anilinas y aceite de chía, hasta obtener el tono y tersura deseados (fondeado).

Enseguida viene la etapa del secado: “Se espera uno a que seque en 20 días para poder trabajar con el pincel”.

Para pintar y decorar las piezas se utilizan pinceles confeccionados con pelo de gato y plumas de gallina, porque el trabajo requerido es muy fino.

Compaseado sin bocetos

“Antiguamente –agregó Chico Coronel– los indígenas trabajaban en oro, por eso era dorar y no decorar, ya con el color es decorar. Trabajamos con diferentes matices para flamear, dorar y hacer el acabado de la caja.”

Las tierras (tecostle, tesicalte y tocte, nombres locales) las traen en pedazos de yacimientos cercanos a Olinalá y luego tateman los trozos antes de molerlos.

El aceite de chía lo preparan en el taller de Coronel, siguiendo procedimientos tradicionales, y lo guardan en recipientes cerrados para que se conserve por largo tiempo.

Flores, ramas, espárragos y animales son las figuras con las que decoran las cajas. “Antiguamente lo que pintaban los indígenas eran selvas con jaguares, conejos, tigres, todo lo que había en el campo. Antes no pintaban flores, ya con la llegada de los españoles empezaron a traer estas figuras y los indígenas las comenzaron a copiar”.

Cuando Chico Coronel, uno de los grandes maestros del arte popular que recibe apoyo de Fomento Cultural Banamex, va a hacer un baúl, primero lo compasea, es decir, traza las líneas rectas que enmarcarán el dibujo.

Si va a usar varios colores, primero pinta con uno, deja secar y luego aplica el otro, hasta terminar el dibujo. No usa cartones o bocetos, sino que siempre crea en el momento.

Los colores naturales los extrae de diferentes vegetales; así, por ejemplo, el negro lo consigue después de quemar la cáscara de encino o el olote de maíz y moler esos materiales.

Por el contrario, las anilinas de colores las compra en la ciudad de México, en Chilpancingo, o en su pueblo.

Respecto de la técnica de laca con hoja de oro y de plata, en la que es un experto, también sigue un proceso particular. Aplica cuidadosamente el oro de hoja, bruñendo con una piedra para que el polvo fino se adhiera parejo y no se desprenda. Esta operación debe hacerse en un lugar cerrado para evitar que el polvo fino se desprenda de la hoja.

Una vez cubierta la pieza con el oro, la deja secar. Después la “dora” (decorarla con pincel) con motivos florales o inspirados en la selva o con una combinación de ambos elementos.

“Es toda una tradición que venimos cuidando desde antes de la conquista y es un trabajo minucioso que se lleva días y días para terminar una pieza. En 1971, por orden del presidente (Luis) Echeverría se rescató la hoja de plata y la hoja de oro. Todos mis hijos saben esta técnica y ahorita trabajamos cinco”, señaló el artesano.

Chico Coronel, quien ha sido distinguido con más de 30 premios y ha realizado objetos especiales para la reina Isabel de Inglaterra, señaló que invertirá el premio de 450 mil pesos en la ampliación de su taller y la compra de material.

Al finalizar la entrevista con La Jornada, Francisco Coronel enfatizó: “he disfrutado mi trabajo como no se imagina ”.

 
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