La ex comisionada se deslinda del guanajuatense: fui honesta, miro de frente, no robé
Escucha Xóchitl Gálvez 40 minutos de críticas de AMLO a Fox en Hidalgo
Censura el tabasqueño las fracasadas políticas neoliberales y la ambición privatizadora del PAN
Cardonal, Hgo., 9 de febrero. Dos pasos atrás del “presidente legítimo”, Andrés Manuel López Obrador, Xóchitl Gálvez, la comisionada nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas en el sexenio pasado, escuchó por más de 40 minutos la condena que el tabasqueño hacía de aquellos políticos a quienes, una vez en el cargo, “les crecen las uñas y se quedan con el presupuesto público”; o de cómo ex presidentes “como el traidor a la democracia, la chachalaca ladrona de Vicente Fox”, reciben pensiones que rebasan significativamente el presupuesto anual de comunidades sumidas en la pobreza y del atraso que a su paso han dejado las políticas neoliberales promovidas por los gobiernos federales en los últimos 25 años, señalamientos que Gálvez Ruiz se fue tragando uno a uno, a veces sonrojada, otras con el rostro endurecido.
Para sorpresa de muchos, la ex funcionaria del gobierno foxista no sólo estuvo presente, sino que acompañó al tabasqueño en el templete durante en mitin que éste encabezó en la plaza pública de Cardonal. Con los brazos cruzados, siguió el discurso de López Obrador, quien criticó duramente el fracaso de las políticas neoliberales y su incapacidad para frenar la expulsión de mano de obra por la falta de oportunidades de empleo; subrayó la ambición de los gobiernos panistas por privatizar el petróleo y la generación de energía eléctrica, así como por limitar el acceso a la educación pública, por mantener con altos salarios a una creciente burocracia “ineficiente” y por “controlar” los medios de comunicación “para que no se escuche otra voz más que la de los potentados”.
Ante la mirada de Xóchitl Gálvez, López Obrador se refirió a la desigualdad en la distribución del ingreso en México, que da lugar a municipios como el de Nicolás Flores, uno de los más pobres de Hidalgo y del país, y el primero que visitó al iniciar su gira por Hidalgo. Destacó la disparidad que representa el hecho de que a la par que estos municipios abandonados, México esté en el cuarto lugar entre las naciones con más ricos, por encima de Canadá, Italia o Francia.
“Da vergüenza hablar aquí de los salarios que cobran algunos funcionarios públicos en el país, como los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tienen un salario de 500 mil pesos mensuales, y que además no sirven para nada, o bueno, sí sirven para algo, para proteger a los mafiosos de la política; cuando haya una mejor distribución del ingreso, vamos a vivir mejor todos, se los aseguro”, enfatizó López Obrador.
Y detrás de él, Xóchitl Gálvez –sin los huipiles ni la sonrisa que acompañó su paso por el gabinete foxista en los eventos públicos y la confianza en el trato con Fox y su esposa, Marta Sahagún, en la sala de estar de la pareja presidencial, donde disfrutó de las deferencias del ex mandatario–, seguía con los brazos cruzados un discurso que conforme avanzaba le iba cambiando el rostro, endureciendo cada vez más sus facciones, algo que trataba de disfrazar mirando ya a los tablones del piso, ya a la plaza llena de perredistas o a los muchos árboles que circundan esta explanada.
Al final de la intervención del tabasqueño, con voz tímida el maestro de ceremonias anunció que Gálvez Ruiz haría uso de la palabra. La ex funcionaria del gobierno foxista dijo entonces, a manera de respuesta respecto de lo que señaló el tabasqueño, que ella era “una ciudadana honesta que mira de frente”. Aseguró que del presupuesto que ejerció no se llevó “ni un peso”, y justificó su presencia en el mismo templete en el que se encontraba López Obrador, señalando que era “una ciudadana sin partido”, que sí fue funcionaria del gobierno foxista “pero no partidista”, al tiempo que reconoció el apoyo de la bancada del Partido de la Revolución Democrática en el Congreso durante su gestión.
Mientras López Obrador contenía en una media sonrisa la franca diversión que le producían las palabras de Xóchitl Gálvez –quien dijo que estaba allí “para apoyar a una persona”, al candidato perredista a la cámara de diputados local, José Manuel Zúñiga, “a quien conozco desde hace muchos años como una persona honrada”, y que merece estar en la Cámara–, ella, con voz que alcanzó la firmeza de otros tiempos, dijo a la gente allí reunida que en Hidalgo el enemigo político es el Partido Revolucionario Institucional (PRI), “un partido de caciques que nos ha sojuzgado”. Refirió que hace unos días declaró que “un político que regala despensas y cobijas en una elección era un pendejo”, y que esto lo vino a comprobar recientemente en Ixmiquilpan, donde los candidatos del PRI realizaban estas prácticas.
Luego, Gálvez dejó el micrófono en manos del maestro de ceremonias y se dirigió a López Obrador, de quien se despidió de mano y con un beso en la mejilla, para luego buscar con la mirada dirigida al suelo algún pretexto que le permitiera bajar del templete lo más rápido posible.
López Obrador continuó su gira de trabajo por Tasquillo, Alfajayucan e Ixmiquilpan, entre otros municipios, donde llamó a los hidalguenses a votar libremente en las próximas elecciones para renovar el Congreso local. Les advirtió que priístas y panistas recurrirán a las viejas prácticas de intentar “comprar el voto y la conciencia” con despensas y cobijas y les recomendó que las tomaran “porque es de ustedes, provienen de sus impuestos, no de la bolsa de los candidatos o de sus partidos, y si es necesario mentir, díganles que van a votar por ellos, pero recuerden que al final el voto es secreto”.
En Ixmiquilpan reapareció Xóchitl Gálvez, quien aseguró que “los hidalguenses estamos hasta la madre de los políticos corruptos y queremos en el Congreso gente con güevos para defender los intereses del pueblo”, por lo que llamó a votar, nuevamente, por José Manuel Zúñiga.
Sin embargo, al final de su intervención y, tras la triste experiencia del mediodía, se retiró del templete, quizá para no escuchar de nuevo las críticas a su ex jefe y al partido que la acogió el sexenio pasado.