Usted está aquí: miércoles 23 de enero de 2008 Cultura Difícil rescate de un templo a cargo de talleres comunitarios

Reportaje /iniciativa cultural vs la emigración

Abren exposición con réplicas de marcos en la Casa Lamm

Difícil rescate de un templo a cargo de talleres comunitarios

Santa Ana Zegache, Oaxaca, pugna por hacerlos autosustentables Reciben apoyo de reconocidos artistas plásticos

Varias instancias aportan ayuda financiera para que habitantes de esa comunidad oaxaqueña aprendan un oficio y desistan de irse a Estados Unidos, pues no sólo se van los hombres, sino familias enteras

Merry MacMasters (Enviada)

Ampliar la imagen Réplicas de los espejos creados por artistas, con base en los originales de la iglesia de Santa Ana Zegoche, que se muestran en el recinto de Álvaro Obregón 99, colonia Roma Réplicas de los espejos creados por artistas, con base en los originales de la iglesia de Santa Ana Zegoche, que se muestran en el recinto de Álvaro Obregón 99, colonia Roma Foto: Cortesía de Georgina Saldaña Wonchee

Ampliar la imagen Trabajadores de los talleres comunitarios, junto a la restauradora y responsable del proyecto, quien aparece de pie Trabajadores de los talleres comunitarios, junto a la restauradora y responsable del proyecto, quien aparece de pie Foto: Cortesía de Georgina Saldaña Wonchee

Ampliar la imagen Aspecto de los talleres comunitarios de Santa Ana Zegache, municipio de Ocotlán, Oaxaca, fundados por el pintor Rodolfo Morales (1925-2001) Aspecto de los talleres comunitarios de Santa Ana Zegache, municipio de Ocotlán, Oaxaca, fundados por el pintor Rodolfo Morales (1925-2001) Foto: Cortesía de Georgina Saldaña Wonchee

Santa Ana Zegache, Oax. Los talleres comunitarios de Santa Ana Zegache –pueblo afectado por la migración de sus habitantes a Estados Unidos–, en el municipio de Ocotlán, Oaxaca, creados en 1997 por la Fundación Cultural Rodolfo Morales para la restauración de su templo del siglo XVI, siguen adelante en esa difícil tarea gracias al apoyo de diferentes instancias culturales.

En la actualidad, esa iniciativa cuenta con apoyo económico de la Fundación Alfredo Harp Helú para la restauración del Retablo del Dulce Nombre.

Hace dos años, en 2006, los talleres recibieron una aportación financiera de la Fundación Rockefeller para hacer reproducciones de los singulares espejos, con sus respectivos marcos, colocados originalmente en la nave mayor; como símbolo de la eucaristía, el cuerpo de Cristo debía reflejarse en los fieles.

La institución estadunidense también contribuyó hace dos años, al igual que la Harp Helú, para la restauración del Retablo de la Virgen de Guadalupe, obra que requirió de más fondos, pues contiene mucha pintura en tela, inclusive, una pieza firmada por Miguel Cabrera.

Altruismo de 25 artistas

Asimismo, el año pasado, el espacio de arte La Curtiduría, que dirige el pintor Demián Flores, y la Fundación Alfredo Harp Helú, convocaron a 25 artistas –Sergio Hernández, Gabriel Macotela, Germán Venegas, Gilberto Aceves Navarro y Alejandro Santiago, entre otros– para pintar un marco y donarlo con el propósito de que los jóvenes integrantes de los talleres comunitarios pudieran reproducirlo y ofrecerlo en venta para apoyar el proyecto.

La exposición Zegache Talleres Comunitarios. Espejos: una intervención artística sobre el siglo XVIII, de los marcos donados, su copia respectiva y las réplicas de los marcos originales del templo de esa población oaxaqueña, será inaugurada hoy a las 19:30 horas en el Centro de Cultura Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma).

Georgina Saldaña Wonchee, restauradora y responsable de los talleres, recuerda que el pintor Rodolfo Morales (1925-2001), tras crear su fundación en 1992, volteó la mirada hacia la iglesia dominica del siglo XVI, ubicada en Santa Ana Zegache, que estaba en muy mal estado.

El pueblo existe desde tiempos prehispánicos. Cuando los sacerdotes dominicos evangelizaron a los habitantes de la zona, se estableció la religión en dos idiomas: mixteco y zapoteco, para que se pudieran entender los feligreses de ambas culturas.

Originalmente, Santa Ana Zegache subsistía gracias a la agricultura, pero en la actualidad el trabajo de campo no es suficiente y la población sobrevive pese al creciente número de personas que emigran para trabajar en Estados Unidos. No sólo se van los hombres, sino familias enteras.

Saldaña Wonchee explica: “La fundación Morales inició el rescate de la parte arquitectónica, para lo que emplearon gente del pueblo, y se formó un taller de restauración con mujeres para rescatar la pintura mural de diferentes periodos y la hoja de oro que existe en la nave de la iglesia. Este proyecto duró un lustro.

“El pueblo era casi de puras mujeres cuando el maestro Morales llegó aquí. Su idea era, sobre todo, emplearlas para que tuvieran un oficio, más que revertir la migración.”

El diseño de la fachada, que no era original, sino del siglo XX, y al que le faltaban algunos motivos, causó controversia.

“Morales decidió intervenirla y aplicarle color a semejanza de los bordados que se hacen por acá. En los nichos, en lugar de poner santos, puso floreros. A muchos les pareció que era demasiado evidente la huella que dejaba Morales. Pero, al restaurar la iglesia, rehabilitó gran parte del corazón del pueblo”, expresa Saldaña Wonchee.

A raíz de eso, a los habitantes les empezó a interesar más el aspecto del pueblo y pintaron las fachadas de lo que es el primer cuadro, con el palacio municipal.

En esta primera etapa se realizaron las siguientes restauraciones: el templo en lo arquitectónico, la barda atrial y el atrio; las capillas pozas; la fachada, donde se colocó una malla especial sobre ésta para protegerla; el curato; el piso del templo; dos obras de caballete en el Taller Restauro de la ciudad de México; se realizó un inventario, y se restauró el plano de la población.

Una segunda etapa contempló la restauración de los retablos, lo cual se haría en talleres dentro del curato de la iglesia.

Lista de espera

Con la muerte de Rodolfo Morales, el 30 de enero de 2001, el proyecto se detuvo, pero se retomó en 2004 con la restauración del primer retablo, el de la Virgen del Carmen, ahora con un primer apoyo económico de la fundación Harp Helú.

Georgina Saldaña Wonchee acota que dicho proyecto requirió mucho tiempo, porque se hizo sólo con dos personas del pueblo.

Después, se obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller para emplear a 12 jóvenes migrantes zegachecos y capacitarlos para reproducir los espejos encontrados en la iglesia, para su comercialización. Se pretende que a futuro el taller de reproducción sea autosustentable. Hasta el momento se han hecho 200 reproducciones y casi la mitad ha sido colocada en el mercado.

En Santa Ana Zegache, “la perspectiva de los jóvenes es irse a Estados Unidos y hacer una vida allá”, indica Saldaña Wonchee.

Los talleres comunitarios sirven para “detenerlos un poco en el pueblo, ya que es un empleo en el cual no sólo se ganan la vida, sino que se enriquecen espiritualmente con el arte y aprenden un oficio que les pueda servir en algún momento si de todas maneras emigran”, señala la restauradora.

La beca de la Fundación Rockefeller se dirigió específicamente al problema migratorio. Allí surgieron nuevos problemas. “Sólo pudimos emplear a 12 jóvenes y el resto del pueblo se montó casi en armas porque todos querían el empleo”. Hoy día hay una especie de lista de espera para entrar a los talleres.

La entrevistada anota que “dos jóvenes se fueron porque ya tenían la necesidad o el plan de irse a Estados Unidos”, aunque reconoce que “la paciencia y la dedicación que demanda este oficio no es para todo mundo”. Pero, “si se van, mandan a sus hermanos”, para no dejar la plaza.

De acuerdo con la restauradora, en una ocasión había “muchos malos entendidos en el pueblo porque no sabían qué se hacía en el taller. El municipio no daba buena información, entonces el sacerdote, después de la misa, me permitió dar una explicación a todo el pueblo y una visita guiada a los talleres y las bodegas.

“Eso fue muy bueno, porque el pueblo se tranquilizó. Habían dicho ‘dónde está cierta imagen y dónde está esa otra’. Vieron dónde estaban, que las teníamos en bodega o en taller.”

Sin duda, los espejos y sus marcos son elemento único de Santa Ana Zegache.

Al respecto, Saldaña Wonchee dice haber visto “unos similares en Tlacolula, que están a todo lo largo de la capilla de los mártires. Unos son de yeso, como parte de la ornamentación de la nave; son águilas bicéfalas en su mayoría. Pero policromadas y con los diseños de Santa Ana Zegache, jamás los he visto”.

En cuanto a los espejos/marcos trabajados por los artistas contemporáneos, la entrevistada señala que al donar su obra apoyan para paliar “el problema social de la migración y luchar por el rescate del patrimonio, pero más que nada lo hacen para dar trabajo a jóvenes de escasos recursos”.

 
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